• Se llevaron a cabo homenajes en la Dirección de Seguridad Pública y en el Teatro del Pueblo de La Piedad.
  • Crónica de Bruno Eduardo Aceves Alejandre

Un escritorio de la Dirección de Seguridad Pública de La Piedad sirvió como un improvisado sostén para el féretro del policía caído. El silencio sólo fue roto por el otro “silencio” ejecutado por la banda de guerra. Las caras largas de policías, tránsitos, paramédicos, bomberos, rescatistas y socorristas se repetían una tras otra. Hasta los propios integrantes del Ayuntamiento estaban consternados y cabizbajos.

El astro rey caía a plomo esta mañana de invierno en La Piedad. Fue lo único que calentó el ambiente de luto por la pérdida de Adalberto Hassan Rojas Arroyo. Sonó tan fuerte y estremecedor un pase de lista que hacía eco en las rocas. Las tres veces que sus compañeros y colegas al unísono respondieron: ¡PRESENTE! erizaban la piel de cualquiera e hicieron romper en llanto a sus deudos.

La Síndico Municipal, Esther Naranjo Armendariz, leyó una condolencia a nombre de todo el Gobierno Municipal de La Piedad. Las guardias se repetían una tras otra, todas con distinto uniforme pero con el mismo gesto adusto de quien sabe que algún día puede ser Él o Ella a quien vigilen sus compañeros de turno, de batalla, de corporación, de rescate, de misión, de servicio.

Ya en el teatro del pueblo la historia de repitió. Primero con honores a la bandera, después esa enseña patria abrazó el ataúd con los restos mortales de Hassan a forma de cobijo y despedida. La elegía de sus propios compañeros fue un homenaje a su carrera de servicio. Después las sirenas lloraban, la familia sollozaba y las fibras más sensibles se tocaron con el poema al policía…

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SE AHOGA POLICÍA DE LA PIEDAD AL SALVAR A SUS HIJOS EN PRESA DE DEGOLLADO

El Policía se puso de pie y quedó delante de DIOS, listo para la última inspección por la cual tendría que pasar, presentándose con la hebilla del cinto, distintivos de metal y sus
insignias con brillos impecables.

-Dijo Dios:
Un paso al frente, Policía
¿Cómo deberé juzgarlo?
¿Fuiste fiel a la Iglesia ?

¿Diste el otro lado de tu mejilla al enemigo?
¿Bendeciste a tu hermano ?

El Policía, cabizbajo, responde: ¡NO!, ¡NO SEÑOR!
Nosotros, los que andamos uniformados o no, no siempre podemos exteriorizar nuestros sentimientos.

La mayoría de los domingos, no cumplía al ir a la iglesia, no iba Señor.

En muchos momentos hablé de modo impuro… hubo muchas veces en que fui violento, pero entiende Señor… mi mundo es muy duro… y no siempre me sentí apropiadamente contenido para canalizar todas esas cosas que me quedaban marcadas en mi alma.

Nunca tomé nada ajeno que por derecho no fuese mío. Y cuando más las cuentas se acumulaban, a los trabajos extras yo me dedicaba, y de mi familia me alejaba. viví sin dormir por mucho tiempo cuidando las noches y velando por todos ellos hijos tuyos mis hermanos a los que Tú me encomendabas.

Señor Dios, eres mi Padre, eres fiel y se que me perdonas, pues lloré por muchas cosas distintas, por problemas que no eran míos, por personas que ni siquiera conocía, y por un sinnúmero de propios en silencio, por gente amada que nunca me entendería y jamás me valoraría, pero las lagrimas fueron de emoción y de gratitud, me sentía emocionado, quería un mundo mejor para todos, sin distinción aunque ni siquiera mi esposa llegara a entender mi angustia en mi mirada…

Reconozco que no merezco estar en Tu gloria; cometí muchos errores y se bien que varios de los que ahí ya están, jamás me quisieron tener cerca, a no ser cuando estaban con algún problema, y yo incondicionalmente estaba listo para ayudarlos.

porque aprendí eso señor a manejarme con respeto por la gente que se lo merecía y lo único que no fui nunca capaz de soportar la injusticia y que me estigmatizaran por otros que no supieron llevar con honor este uniforme, el que nunca permití que degradaran cuando tuve la razón.

Si hubiera un lugar para mí, agradezco de corazón, y lujo no preciso, no fui formado, ni pude acceder a ello con mi salario y ya no estoy acostumbrado. Y, en caso de no haber lugar, sabré entender Tu verdad.

Antes de Tú decisión amado Dios, ruego para que vigiles con cariño y cuidado a aquellos que dejé allá, pues son personas que amo, y que jamás podré proteger. y más que tu veredicto temo esos pendientes, esas palabras que no pude decir, ese cariño que me fue negado a dar. Recuérdales a todos ellos lo mucho que los amé y seguiré amando aunque lejos de mi vista estén.

Un silencio absoluto reinaba alrededor del trono donde los Ángeles sobrevolaban y el Policía, postrándose, espera el veredicto del SEÑOR.

Tu cuerpo me sirvió con alma y corazón. Amor, sentimiento y dedicación.

Fuiste escudo para el prójimo. Viviste en pro de la vida.

Por lo tanto… ve y anda en paz por el paraíso que el infierno ya fue tu misión.