• “Se arriesga a mucha gente inocente” señalan especialistas de UdeG en petroquímica.

La “ordeña” de gasolina implica en todo su proceso un alto riesgo para los involucrados y la población que se encuentra cerca de las tomas, de las pipas y de los espacios donde se almacena y se vende ilegalmente, señalan especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Este mal manejo permite ingresar al “triángulo de fuego, que involucra combustible, oxígeno y fuente de calor o chispa”, explicó el especialista en petroquímica del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), maestro Reynaldo Maldonado Arroyo.

A lo largo del proceso ilegal “se arriesga a mucha gente inocente” que vive cerca o va de paso. Durante las ordeñas, el traslado y almacenamiento en sitios clandestinos como casas, terrenos o ranchos, no se tiene la capacitación, ni los instrumentos, ni la vestimenta, ni los controles adecuados.

Pueden presentarse fugas, derrames o evaporaciones. La fuente de calor puede provenir de la soldadura y perforación cuando se hace la toma clandestina, así como de la pipa o de la ropa inadecuada que pueden generar cargas estáticas, o bien de un auto que por ahí transita, o de alguien sin saber arroja un cigarro encendido.

“El manejo de cualquier sustancia peligrosa en circunstancias controladas conlleva un riesgo, pero en incontroladas se incrementa el peligro”, afirmó el jefe del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), doctor Carlos Suárez Plascencia.

La extracción y venta clandestina se ha incrementado en los últimos años y meses. En Jalisco se han presentado incidentes en los municipios de El Salto, Tala, Tlajomulco y Zapopan, entre otros.

Los ductos de Pemex son sistemas a alta presión, y en el momento en que son perforados generan un alto riesgo por la presión que maneja y lo inflamable y explosivo de las gasolinas. Las perforaciones requieren de un equipo especial, que no lo comercializan en la ferretería de la esquina, y de personal capacitado; la pregunta, dijo, es quiénes los proporcionan.

La toma clandestina también es un riesgo ambiental que “en caso de derrame va a contaminar el suelo, que es muy costoso reparar, ya que hay que hacer saneamiento a partir del uso de bacterias”.

El problema es complejo y tiene varias causas sociales, económicas y de corrupción, y mientras se combate se debe de cuidar que no se presenten más accidentes.

Pemex debe de usar la instrumentación adecuada para detectar con mayor exactitud la ubicación de la toma. Revisar quién puede estar dando la información a los ordeñadores y aplicar la Ley de Hidrocarburos, “que está bien hecha”, aseveró el especialista del CUCEI, Maldonado Arroyo.

El académico del CUCSH, Suárez Plascencia, afirmó que en México tiene que hacerse “un análisis completo” de lo necesario para tener una vigilancia adecuada de la red de ductos. Es recomendable también que Pemex mejore sus brigadas de atención de emergencias, que actúen de manera inmediata y en concordancia con las unidades de emergencia de municipios y estados.