EN YURÉCUARO… NO HAY NOVEDAD PERO SÍ PANDEMIA

  • Por José Carreño

Ya todos conocemos los antecedentes de la pandemia, a estas alturas no es necesario hablar sobre ello, en ésta nota o más bien crónica, hablaremos de la ignorancia, la apatía y la anarquía de Yurécuaro, un municipio vestido de “cultura” pero que carece de ella. Quizá muchos se enojarán, quizá muchos lo negarán, pero muchos más lo aceptaran y trataremos de mejorar, porque al fin y al cabo, las personas aprenden de la “experiencia”.

El 21 de marzo de 2020, será un día que pasará a la historia en nuestro país, lo que sería un puente de 3 días se convirtió en una cuarentena eterna, el Gobierno Federal decretó en este lapso de tiempo, el cierre total de las actividades en la República Mexicana, pero aquí en Yurécuaro el cuento es muy distinto.

Aquí nadie creyó y éstas frases se hicieron comunes: ¡Es invento del gobierno!, ¡nos quieren asustar!, ¡no dudo que la enfermedad exista, pero no es mortal!, ¡Atención, la orden del gobierno es que si vas a un hospital, te maten!, ¡Aquí nunca va a llegar eso!, ¡Ahora resulta que todos los que mueren son de COVID!, ¡A un amigo mío le pagaron por decir que su familiar murió de eso!.

¿Te suenan familiares? Pues sí, todos las llegamos a escuchar o peor aún, las llegamos a decir. Semana Santa llegó y aquí nada pasó, mientras las patrullas recorrían las calles con advertencias, los agricultores fumigaban y los comerciantes cerraban, la gente celebraba a lo grande, los niños en sus albercas inflables a media calle, reuniones masivas y lo peor, cientos de familiares comenzaron a llegar a Yurécuaro “huyendo de la enfermedad” o más bien “transportando la enfermedad”.

Finalmente pasó, el 22 de abril de 2020 el Gobierno del Estado reporta oficialmente el primer caso de COVID-19 en Yurécuaro… Nada pasó, todos lo negamos, nadie creyó, 7 días después sucedió lo impensable, mientras una trabajadora del sector  salud se dirigía a su trabajo, una piedra la impactó fuertemente en el brazo, la había arrojado un sujeto cuya capacidad de pensamiento es nula, culpándola de asesina. El tiempo pasó y la historia fue la misma, 2, 3, 7, 10, 20 casos y aquí no hay novedad, la plaza se cerró, la gente se enojó, reclamó, exigió la liberación de los espacios públicos y entramos en un estado total de anarquía.

Y como aquí todo mundo manda, menos quien debería, para las fiestas de Santo Santiago nos desatamos, la plaza se abrió, se instalaron toldos, bares, se llevaron a cabo las carreras a caballo, cientos de yurecuarenses se reunieron para ver las carreras  y acudir la fiesta. Total, aquí no hay novedad.

En éste punto, pareciera que todos los habitantes de Yurécuaro son así, pero afortunadamente no, gran parte de la población cumplió con las normas y aguantaron lo humanamente posible con sus negocios cerrados y cuidándose en sus hogares, pero para comer, se necesita trabajar y era momento de salir, sin embargo, por algunos perdemos todos, aquellos que nunca se cuidaron entrarían en contacto con los que si. El tiempo pasó y afortunadamente todo parecía tranquilo, nunca tuvimos más de 2 a 3 casos activos en la semana, lo cual hizo que nos relajáramos, saliéramos a las calles con menos medidas preventivas y empezáramos a pensar a futuro, se venía diciembre, era hora de festejar.

Ahora bien, parece que la culpa es única y exclusivamente del pueblo, pero ¿Y nuestros gobernantes?, ¿Alguien los ha visto?, ¿Alguien sabe quienes son?, mientras nuestros funcionarios públicos se desgarraban las vestiduras publicando en sus redes sociales los riesgos de la pandemia, otros más daban permisos para hacer pachangas, para instalar los juegos mecánicos de las fiestas patronales, de colocar el tianguis de navidad, año nuevo y reyes. Total, aquí no hay novedad y ocupamos para el aguinaldo.

Un grupo de yurecuarenses se organizaron para marcar al 911 y exigir el cese de actividades para el mes de diciembre, después de varias llamadas, ya nadie contestó y de la Jurisdicción Sanitaria ni hablemos, jamás estaba el encargado, siempre andaba en un mandado o a punto de salir, finalmente respondieron: Tienen que venir personalmente, no atendemos por éste medio, ¿Personalmente? ¿Pues qué la idea no es evitar las reuniones presenciales?

Diciembre llegó con todo, no hubo salón de fiestas que no estuviera ocupado, XV años, primeras comuniones, bodas, posadas por aquí, por allá, las camionetas con placas del extranjero empezaron a saturar el tráfico, ya nadie se cuidó, alguien llegó a decir “Yurécuaro está bendito, traemos un relajo y no, nos ha pasado nada” y como si aquellas palabras fueran una maldición, en enero llegó la cruda de aquellas fiestas.

De repente la enfermedad que no existía apareció con una fuerza devastadora, lo que antes eran 2 casos activos y 1 nuevo por semana, se convirtieron en más de 100 activos y 16 nuevos por día. Oficialmente Yurécuaro cuenta con 16 defunciones, pero todos sabemos que la realidad es muy distinta, todos los días nos enteramos del fallecimiento de alguien a causa de la enfermedad, las redes sociales que antes estaban llenas de fotos de fiestas ahora están saturadas de peticiones por encontrar tanques de oxigeno. Al día de hoy viernes 22 de enero, podemos decir que Yurécuaro pasó su semana negra, los contagiados y los fallecidos ya no son cifras oficiales, ahora son conocidos, amigos, padres, hermanos e hijos.

Una vez más un grupo de agricultores se han organizado para empezar con el saneamiento de las calles de Yurécuaro, una vez más nos estamos cuidado, pero una vez hay gente que no le interesa la tragedia de los demás, que nos demuestran que lo importante es su bienestar económico, el día de ayer jueves 21 de enero, un partido político, cuyo nombre nos vamos a ahorrar, pero que ya todos vimos las fotos, tuvieron su reunión masiva. Los negocios cerrados, pero ellos preocupados por el hueso para los próximos tres años. Aprovecho ésta situación y pregunto a nuestros queridos políticos ¿Están consientes de la emergencia por la que estamos atravesando o nada más les interesa llegar al poder? Porque si es así, dentro de poco, no habrá a nadie a quien gobernar o más bien, a quien robar. Y como dice el dicho: Ahogado el niño, tapado el pozo. Al final, en Yurécuaro… no hay novedad, pero sí pandemia.

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