CÓMO NO ESTAR TRISTE…

Este escrito lo hago con una doble intención: Por un lado, contestarme a mí mismo cómo puedo hacer para no estar triste con todos los terribles acontecimientos que como sociedad estamos viviendo en México y el mundo, y al mismo tiempo, compartir mis reflexiones con conocidos y amigos, para que me hagan favor de comentarme cómo están enfrentando ellos estos tiempos tan complejos que nos ha tocado vivir.

Parto de la base de reconocer que la humanidad a lo largo de su historia siempre ha enfrentado retos enormes como son: fenómenos naturales, pandemias, guerras y desigualdad económica, que seguramente en otros tiempos fueron más duros que los que actualmente sufrimos.

Sin embargo, el que otros tiempos hayan sido mucho más complejos no me genera un consuelo suficiente, como para que estas crisis múltiples que vivimos hoy en el mundo, y particularmente en mi país, no me afecten tan duramente. El avance primero lento y luego cruelmente arrollador del COVID, el daño económico que esto ha causado y amenaza seguir causando, la inseguridad y criminalidad que nos golpea un día si y el otro también, aunado a luchas políticas interminables entre quienes nos gobiernan, es una mezcla que nos está causando grandes daños en nuestro ánimo, y lo que es más serio, en nuestro espíritu.

Tengo que reconocer que, frente a estas cuatro crisis simultáneas, primero decidí conscientemente mantenerme lo más lejano posible de las noticias, de todo tipo de problemas que no me afectarán de manera directa, enfocado sólo en mi entorno y en mi familia, más cercano a Dios, pensando que podía transitar estos tiempos “navegando por la orilla del caos”, cooperando con la sociedad al mantenerme sano y activo en mi trabajo.

Más pronto que tarde, la vida me ha hecho ver que mi estrategia simplemente no me alcanza para poder vivir y dormir tranquilo. Que es imposible no ser impactado por las imágenes permanentes de cadáveres (que antes fueron seres humanos como yo), de gente sin recursos suficientes para comer, de auténticos héroes del sector Salud arriesgando a diario su vida, mientras los ciudadanos salimos a la calle muchas veces de manera innecesaria, y además de todo esto, el intenso ruido de fondo de una lucha política interminable, la cual promete ponerse mucho peor el próximo año en el que tendremos elecciones.

Les comparto que Gracias a Dios conservo mi trabajo, la Salud de mi familia es buena, y aunque no hemos estado exentos de decesos en mi familia por causa del COVID, en general me siento bendecido al entender por lo que están pasando millones de mexicanos que están sufriendo por falta de Salud, de empleo, inseguridad, desastres naturales que tampoco nos han faltado, etc.

También les comento que como siempre pasa en los temas relevantes, fue poco a poco como fui cayendo en cuenta de lo mucho que este entorno me ha estado afectando. Primero con dolores musculares extraños, problemas para dormir, cansancio extremo, falta de ánimo.

Fue hasta meses después de lidiar con estos males, que me fui formando una clara conciencia de que estaba seriamente estresado, y que aún y cuando yo pretendía vivir enfocado sólo en lo bueno, con un énfasis en lo positivo, y agradecido por las bendiciones recibidas, no podía sustraerme a una realidad contundente: nuestro país está sufriendo terriblemente y en muchos casos de manera innecesaria.

Entiendo muy bien que en lo político sea complejo ponernos de acuerdo. Las posiciones entre quienes han llegado al poder, y quienes lo dejaron después de años de abusar impunemente de todo y de todos, son completamente opuestas. Sin embargo, en medio de estos grupos vivimos millones de familias mexicanas que sin estar con unos u otros, pensamos que se puede manejar de mejor manera la pandemia, la crisis económica, y a quienes la inseguridad ya nos parece inmanejable (una sociedad sana, no puede ni debe aceptar la normalización de crímenes y ejecuciones).

Todas estas ideas juntas en mi cabeza, me han llevado a preguntarme que puedo hacer yo como un ciudadano común para mantener sano mi espíritu, y al mismo tiempo, tener entusiasmo suficiente para colaborar desde mi posición con la construcción de un mejor país.

Mis conclusiones con respecto a qué actividades puedo hacer, las he tomado de lo que algunos conocidos me han compartido que están haciendo, y con mucho gusto las enlisto, aclarando que yo he seleccionado sólo algunas, y las he comenzado a trabajar de manera muy modesta.

  • Estar cada vez más consciente, y mencionar con mayor frecuencia a mis amigos y familiares lo mucho que la vida y Dios nos ha dado.
  • Apoyar a los grupos de ciudadanos que hoy están trabajando para ayudar a los enfermos de COVID o a sus parientes, (son muchos, y están haciendo cosas increíbles).
  • Buscar mantenerme activo en mi trabajo, y muy atento para no dejar que se pierda ningún empleo, apoyando especialmente a negocios locales -Procurar el diálogo con autoridades y miembros de nuestra comunidad, para que no perdamos de vista lo realmente importante: cuidar la vida de las personas, tratando de dañar lo menos posible la economía.

Como comentario adicional sobre este tema, quisiera mencionar que el pensar que todos nos enfermaremos irremediablemente, y que por ello debemos permitir que la naturaleza determine quien vive y muere me parece criminal. Los datos muestran contundentemente, que es la gente de menos recursos la que tiende a morir primero a causa del COVID.

  • Platicar con mis amigos y conocidos, para concientizarnos de que como ciudadanos debemos de participar más en la vida social y política de nuestra comunidad. No podemos dejar las decisiones sobre el futuro de nuestra ciudad, Estado y País sólo en manos de los políticos.
  • Apoyar de alguna forma a personas con problemas de salud previos al COVID, que ante la falta de empleo y recursos no han podido continuar con sus tratamientos o los de sus familiares. En muchos casos, sólo requieren de un pequeño apoyo o viáticos para desplazarse a tomar el tratamiento.
  • Acercándome a instituciones serias que trabajan en la interminable lucha contra las adicciones, problema que durante esta pandemia ha crecido de manera muy importante. No hay que dejar de ver que detrás de muchos de los feminicidios y problemas de violencia familiar que hoy tan fuertemente nos impactan, están las adicciones.

La polarización social y política que hoy vivimos se fue gestando a través de años de abusos y falta de sensibilidad, sin embargo, aspiro a que una vez reconocidas estas fallas, podamos trabajar juntos para resolverlas, y no dejemos que como sociedad nos enfrenten y nos conviertan en enemigos.

Paradójicamente, estoy confiado en que al estar navegando como país a través de esta tormenta, podremos entender que debemos buscar estar más cerca unos de otros, que las voces radicales de ambos bando son pocas pero ruidosas, y que los ciudadanos buscamos más o menos los mismos fines : poder vivir con nuestra familia sanos, en paz, con trabajo y educación.

Como conclusión, me parece que la única manera como yo puedo no estar triste y transitar de manera positiva por esta etapa de mi vida, es siguiendo dos muy valiosas recomendaciones, la primera es del Dr. Carlos Llano: “Cuando las circunstancias aprietan hay que ir al fondo, y el fondo siempre es la persona “

La Segunda del Papa Francisco: “Nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia adelante. Qué importante es soñar juntos. Al soñar solos, se corre el riego de tener espejismos en los que ves lo que no hay, los sueños siempre se construyen juntos “

MÁS INFORMACIÓN SOBRE FRANCISCO ROMO EN BRUNOTICIAS

“El que no sabe lo que está buscando, no sabe qué hacer con lo que encuentra“.

Triste.