El lado tóxico de aparentar una sonrisa

Por: Josman Espinosa Gómez

¡Sonríe! ¡Todo es cuestión de actitud! ¡Que nadie te quite esa sonrisa!, en general son frases que a todos nos gusta escuchar, sobre todo si estamos en momentos en que necesitamos ánimos y donde el poder salir adelante se vuelve una meta personal y una obligación y presión social.

Sin embargo, vivir esta situación como a veces nos la presentan los medios de comunicación, puede ser en extremo peligroso, ya que la sobre generalización del estado optimista que muchas veces resulta en la negación, la minimización o hasta la invalidación de la experiencia emocional humana del día a día, nos aleja de una situación real de vida. Lo peligroso de esto, radica en andar pretendiendo que no tenemos emociones negativas y esto a la larga puede provocar problemas físicos y psicológicos, ya que cuando estamos en ese estado de negación tanto tiempo le ocasionamos estrés a la mente y al cuerpo. Así que, si de repente te sientes abrumado por ello, te sugiero que hagas el ejercicio de remplazar esos pensamientos que te pueden ocasionar estrés, por pensamientos de aceptación y validación como, por ejemplo: “Está bien tener pensamientos negativos, eso no te define”, “El dolor y el sufrimiento son parte de la vida, nos ayuda a crecer” o “¿Qué puedo aprender de esto?”

Hoy en día, el pensamiento positivo y la idea de autoayuda con el que somos bombardeados por las redes sociales y los medios de comunicación, parten de la peligrosa idea de que tú eres el único responsable de lo que te pasa y que, en cierta manera, todo lo que te ocurre o te deja de ocurrir es únicamente tu culpa. Cuando esta bomba mediática se usa para casi forzar a la gente a vivir un tipo de dictadura de la felicidad, aunque sea evidente que no todo está bien, pareciera que la única razón para seguir luchando es mantenerse positivo y sonreír, situación que es inaceptable porque pareciera que es bajo la premisa de “sonríe o muere” que lo único que se provoca es aislar a la persona con su sufrimiento en un mundo en el cual no se siente seguro y mucho menos feliz.

Cierto es que entonces hemos sido víctimas del negocio de la autoyauda y la motivación, donde los problemas de fondo se buscan abordar de manera superficial, sumamente rápida y sobre todo de manera personal, dejando los verdaderos problemas a resolver en un estado flotante con la posibilidad a salir en cualquier momento, así que si algo tenemos que reconocer hoy en día en tiempos de pandemia y confinamiento, es que tenemos que aprender a reconocer nuestras emociones y sentirlas al máximo, con el objetivo de compartirlas, para poder regularlas. Sentir nuestras emociones negativas, procesarlas y dejarlas ir es una parte básica de ser personas reales en este mundo. La frustración, el enojo y la indignación nos pueden llevar a generar cambios positivos tanto en nuestra vida personal como en la sociedad, pero si no nos permitimos sentirlo, no llegaremos a soluciones verdaderas a largo plazo.

Así que te aconsejo que no te llenes de frases, memes o stickers superficiales, y mejor busca el consuelo, la compasión, la validación y el aliento de la gente que quieres y que te quiere, o en todo caso acude a un profesional para que te apoye; si bien es cierto que no se trata tirarse al suelo a hacer drama y quejarse del mundo, siempre un buen hombro y una buena charla entre pares con algunas lágrimas de por medio, serán mejor opción y menos cansado que tratar de mantener una sonrisa que duele hasta lo más profundo del alma.

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