HUMANAS, por Circe López Riofrío

Hemos visto en el último mes la destitución de dos mujeres en el poder que pareciera que no tienen nada en común, Dilma Rousseff  y  Rosa Pérez Pérez, expresidenta de Brasil y exalcaldesa de San Pedro Chenalhó en el estado de Chiapas respectivamente. Ambas destituidas, denostadas y violentadas, juzgadas a modo por un grupúsculo de hombres que quieren y permanecen en el poder en donde lo que protegen son los intereses que no son convenientes para nadie mucho menos para las mujeres, y en verdad señaló que para nadie ya que tampoco lo ha sido para ellos, ya que estos saboteadores tampoco han cambiado el contexto en donde viven para mejorar las condiciones de vida de todas las personas de su comunidad; siguen y perpetúan las mismas prácticas misóginas y sexistas, ejemplo de ello es que para ridiculizar, visten a los hombres de mujeres o bien exigen una serie de cambios que ellos mismos no han sido capaces de demostrar y tampoco rompen con los intereses comerciales y políticos basados en la corrupción y en el beneficio propio.

Resulta inquietante la posición de la Organización Mundial de las Naciones Unidas, no sólo del área encargada de las Mujeres, que si bien hacen participe la indignación, no tienen manera de pasar de ser simples observadores a lanzar alertas rojas que etiqueten sanciones a los países que son Estados Parte para dar cumplimiento y obligatoriedad en el objetivo relativo al liderazgo y la participación política de las mujeres como un indicador de gobernabilidad y cumplimiento a la paridad.

En el 2011, la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas señaló que “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”[1].

Y es que sin las mujeres en el poder no hay democracia, es decir la democracia sigue siendo la asignatura pendiente y ningún país puede enarbolarse como democrático si permite que las mujeres en el poder sean destituidas a través de argumentos falaces como el de usos y costumbres y que para no crear un problema más grave. Es evidente que los partidos políticos “utilizan” a las mujeres en el poder como sacrificio para salvar no solo la credibilidad sino para poder encubrir una serie de actos corruptos y de tráfico de influencias e intereses en los que ellas ni siquiera participaron pero que aun sabiendo estos actos deplorables aceptaron ser apoyadas, postuladas y electas.

Cuántas mujeres en el poder han hecho el trabajo y la base de los presidentes de este país, de los presidentes municipales, de los líderes políticos que cuando reclaman reconocimiento y posición política son traicionadas, encarceladas, cuestionadas por lo actos de violencia de sus compañeros de partido o por la corrupción de sus antecesores, cuántas mujeres no son cuestionadas no sólo por sus capacidades sino que además son expuestas y exhibidas públicamente ventilando su vida sexual y familiar.

Esta práctica es utilizada también de manera preocupante por los sindicatos, en su mayoría encabezados por hombres que literalmente avientan a las mujeres al frente del conflicto, colocándolas como escudo y sacrificio, y todavía cuestionan “porqué llevan a sus hijos/as a la marcha si ya saben que los van a golpear a eso se exponen” señalan diversas voces lo cual genera una confrontación con la sociedad alentando a la violencia y justificando la misma.

Muchas veces me he preguntado qué sucede con esos sindicatos, en dónde está la voz y la defensa de los derechos humanos de sus compañeras de lucha, sigo observando que el reconocimiento de las mujeres y la representación sindical con la presencia de las mujeres en su directiva todavía no es un hecho y cuando se trata de posicionar sus necesidades es lo último en lo que piensan.

Como tampoco la conformación de gobiernos “autónomos” han incluido a las mujeres en el poder, son ellos los hombres, los que se posicionan, empujan, sacan a las mujeres, las regresan a sus casas, ¡¡ay, de ellas!! A quien se le ocurra tomar el liderazgo y las armas para defender a la población de su comunidad azotada por el narcotráfico, como a Nestora Salgado recientemente liberada de la cárcel.

Pero no se escapan las mujeres que militan en los partidos políticos, quienes se desviven en defender lo indefendible de los hombres integrantes de sus partidos cuando no respetan la paridad, cuando salen a dar discursos que avergüenzan por la subordinación a la que se someten al defender esas ideas que incluso atentan en contra de sus derechos humanos y políticos, se ocupan más por ser obedientes para ser vistas y con ello ser electas, mujeres que reproducen las mismas prácticas de poder y corrupción porque es la única manera de llegar al poder, al poder misógino y patriarcal que al final las dejará fuera muchas veces de tener y construir una gran carrera política.

En 1791, hace 225 años, Olimpia de Gouges escribió la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana (Déclaration des Droits de la Femme et de la Citoyenne). Es una paráfrasis de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (Déclaration des Droits de l´Homme et du Citoyene) publicada el 26 de agosto de 1789. Propone la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos o la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación a los varones[2].

En donde cuestionó por qué se obtuvieron derechos nada más para los varones y por qué no se obtuvieron derechos para las mujeres durante la primera fase de la Revolución Francesa, si la razón indica que deben tenerlos ambos si tanto varón como mujer son iguales. Esta exigencia sigue vigente pese a los avances en derechos políticos de las mujeres y si Olimpia fue condenada a la guillotina, hoy por hoy hay mujeres que han sido asesinadas y destituidas por las mimas razones.

[1] Consultar en: http://www.unwomen.org/es/what-we-do/leadership-and-political-participation#sthash.YIevo6H2.dpuf

[2] Consultar en: http://www.pudh.unam.mx/perseo/?p=429