Colima, Colima. 2 de febrero de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- En el Observatorio Vulcanológico de la Universidad de Colima (Ucol), un equipo de especialistas realiza actividades de monitoreo al Volcán de Fuego de Colima con drones —vehículos aéreos no tripulados— construidos con materiales especiales y equipos de última generación que permiten definir con precisión las características de los eventos explosivos, delimitar la dirección de flujos de lava, flujos piroclásticos y lluvias de ceniza.

Mauricio Bretón González, doctor en sismicidad y vulcanismo por la Universidad de Granada, España, y miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), explica los retos técnicos que él y su equipo afrontaron para construir un modelo de dron con prestaciones muy superiores a los disponibles en el mercado, capaz de elevarse a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar y con una autonomía de vuelo de hasta 60 minutos.

El investigador relató: “Desde la erupción de noviembre de 1998 empezamos a ver la importancia que tenían las imágenes para la vigilancia volcánica, ya que descubrimos, a través de los equipos que existían en aquella época, las posibilidades que tenía la fotografía y sobre todo la fotografía digital. Esto nos permitió generar muy buenas imágenes de lo que era la actividad y nos dimos cuenta de la capacidad de almacenamiento que los archivos digitales podrían tener en contraposición con las fotos impresas, que ocupaba infinidad de espacio y eran más costosas. Nos dimos cuenta también de lo útil que podrían ser los sistemas de video en la vigilancia permanente del volcán.”

Este monitoreo nos permite ver no solamente la cima, sino los flujos de lava, los lahares, su alcance y las zonas de afectación. Los drones se prestan para muchas actividades y dentro de la vigilancia volcánica creemos que son muy útiles, entonces lo que hemos establecido es una nueva forma de vigilar el volcán con drones, lo que implica menos costo y menos tiempo de preparación en comparación con un vuelo. El dron es una posibilidad para poder volar y obtener excelentes registros visuales sin riesgo alguno.

Drones hay muchos en el mercado. Nosotros necesitamos un dron que vuele entre 45 minutos y una hora a esa altura, es decir, son condiciones diferentes. Estamos haciendo pruebas, pero logramos que este dron vuele a más de cuatro mil metros de altura, con una autonomía de vuelo cercana a la hora y además que sea controlado a una distancia mayor de los seis kilómetros, lo que no es posible con los drones comerciales.

Nos quedamos con una configuración de cuatro brazos y ocho hélices, que es el prototipo con el que hemos hecho pruebas y con el que estamos muy satisfechos. Por ejemplo, si no tenemos imágenes satelitales recientes del volcán, con estos equipos puedes lograr tener una serie de imágenes que a través de trabajos de fotogrametría se consigue tener todo un mosaico del volcán, de la transformación que ha sufrido en los últimos años, del avance de los flujos de lava, y además nos permiten hacer cálculos precisos de lo que está ocurriendo con la actividad eruptiva, es decir, hay una serie de información que nos dan las imágenes de los drones que podemos usar en distintos estudios.

Los drones que se usan en la vigilancia volcánica permiten ver las transformaciones del volcán en todo momento y son instrumento de prevención que permiten dar seguimiento al crecimiento de domos, flujos de lava y de lahares. Un dron te permite otros usos relacionados con fenómenos naturales o antropogénicos: ver el desbordamiento de un río, comunidades atrapadas en caso de desastre como en deslizamientos, sismos, accidentes químicos, entre otros, es decir, el dron sirve para el monitoreo volcánico, pero tiene otros usos, por lo que esperamos que este tipo de instrumentación beneficie a la sociedad.