Ciudad de México. 2 de febrero de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Aunque en décadas pasadas la mojarra criolla, llegó a reinar el ambiente subacuático de la Cuenca del Río Balsas, hoy especialistas señalan que su población ha disminuido de manera alarmante. Reveló Elsah Arce Uribe, investigadora responsable del Laboratorio de Acuicultura e Hidrobiología del Centro de Investigaciones Biológicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (CIB-UAEM)

La mojarra criolla es una especie nativa de la Cuenca del Río Balsas y se distribuye en los estados de Michoacán, Guerrero, Morelos, Puebla y Colima. Al alcanzar tallas de alrededor de 25 centímetros, representa un recurso pesquero y alimenticio para los pobladores de la región. No obstante, las capturas de estos ejemplares se han visto reducidas, o bien se encuentran con una talla menor a las anteriormente reportadas.

La investigadora, señala que existen reportes que la contaminación en el medio, los métodos inadecuados de la pesca, pero principalmente la introducción de especies exóticas, son las principales causas de la merma de la población de estos cíclidos endémicos de la región. Una de estas especies exóticas es Amatitlania nigrofasciata, pez de origen centroamericano que se caracteriza por ser agresivo, territorial y de fácil adaptabilidad.

 “Se han realizado investigaciones y se ha visto que Amatitlania nigrofasciata es un buen competidor con altos niveles de agresión. Se cree que esta especie ha estado desplazando a la mojarra nativa y evitando su reproducción, ha competido por sitios de anidación y refugio, mermando la población del cíclido nativo. Los pobladores argumentan que la colecta de estos organismos es cada vez más reducida y que las tallas no alcanzan las ideales para su consumo”, afirma la investigadora.

Respecto a la introducción de esta especie en la Cuenca del Río Balsas, señala que pudo deberse al manejo no adecuado de las granjas productoras de peces. “La especie A. nigrofasciata se trajo como una especie atractiva ornamental. Las granjas, al no contar con un manejo correcto, podrían haber tenido fugas de esta especie o liberaciones accidentales”, explica.

El Laboratorio de Acuicultura e Hidrobiología del CIB-UAEM realiza, desde hace más de 15 años, investigaciones sobre la mojarra criolla, que van desde aspectos nutricionales, de reproducción y crecimiento en condiciones de cautiverio.

En palabras de la especialista, estas investigaciones son clave para explicar el cambio que han atravesado en las últimas décadas las poblaciones del pez nativo de la Cuenca del Río Balsas. “Lo importante es darnos cuenta de qué está pasando y proponer una alternativa de manejo de nuestros recursos, en este caso de la especie C. istlanum”, concluye Elsah Arce Uribe.