• Se han perdido ocho especies endémicas y 17 se hallan en riesgo en el río Santiago
  • Cinco especies de peces han desaparecido de su medio natural y solo se conservan en centros de investigación
  • 30 de las 42 especies de peces son exclusivas de la cuenca
  • 10 de las 29 especies endémicas del lago de Chapala han desaparecido

Investigación, texto y fotos por Agustín del Castillo

La región Lerma-Santiago-Pacífico, que atraviesa nueve estados del país, alberga más de 15 millones de habitantes y produce alrededor de $1.50 de cada $10 dólares de la riqueza nacional, ha debido pagar a cambio de ese auge económico, un altísimo deterioro de sus ecosistemas naturales. No obstante, en apenas 7 por ciento de la superficie de México, se ha documentado que persiste casi un tercio de la diversidad biológica nacional.

Dato asombroso, pero es un patrimonio en riesgo. Los procesos de extinción están desatados con todos los factores que los detonan ocasionan a nivel global: cacería y extracción ilegal, deforestación y cambio de uso del territorio, contaminación severa, introducción de especies exóticas y cambio climático, éste último, el que reúne a todos los factores previos, sean como causa o como efecto.

Por eso, adquiere gran simbolismo los esfuerzos científicos que se realizan para reintroducir especies extintas del medio natural, caso del pez tequila (Zoogoneticus tequila), un espécimen endémico de los arroyos tributarios de la cuenca del río Ameca (que nace en el bosque La Primavera, al oeste de Guadalajara, y desemboca en Bahía de Banderas), cuya reintegración en las cercanías de Teuchitlán ha sido noticia científica relevante incluso en la prensa internacional (ver https://www.independentespanol.com/noticias/medio-ambiente/mexico-tequila-pez-extinto-naturaleza-b1984018.html). Esa información permite destacar que, si bien, grandes mamíferos “carismáticos” como el lobo mexicano (Canis lupus Baileyi) y el oso negro (Ursus americanus), han desaparecido de la demarcación de 180 mil kilómetros cuadrados, sobreviven fuera. En cambio, la fauna endémica (exclusiva), peces, anfibios, reptiles y mamíferos pequeños, enfrenta verdaderos desafíos en un entorno crecientemente presionado por las actividades económicas: si desaparecen de la zona, su extinción es definitiva.

Pez tequila, un valioso rescate encabezado por la UMSNH / foto Wikipedia

La evidencia del valor biológico de la región que atraviesa los estados de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, hasta el lago de Chapala, y luego, Aguascalientes, Zacatecas, Durango y Nayarit, y las costas de Jalisco y Michoacán ha sido documentada, en el caso específico del Lerma, de forma exhaustiva, y más fragmentaria para el resto de las cuencas, incluida la del Santiago, territorialmente la mayor de la región.

Para la cuenca alimentadora del lago de Chapala, existe una valiosa herramienta proveída por una de las víctimas más ilustres del huracán lopezobradorista contra las instituciones ambientales: El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), cuya condena de muerte, con escasa resistencia del medio académico y científico nacional, fue notificada por el presidente en funciones el pasado mes de diciembre de 2021.

“Considerando solo la vegetación natural, en la cuenca, se reconocen alrededor de diez tipos de vegetación que integran trece comunidades vegetales y que a su vez mantienen alrededor de 7 mil 88 especies de flora y fauna, dato actualizado por la Comisión Nacional para Conocimiento y Uso de la Biodiversidad […] la mayor riqueza y endemismo [exclusividad a nivel mundial] de especies se encuentra en la zona norte y sur de la cuenca, coincidiendo con las áreas montañosas, y con parte de la zona central. Los bosques de encinos, así como los de pino-encino tienen los mayores registros de especies y, en particular, de las propias de la región. A pesar de su baja riqueza, los pastizales naturales y el matorral subtropical también albergan un gran número de especies endémicas. En este sentido, la puesta en marcha de esfuerzos de conservación sobre estos ecosistemas incrementaría la posibilidad de la persistencia de especies características de la cuenca, y en particular de las que son exclusivas de la zona”. Es el informe de la estrategia de rescate de la cuenca del Lerma, del IMTA.

A lo largo de todo el territorio existe una variada fauna resultado de su gran diversidad de ambientes y la presencia de lagos, como el de Chapala y Cuitzeo, que son los más grandes del país; de extensas ciénagas como las del alto Lerma en el valle de Toluca, y vegetación riparia [la que prospera junto a los cuerpos de agua] a lo largo del río Lerma […] comprende alrededor de 818 especies de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces. Las aves y mamíferos son los grupos mejor representados, seguidas de reptiles, peces y anfibios”, añade.

Cuenca de Chapala / foto Agustín del Castillo

El alto grado de endemismo en los peces se explica por la gran cantidad de embalses existentes, la mayor del país. “30 de las 42 especies de peces son exclusivas e incluso se reconoce su división en alto, medio y bajo Lerma, por las características particulares que cada una de ellas tiene en cada región”, subraya el documento, del que derivó, en 2014, la firma de un convenio de coordinación entre los gobiernos federal y estatales, que ha sido casi completamente letra muerta (https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5367197&fecha=05/11/2014).

El Instituto Nacional de Ecología ha documentado los usos potenciales de las especies de plantas que ya han sido registradas en la zona; “se ha encontrado que 988 especies de plantas ubicadas en la cuenca presentan alguna utilidad desde el punto de vista económico o cultural. Dentro de estos usos se destacan aquellos que tienen que ver con la cultura (en el que se ubican alrededor de 791 especies), principalmente utilizadas en la medicina tradicional (457 especies) y la alimentación (256 especies); así como el uso industrial, que incluye 457 especies, de las cuales 222 son maderables para uso doméstico”.

En resumen, para el Lerma-Chapala, de 54 mil 450 kilómetros cuadrados: 7 mil 88 especies animales y vegetales habitan la demarcación, lo que la hace más rica que la mayor parte de los países de la Unión Europea o que Canadá. 818 de dichas especies son animales: 160 de mamíferos, 409 de aves, 96 de reptiles, 67 de anfibios y 86 de peces. El entorno en que se sobreviven se refleja en las cifras del agua: 4 mil 908 millones de metros cúbicos de agua escurren naturalmente, pero las diversas extracciones y la pérdida por evaporación son de 5 mil 563 millones de metros cúbicos. El balance final es deficitario: menos 677 millones de metros cúbicos anuales.

Respecto al río Santiago, que nace en el lago de Chapala, atraviesa el norte de Guadalajara y desemboca en las marismas nayaritas, no existe la misma abundancia de datos. Sin embargo, un estudio reciente señala la riqueza de sus endemismos acuáticos: “es una región con importante diversidad íctica en Norteamérica. Con el objetivo de identificar cambios temporales y espaciales de la comunidad íctica durante tres etapas de desarrollo hidráulico del río, entre las cuales existieron distintos grados de conectividad, desde su origen hasta su desembocadura, en 1,032 registros de bases de datos nacionales e internacionales de 132 localidades y cinco subcuencas se reconocieron 44 especies; 13 endémicas de la región Lerma–Chapala–Santiago, 22 nativas de México, siete introducidas y dos traslocadas. 33 especies correspondieron a la primera etapa, limitada a 1970. En la segunda etapa considerada de 1971 a 2000, fueron 32 especies y en la última (2001 a 2006), sólo 25 taxa. Por su abundancia relativa, seis especies representaron el 71 por ciento de las colectas y 22 tuvieron una amplitud de distribución entre cinco y 36 por ciento. Aún con las diferencias en periodos de desarrollo hidráulico, métodos y localidades de colecta, debido a su ausencia temporal y reducción del hábitat en sus intervalos de distribución altitudinal, aparentemente se han perdido ocho especies endémicas y 17 se hallan en riesgo. En conjunto, el deterioro ambiental y la fragmentación han disminuido el número de especies nativas y endémicas y por el contrario incrementado las introducidas, principalmente en los ríos Santiago y Verde. Por sus condiciones de conservación y posible presencia de poblaciones aisladas, se propone un seguimiento continuo en los ríos Huaynamota y Bolaños para preservar áreas representativas de la comunidad íctica de la cuenca”, señalan los investigadores María Antonieta Gómez-Balandra, Edmundo Díaz-Pardo y Altagracia Gutiérrez Hernández (http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-88972012000100009).

Se reproducen alevines de pez blanco de Pátzcuaro en cautiverio debido a su sobre explotación y al peligro de extinción en el que esta especie endémica está

¿En qué consiste el proyecto del pez Tequila? “Surge del programa de conservación de Goodeidos en peligro de extinción que se ha venido desarrollando en las instalaciones de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo desde el año 1998. En este proyecto, con apoyo de organizaciones internacionales, principalmente de Estados Unidos y Europa, se han mantenido 36 especies de Goodeidos por más de 10 años, algunos de los cuales se mantienen en condiciones de semicautiverio desde hace cinco años. El programa de conservación surgió de la urgente necesidad de resguardar de la extinción a este grupo de peces endémico del centro de México, sin embargo, el mantenimiento de estas especies en cautiverio es una solución parcial que debe ser acompañada con acciones en campo. En este proceso, al menos cinco especies han desaparecido de su medio natural, por lo que se ha planteado la posibilidad de reintroducirla a su región de origen a una de las que se tenían resguardada, Zoogoneticus tequila. Por lo que el presente proyecto surge con el apoyo del Zoológico de Chester, el Grupo de Trabajo en Godeidos de Europa y la asociación Zoológica de Alemania, los cuales han impulsado este proyecto con fondos parciales” ( ver http://www.conabio.gob.mx/institucion/proyectos/resultados/InfNE002.pdf).

Un aspecto crítico es saber si esta siembra sobrevivirá a las condiciones de las cuencas, donde la contaminación por poblados y por la industria azucarera la condiciona fuertemente.

LAGO DE CHAPALA, TAMBIÉN INMERSO EN EXTINCIONES

José Guadalupe Sanabria Rebollo es un improvisado cronista de Mezcala, la comunidad indígena coca que ha cobrado gran fama por la defensa exitosa de su territorio. Enclavada enfrente de la Isla del Presidio, una vieja prisión colonial y decimonónica, la zona ha resistido el avance de la economía inmobiliaria de mercado que inunda, literalmente, la ribera norte del lago de Chapala, el mayor del país. El guía señala que la pesca es vital, justamente por la falta de desempleos. Pero la especie económicamente más valiosa, el pez blanco (Chirostoma promelas), ha dejado de ser abundante, debido a su alta fragilidad por la contaminación del embalse, y a la sobreexplotación de que ha sido objeto.

Pez blanco de Chapala, en peligro de extinción por sobre explotación y contaminación. En 2021 se liberaron 10 mil crías

“Por eso es necesario conseguir empleo fuera de la zona, en Chapala o en Guadalajara, no hay manera de mantenerse con lo poco que dan el turismo y la pesca”, señala preocupado mientras admira las barcas que hienden el deslumbrante paisaje del lago solar, un jueves a mediodía. 

No se equivoca: más de medio siglo de alta presión humana han dejado saldos negativos en la riqueza biológica del lago: se ha reportado la posible desaparición de diez de las 29 especies nativas del embalse.

“El lago de Chapala representa uno de los más importantes centros de evolución y distribución de peces en México […] 17 especies del lago generan empleo para 1,699 pescadores en una pesquería de tipo artesanal y son fuente de alimento local y regional”, señalan en su artículo Peces del lago de Chapala los investigadores Rodrigo Moncayo Estrada y Carlos Escalera Gallardo ( http://www.biodiversidad.gob.mx/region/EEB/pdf/EE_MICHOACAN_2005.pdf).

Agregan: “Desafortunadamente, el lago […] presenta una impresionante degradación ambiental, situación que se refleja en su fauna íctica. De las 28 [sic] especies de peces nativos que se habían registrado hasta la década de 1960, en la actualidad sólo se encuentran 18; de continuar la misma tendencia, se calcula que todas las especies habrán desaparecido en el 2020”. ¿Cómo fue el proceso? “Entre los años de 1960 a 1980 se perdió siete por ciento de las especies; sin embargo, de 1980 al 2000 se alcanzó 40 por ciento [de pérdida], lo cual es reflejo del acelerado deterioro y la mala planeación en el uso de estos humedales”. Cuando fue elevado a categoría de sitio Ramsar, en 2009, la desaparición ya era un hecho. “Otro aspecto crucial es la sobreexplotación regional de los acuíferos y del río Lerma, lo cual ha provocado un descenso del lago y ha modificado el comportamiento reproductivo y alimentario de los peces. Diferentes análisis han mostrado que ante el decremento del volumen se tiene un incremento en contaminantes, sales y nutrientes. Una de las soluciones sería establecer un ordenamiento ecológico de la cuenca Lerma-Chapala, estructurar claramente los criterios de análisis, evaluación y toma de decisiones y, prioritariamente, crear un control del nivel del lago de Chapala”, advierten.

Lago de Chapala / foto Agustín del Castillo

Coincide el biólogo Alejandro Juárez Aguilar, quien encabeza una organización ciudadana que ya ha echado raíces en la zona: el instituto de desarrollo ambiental Corazón de la Tierra, que además de trabajar con comunidades de la cuenca propia del lago, ha liderado la realización de un estudio pionero sobre su contaminación: “Caracterización y diagnóstico de la contaminación en la Subcuenca Chapala e instrumentos de participación plural para su prevención y control”.

Allí se destaca el papel de la “contaminación de área” que no es tratada en las plantas saneadoras que se han instalado en los últimos 25 años a lo largo y ancho de la región de 51 mil kilómetros cuadrados, e incluso en la cuenca directa que sólo abarca fracciones de Jalisco y Michoacán.

“Los contaminantes que más entran al lago en este momento son los pesticidas, los fertilizantes; mucha gente dice, qué tiene de malo que entren fertilizantes, si son buenos para las plantas, y es cierto, pero en cierto nivel; que haya nutrientes en el lago que mantienen la producción de plancton, como alimento de peces, pero cuando es excesivo hay una variación en las poblaciones de algas y plantas acuáticas; las etapas cuando el lirio ha sido abundante es porque tiene nutrientes a morir, y cuando no hay lirio se abre la puerta a que haya explosiones de algas que se reproducen mucho y se acaban los nutrientes, se mueren las algas, se descomponen y acaban con el oxígeno en el agua”, lo que detona procesos de mortandad entre las otras especies, explica Juárez Aguilar.

El otro tema de preocupación son las sustancias activas de los pesticidas, “algunos son extremadamente tóxicos para el plancton, para peces o para aves, y Chapala depende de la producción de plancton, y con esto podemos tener un efecto en cadena […] del total de sustancias de pesticidas que pudimos localizar, 60 por ciento tienen extrema toxicidad, algunos son extremadamente altos para plancton, peces y aves, el lago es un ecosistema, aunque la gente lo ve en la lógica de como si fuera una alberca, y sólo le preocupa si tiene mucha agua; pero al funcionar como ecosistema las partes que lo componen son afectadas, todos los elementos están ligados, y aquí habrá afectaciones pero no sabemos cómo se van a generar, puede haber eso decrecimiento de una especie de pez en particular, o puede haber intoxicación de aves migratorias o residentes; de ahí puede rebotar y tener efectos en la salud humana”.

Mezcala
Mezcala, Jalisco en la orilla nororiente del lago de Chapala / foto Agustín del Castillo

No obstante, estos elementos no se monitorean y “desconocemos cómo están afectando, lo cual indica que es urgente el control de las sustancias más toxicas, lo cual no se le puede dejar solo a los agricultores, tiene que haber generación de políticas, a nivel federal y estatal, respaldadas por los municipios, para migrar a otras formas de producción; no es si se debe o no tener actividad agrícola, la cuestión es cómo mantener la cuestión agrícola sin afectar al ecosistema, entendiendo la lógica de cuenca”.

¿Cómo terminan esos tóxicos en el lago? Por procesos erosivos. Se calcula que cada año penetran más de cien mil toneladas de limos al lecho del lago, cuya composición es variada y tiene que ver con el paquete tecnológico que utilizan los productores (ver tabla anexa). Se agrava con plantaciones que se hacen en los espacios desecados del mismo vaso. Es un problema enorme que tiene que ver con que ciertas formas de vidas, como se advierte, ya no hayan podido prosperar.

Independientemente de la contaminación que baja al lago de Chapala, las actividades productivas son onerosas en términos ecológicos y económicos para toda la región de la Ciénega. “En algunas zonas se pierde 700 por ciento más de suelo de lo que se debería, es un volumen tremendo, no hablamos de 15 por ciento sino de 700 por ciento más suelo de lo que debería perderse en condiciones naturales, […] es real que las zonas agrícolas pierden muchos menos suelo que las zonas donde se han desmontado laderas para hacer cultivo de sobrevivencia; son circunstancias que implican también una cuestión social”, apunta el director de Corazón de la Tierra.

El reto, “es que hay zonas desmontadas en laderas y se trata de ver cómo las recuperamos, y cómo permitimos que la gente siga teniendo un ingreso, porque es una cultura de sobrevivencia, no es para generar una gran venta, y muchas ocasiones es maíz y frijol, y punto. Y encontramos que le invierten de 40 a 50 por ciento más en paquete tecnológico por hectárea, o sea, su rentabilidad económica es menor porque es un suelo que está muy pobre, que si no le meten sustancias químicas no puede producir…”.

La buena noticia es que el gobierno de Jalisco ha sembrado en tiempos pandémicos miles de Chirostoma promelas con la idea de que alcancen a reproducirse y se adapten a los desafíos del espejo de agua de 115 mil hectáreas. Como todo lo que tiene que ver en la lucha por reintroducir especies, se trata de ensayo-error. “Mientras no se mejore el agua que nos llega del Lerma, yo veo muy difícil que cualquier siembra de peces sobreviva”, comenta con realismo Lupe Sanabria Rebollo.

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