•  Muchos ven los cigarrillos electrónicos como una oportunidad para librarse de la dependencia del tabaco y reducir los riesgos para la salud. 
  • Por Wolfgang Jung

Se trata de un aniversario más bien triste para los investigadores del cáncer: desde hace exactamente 30 años el 31 de mayo se celebra el Día Mundial Sin Tabaco. Pero los científicos tienen poco que celebrar, pues cada año el tabaquismo causa siete millones de muertes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, el mercado ha cambiado y la industria tabacalera impulsa desde hace años los cigarrillos electrónicos y los dispositivos de calentamiento de tabaco como buenas alternativas. ¿Pero hasta qué punto son inofensivos estos supuestos “salvavidas”?

El equipo de investigadores de David Levy, de la Universidad de Georgetown en Washington, calculó el año pasado qué pasaría si una gran parte de los fumadores se pasara a los cigarrillos electrónicos. En el mejor de los casos, en diez años se evitarían 6,6 millones de muertes prematuras, explicó el equipo explicó en la revista “Tobacco Control”.

Incluso en el peor de los casos, en el que los cigarrillos electrónicos fueran más dañinos de lo que se cree, se evitarían 1,6 millones de muertes.

Sin embargo, Ute Mons, del Instituto Alemán de Investigación Oncológica (DKFZ) en Heidelberg (sur de Alemania), se muestra escéptica con estos pronósticos. La experta reconoce que el cambio a los cigarrillos electrónicos podría ser una alternativa menos dañina para aquellos que no consiguen dejar de fumar con los métodos tradicionales o que no quieren dejarlo.

“Pero hay que hacer mucho más para motivar a los fumadores a dejar de fumar”, dice.

Además muchos investigadores destacan que faltan análisis concluyentes sobre las consecuencias de las alternativas. Los cigarrillos electrónicos no llevan lo suficiente en el mercado como para realizar un balance claro y confiable.

Muchos ven los cigarrillos electrónicos como una oportunidad para librarse de la dependencia del tabaco y reducir los riesgos para la salud. “Los cigarrillos eléctricos y los líquidos (para vapear) son cada vez más populares, muchos fumadores ya han pasado del tabaco al vapeo y ya solo inhalan líquido de los vapeadores de sus cigarrillos electrónicos”, explican en un anuncio.

No obstante, los escépticos temen que, por ejemplo, se incite al consumo de tabaco a los jóvenes al presentar los cigarrillos electrónicos como algo de moda. La OMS, que en 1988 estableció el Día Mundial Sin Tabaco el 31 de mayo, considera que estos dispositivos son una potencial entrada a la adicción a la nicotina.

“Nos habría gustado que se hubieran autorizado los cigarrillos electrónicos con la ayuda de una investigación suficiente”, comentan desde la OMS.

La industria tabacalera está en un continuo cambio, una de las últimas tendencias son los dispositivos IQOS. Según el fabricante este dispositivo electrónico en el que se inserta un cartucho de tabaco, es menos nocivo.

“Una exclusiva tecnología incorporada en un dispositivo con un diseño atractivo y elegante. La lámina de calentamiento se encarga de elevar la temperatura de la unidad de tabaco para proporcionarte el sabor del tabaco auténtico sin producir ceniza”, anuncia el fabricante.

Aunque los expertos señalan que determinadas sustancias dañinas del humo se encuentran en niveles mucho más bajos, esto no significa que los dispositivos de calentamiento de tabaco sean inocuos, pues con ellos se siguen consumiendo sustancias cancerígenas.

“Los cigarrillos electrónicos y los dispositivos de calentamiento de tabaco no pueden meterse en el mismo saco”, dice Ute Mons. “Los cigarrillos electrónicos calientan un líquido que a menudo contiene nicotina y el aerosol resultante, en un uso adecuado, no contiene ninguna sustancia cancerígena”.

Por el contrario, aunque el calentamiento del tabaco en lugar de su combustión reduce las toxinas, los consumidores aún están expuestos a unas cantidades no desdeñables.

“Incluso aunque aún no se tenga respuesta a todas las preguntas: los expertos creen que los cigarrillos electrónicos son mucho menos dañinos que los cigarrillos tradicionales y seguramente también menos dañinos que los dispositivos de calentamiento de tabaco”, concluye la experta.

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