El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), a través de su agencia informativa divulgó una nota a nivel nacional donde los investigadores del Colegio de Michoacán (COLMICH) Magdalena García Sánchez y Alberto Aguirre, relatan los trabajos que han hecho en la localidad a través del proyecto Arqueología, Educación y Patrimonio Cultural.
Brunoticias reproduce de manera íntegra la nota firmada por Ana Luisa Guerrero y dada a conocer el día de ayer en su portal informativo.

México, DF. 26 de octubre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Es una mañana de octubre, el viento refresca el rostro de una veintena de ciclistas con deseos de conocer el municipio de La Piedad, Michoacán. Entusiastas recorren la orilla del río Lerma para admirar la belleza del Puente Cavadas y los vestigios de lo que fueron cuatro presas termoeléctricas que se erigieron en los albores del siglo XX. Cerca de ahí se ubica la zona arqueológica de Zaragoza y la reserva ecológica de Acuitzio, sitios que también se disponen a visitar.

Estos viajes forman parte del proyecto Arqueología, Educación y Patrimonio Cultural que dirigen los doctores Magdalena García Sánchez y Alberto Aguirre, investigadores de El Colegio de Michoacán (Colmich), el cual está conformado por trabajos de rigor histórico y arqueológico en La Piedad.

De estas investigaciones, que forman parte de las Líneas de Generación y/o Aplicación del Conocimiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se desprende otro programa titulado Hacia la recuperación del patrimonio cultural piedadense, cuyo propósito es dar a conocer a la sociedad la riqueza de ese municipio e involucrarla en su promoción y conservación.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la profesora Magdalena García, del Centro de Estudios Arqueológicos del Colmich, detalla que esta línea de investigación surgió de la necesidad de identificar y utilizar de forma eficiente la proyección de los recursos culturales, arqueológicos e históricos en el municipio de La Piedad de Ocampo, de aplicar estrategias de divulgación educativa enfocadas en la protección de los bienes patrimoniales y de vincular los saberes tradicionales del pasado con el presente.

Con estos trabajos se reconoce la necesidad de estudiar los saberes tradicionales para entender el patrimonio histórico y arqueológico de la región, pero también tejer lazos con instituciones de educación a fin de inculcar la conciencia para la protección y preservación del patrimonio.

De acuerdo con la investigadora, las acciones de protección que se establecen coadyuvan al fortalecimiento de la identidad de los habitantes del municipio con los recursos culturales, pues refiere que se percibía un desinterés hacia ellos.

“Nosotros venimos a esta ciudad y es muy común encontrar que los propios piedadenses, aunque están muy orgullosos de su tierra, no tienen ninguna idea de qué ofrecer a los visitantes, es común encontrar esta actitud que aquí no hay nada que ver; hicimos una investigación más científica y formal”, detalla.

Vinculación con el río Lerma

En entrevista, García Sánchez detalla que en la búsqueda histórica de La Piedad se descubrió que desde la época prehispánica está ligada al río Lerma, cuyo caudal se ubica a la orilla de su territorio, y todavía hace unos 40 años se desbordaba e inundaba toda la ciudad.

“Las investigaciones arqueológicas en Zaragoza dan cuenta de más de cien jeroglíficos que tienen la figura en forma de espiral que, de acuerdo con los estudiosos del tema, está asociado con el agua. Además encontramos que hay una presa construida con el mismo estilo arquitectónico del puente de La Piedad de Cabadas. Este puente, en su momento, era vanguardia en ingeniería porque se erigió sobre un río que era muy caudaloso en la época en que fue levantado que, de acuerdo con los registros, fue en 1832”.

Indica que, según el trabajo de los investigadores Alberto Carrillo y Alberto Aguirre, la presa de Ticuítaco era muy valiosa para los habitantes de la zona porque fue aprovechada para hacer trabajar una máquina donde presumiblemente se molía trigo. La obra, que todavía está en pie, está fechada en la década de los años 40 del siglo pasado y de acuerdo con los archivos históricos se reconoce al sacerdote José María Cabadas como el responsable de su diseño y construcción.

Los registros dan cuenta de la existencia de cuatro plantas hidroeléctricas erigidas a principios del siglo XX, que evidencian la historia de La Piedad muy ligada con el río Lerma, y las cuales se utilizaban para bombear agua a los sembradíos, más que para la producción de electricidad.

Frente a esta riqueza histórica y arquitectónica, la investigadora del Colmich refiere su preocupación en la pérdida del conocimiento y reconocimiento de los bienes patrimoniales, por lo que puso en marcha estrategias para su conocimiento y recuperación.

“Empezamos con conferencias (a las que venían estudiantes de educación media superior) y decidimos probar con visitas guiadas, las cuales nos han dado buenos resultados porque se trata de paseos lúdicos”, asevera.
Involucrar a la sociedad

La arqueóloga del centro público de investigación del Conacyt —que muestra un gran interés en divulgar el trabajo científico— refiere que las visitas guiadas en bicicleta o a pie del Ecomuseo Ruta del Agua han sido efectivas para reconstruir el eslabón de la comunicación patrimonial, por lo que tienen gran interés en mantenerlo y ampliarlo.
En tanto, en coordinación con las autoridades municipales se trabaja en la instalación de un parque temático relacionado con el agua, el cual estaría dirigido a estudiantes de educación básica, media superior y superior, donde se pretende reflejar las evidencias arqueológicas encontradas relacionadas con la captación del vital líquido.

Por ser La Piedad un lugar donde el tejido de rebozos es una actividad constante, los investigadores y autoridades también proyectan crear el Museo del Rebozo con el propósito de difundir el valor y la riqueza de esta prenda nacional.

La estrategia de difusión incluye el trabajo con estudiantes, sobre todo de los colegios de bachilleres de la entidad, donde se ha echado a andar el uso de los bienes patrimoniales como apoyo a la docencia en la enseñanza de la historia, a través del cual los estudiantes han participado en el registro de los bienes patrimoniales.

“El apoyo de la academia en estos temas es fundamental. La disciplina arqueológica necesita el apoyo de la comunidad y de la sociedad en su conjunto para colaborar en la preservación del patrimonio, para conservar esta riqueza necesitamos el apoyo de la sociedad, pero si no nos comunicamos con ella será muy difícil este trabajo”, concluye.