Saltillo, Coahuila. 21 de septiembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- El oso negro americano (Ursus americanus) es una especie considerada en peligro de extinción a nivel nacional y sujeta a protección especial en la Sierra del Burro, en el norte de Coahuila, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Como parte del proyecto Desierto Viviente y con la finalidad de contribuir al equilibrio medioambiental de la región, el Museo del Desierto (Mude) realiza esfuerzos de rescate, rehabilitación y conservación de este mamífero representativo del noreste de México.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, los protagonistas de esta iniciativa de conservación explican la importancia de esta especie, su estado actual en el sureste de Coahuila y las alternativas para contribuir a su conservación.

Con esta labor ecológica, el Mude busca crear conciencia en sus visitantes y la sociedad en general, respecto al valor de la fauna de la entidad y fomentar el cuidado y protección de la naturaleza como parte de una cultura ecológica que trascienda hasta las próximas generaciones.

Desde 2007, el Mude inició trabajos de rescate y conservación del oso negro americano en el estado.

“Es uno de los mamíferos más grandes que hay en el norte de la república y el continente americano. Es una especie que habita entre los 600 hasta los tres mil metros sobre el nivel del mar (msnm), estos animales se pueden encontrar desde Alaska, Canadá y Estados Unidos”, explicó José Antonio Valencia Reyes, médico veterinario responsable del Mude.

El oso negro puede medir en vida silvestre desde 1.30 metros (m) hasta 2.10 m y llega a pesar entre 50 y hasta 175 kilogramos (kg) incluyendo hembras y machos, la hembra siempre más pequeña. En cautiverio, son animales que llegan a medir 2.20 m y pesan hasta los 200 kg. Habitan principalmente bosques de pinos y encinos en las serranías.

“Es uno de los mamíferos más grandes que hay en la república mexicana, hay que tener en cuenta que dentro de los osos que hay es pequeño, eso viene en relación a la cantidad y calidad del alimento que tiene disponible. Es decir, un oso que se encuentra en Alaska de otra especie está acostumbrado a cazar animales de mayor talla, y al cazar animales de mayor talla, tiene que ser más robusto y grande. Aquí en la república mexicana tienen acceso a liebres, uno que otro insecto y eso va íntimamente ligado a su tamaño”, detalló el veterinario del Mude.

De acuerdo con la época del año, son animales que están acostumbrados a comer desde bayas, legumbres, algunos helechos, en época de primavera, hasta yuca, sotol, nopales, roedores, etcétera. En cautiverio consumen entre los 10 y 25 kilos de alimento por día, su comida incluye frutas, arroz, avena, fuentes de proteína que pueden ser pollo o sardina, hasta suplementos alimenticios como vitaminas y minerales.

El oso negro americano está considerado en peligro de extinción a nivel nacional y sujeto a protección especial en la Sierra del Burro, en el norte de Coahuila, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010 de Protección ambiental de especies nativas de México de flora y fauna silvestres, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Este mamífero forma parte de estas categorías debido a la cacería furtiva, la baja disposición de alimento y la fragmentación de su hábitat por las actividades del hombre.

Valencia Reyes señaló que de acuerdo con los últimos estudios que se hicieron, en Coahuila podemos encontrar un oso por kilómetro cuadrado (km2), en tanto, otro estudio sobre una región de Arizona con clima similar, determinó que había un oso cada tres km2. Este saldo positivo es a raíz de convenios de diferentes niveles de gobierno con ganaderos para la protección de la especie y mayor cultura de cuidado al animal que hace dos décadas estuvo a punto de extinguirse.

“Sin embargo, no deja de estar en riesgo de extinción, por lo mismo, hay nuevos intereses de cazadores que buscan la vesícula biliar y ocasionan la cacería furtiva en la región del oso negro. Es fundamental evitar la cacería furtiva para que esta especie no desaparezca”.

El médico veterinario aclaró que, a diferencia de la creencia popular, el oso negro no hiberna, ya que esta acción del animal está relacionada con la disposición de alimento. En este caso, la región no tiene inviernos tan extremos y sus nevadas son aisladas en comparación con otras zonas de Norteamérica, por lo que siempre hay alimento para el oso negro. Únicamente hibernan las hembras jóvenes o preñadas.

Centro de rescate y conservación

Como parte del proyecto Desierto Viviente del Museo del Desierto, la institución se convirtió en un centro de rescate y conservación de oso negro americano desde hace poco más de una década.

“Desde el principio, en Desierto Viviente buscamos mantener fauna prioritaria para su conservación en México, eso te da la opción de tener un banco de germoplasma vivo, tenemos genética y si se necesita, se utiliza en programas de reproducción, fue en el momento que crecimos en el área de clínica y cuarentena, porque era una necesidad de recibir animales y seguimos con lo mismo”, comentó Fernando Toledo González, responsable de Fauna y encargado del proyecto Desierto Viviente del Mude.

El Mude se ha convertido en un centro de rescate para osos negros cuando hay catástrofes medioambientales como incendios forestales, ya que si hay presencia de osos durante el siniestro, se presenta el caos, debido a que en temporada de primavera-verano, normalmente, las hembras tienen crías y se pierden sus cachorros cuando el humo no les permite olfatearlos y se separan.

“Llevamos desde 2007 resguardando osos negros, tenemos una pareja de osos, ya mayores, rescatados de un circo, así empezamos a tener muchos osos que nos traían las autoridades como Profepa (Procuraduría Federal de Protección Ambiental), Sema (Secretaría del Medio Ambiente del Estado) y la Semarnat, sobre todo, oseznos”, detalló Toledo González.

El responsable de Desierto viviente aclaró que lo ideal, después de un incendio, es regresar al cachorro a la naturaleza, acercarlo al lugar del siniestro con las debidas precauciones, ya que su madre lo buscará. En caso de no localizarla, es necesario su rescate y conservación.

“En 2011 tuvimos incendios en prácticamente todas las sierras del estado y, desafortunadamente, hubo muchos oseznos que quedaron huérfanos o alguien se los llevaba a su casa y terminaban llamando a Protección Civil que se los llevaba otros dos o tres días, ya cuando llegaban aquí los animales estaban muy deshidratados o desnutridos porque no sabían qué darles de comer y estaban tomando leche materna en ese periodo. Lo primero que se tiene que hacer es buscar a la mamá; si lo vas a contener, lo mejor es llevarlo a la zona y las partes donde ya no haya fuego, las madres van a estar buscando a sus hijos”, subrayó Toledo González.

Actualmente, el Mude cuenta con seis ejemplares de oso negro americano, dos hembras y cuatro machos, desde cachorros hasta dos adultos de 20 años de edad. Los especialistas indicaron que en el Mude no se reproduce la especie, debido a la falta de espacio para más osos.

“Fueron llegando muchos, muchos se han movido porque no tenemos instalaciones para tener tantos animales, podemos tenerlos un periodo y luego pedir apoyo a otras instituciones. Logramos la liberación de dos ejemplares en 2015, pudimos reintegrarlos a la sierra de Coahuila cerca de Ocampo y Múzquiz hacia Maderas del Carmen”, comentó Toledo González.

Los especialistas coincidieron en que el Mude seguirá con su labor de rescate de osos y rehabilitación hasta donde sea posible en sus instalaciones. Sin embargo, trabajan en una posible reintegración de individuos de osos a su hábitat.

“Vamos a seguir siendo un centro de rescate y rehabilitación y si hay necesidad de recibir a un oso u otro animal, vamos a recibirlo, pero la idea es reintegrarlo. Hay la posibilidad de un proyecto, estamos viendo qué tan factible es. A grandes rasgos, consiste en ponerles un collar de telemetría satelital a dos ejemplares que tenemos desde 2011, que crecieron aquí, y al mismo tiempo capturar a dos osos silvestres, ponerles un collar y, durante seis meses, monitorear a los cuatro ejemplares y conocer su comportamiento”, puntualizó Toledo González.

Los especialistas agregaron que Mude seguirá con su labor de concientización del cuidado y el respeto de las especies del semidesierto de Coahuila, además de fomentar la creación de pasos especiales de osos en zonas donde han sido atropellados, como en la localidad de Huachichil, en Arteaga, Coahuila, y en La muralla, en la carretera Saltillo-Monclova.

“Tenemos que crear conciencia y no solo de osos, sino de cualquier animal, empezar a respetar eso, porque esto seguirá pasando, si hay sequía y calor, los animales se tienen que mover porque se les acaba el alimento en su área y van a desplazarse a buscar alimentos en otros lados. Debemos respetar para conservar nuestro planeta”, subrayó Toledo González.