Ciudad de México, 16 Ene (Notimex).- Luego de las fiestas de fin de año, es común que se enfrente una situación económica complicada por un mal manejo de las finanzas personales o familiares, por lo que ante una situación adversa se recurre a préstamos informales, créditos o empeños de prendas de valor.
Para reconocer cuál de estas opciones conviene más a las finanzas de cada persona, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) ofrece en su revista Proteja su Dinero una lista de ventajas y desventajas de cada uno de los citados servicios.
Explica que el préstamo informal es aquel que se puede solicitar a un prestamista, familiar, amigo, vecino o al “primo de un conocido”, mediante un pago de interés semanal o mensual; entre las ventajas que se encuentran son que el dinero se obtiene de manera casi inmediata y puede que las condiciones de pago sean flexibles.
No obstante, las desventajas son que si no se cumple el acuerdo se puede fracturar la relación, el cobro puede ser a través de amenazas, no genera historial crediticio, las tasas de interés suelen ser altas y no existe ninguna institución que intervenga ante una irregularidad o abuso.
Por su parte, los créditos con entidades financieras se solicitan a instituciones debidamente autorizadas, aunque el dinero no se entrega inmediato, ya que se solicitan una serie de requisitos.
Entre las ventajas de este servicio se encuentran la privacidad en el manejo de la información personal y financiera, hay créditos que se ajustan a cada necesidad, estas instituciones operan bajo reglamentos financieros y son supervisadas para evitar cometer cualquier abuso, además de que su uso construye un historial crediticio.
La Condusef apunta que entre las desventajas se encuentra que al incumplir las obligaciones, se pueden generar intereses moratorios y una mala nota en el historial crediticio.
Pero si lo que se está pensando es en empeñar algún bien, el organismo recomienda informarse previamente si este tipo de operación conviene al bolsillo y las necesidades personales.
El empeño otorga un préstamo inmediato y una vez liquidado se regresa el bien, además se recibe casi todo tipo de artículos que puedan comercializarse y los requisitos que se piden son mínimos y accesibles.
Sin embargo, los intereses suelen llegar a ser altos y siempre prestan menos de lo que vale la prenda, y en caso de incumplir con los pagos, se corre el riesgo de perder el bien.