BIOECONOMUNDO, por Rodrigo Diez de Sollano

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Durante la primera mitad del mes de agosto de 2017 sucedieron muchas cosas a nivel local, nacional y mundial que aparentemente están fuera del control del común de los mortales, pero que de diversas formas nos afectan a todos(as). Por ejemplo:

a) El Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) otorgó la constancia de mayoría al candidato de PRI a Gobernador del Estado de México, validando una elección que está impugnada en los tribunales.

b) El Departamento del Tesoro del gobierno de los Estados Unidos (EUA) hizo públicas las acusaciones de lavado de dinero al cantante Julión Alvarez y al futbolista Rafael Márquez y como reacción el gobierno de México decide congelar sus cuentas bancarias y de sus familiares más cercanos.

c) Los presidentes de Corea del Norte Kim Jong-un y de EUA, Donald Trump, subieron el tono de la disputa entre ambos países, amenazándose mutuamente con posibles ataques con cohetes de largo alcance e incluso con armas nucleares, coincidiendo con el aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki.

d) El temporal de lluvias, siendo escaso, ya cobró su cuota de daños con unas cuantas tormentas, incluyendo una fuerte granizada, haciendo visible que nos está afectando el cambio climático, aun cuando Mr. Trump decida cambiarle de nombre.

e) Los supremacistas blancos en los EUA vuelven a hacer daño a quienes consideran sus enemigos, esta vez en Charlotteville, Va, atropellando a varias personas y como resultado provocando la muerte de una mujer defensora de los derechos humanos. Agravan el caso las desafortunadas declaraciones del presidente Trump.

Ante esta avalancha de malas noticias los ciudadanos de a pie nos preguntamos: ¿No hay más remedio que agachar la cabeza y mantenerse callados?

A primera vista parece que no hay nada que se pueda hacer y que esté al alcance de los ciudadanos comunes, ante las decisiones del IEEM; el lavado de dinero en las grandes y pequeñas ciudades e incluso en los pueblos; frente a las bravatas de los jefes de Estado de Corea del Norte y de EUA; ante los impactos del cambio climático o las acciones agresivas de los supremacistas blancos… La respuesta rápida es: ¡No hay nada que podamos hacer! ¡Resiste el vendaval, adáptate a las circunstancias o muere!

Pero si revisamos la historia descubriremos que la resistencia unida y permanente de miles de ciudadanos comunes, ha cambiado lo que parecía imposible: los imperios más poderosos han desaparecido y los gobernantes dictatoriales cayeron. El tiempo y la resistencia permanente y en muchos casos pacífica de los oprimidos, termina por romper los muros que parecían inexpugnables.

Invito a escribir tweets, mensajes en Facebook y otros medios en las redes para presionar a los gobernantes, aprovechando los contactos internacionales para que se realicen elecciones limpias y transparentes. Para que la información acerca del lavado de dinero no dependa de lo que quieran compartir los servicios de “inteligencia” de otros países. Para que la ONU sea un organismo activo y efectivo para promover y proteger la paz. Para que los medios informativos y el sistema educativo sean promotores del cuidado del medio ambiente.

Parecería poca cosa un correo electrónico, un mensaje de WhatsApp, pero de uno en uno podemos sumar millones de mensajes y con esto inclinar la balanza de las decisiones que nos afectan a todos los habitantes de la Tierra.

Finalmente, pero no menos importante: no hay que descartar el poder de la intención de millones de ciudadanos de a pie que creemos en una vida trascendente y que buscamos la paz del mundo.

Fuentes de Información

Aristegui Noticias, Animal Político, The New York Times (1 a 13/agosto/2017)