BIOECONOMUNOD Por Rodrigo Diez de Sollano

Imagine por un momento que usted es un chofer de Uber o de un taxi común a quien la compañía de taxis le informa que está despedido porque su plaza de trabajo ha sido cancelada debido a que el automóvil que usted conduce ha sido sustituido por otro que opera gobernado por una computadora sin requerir un chofer. Esto mismo podría suceder a conductores de camiones, autobuses, etc. Estamos hablando de miles de personas que se quedarían sin trabajo al llegar al nivel comercial una tecnología que actualmente ya está en fase de prueba.

Este cambio tecnológico tendría otros impactos, por ejemplo reducir la demanda de automóviles y con ello se afectaría toda la cadena de fabricación con sus miles de empleos asociados. También surgirían nuevos competidores en el mercado de automóviles porque se trata de una o varias computadoras que gobiernan un auto, más que un auto que utiliza una computadora!

Otra faceta del cambio tecnológico en los automóviles y en general de los sistemas de transporte, es el uso de motores eléctricos en lugar de motores de gasolina o diesel. Además del impacto ambiental positivo directo por el uso de energía limpia (si se trata de energía generada con colectores solares y todavía más si los colectores van en el propio auto), habría otros impactos sobre la industria petrolera y sobre los países que dependen del petróleo, al reducirse radicalmente el consumo de combustibles y con ello reducir el número de empleos generados por esta industria. Nuevamente, estamos hablando de tecnologías que ya están en fase de prueba a nivel comercial.

Durante la segunda mitad del siglo XX la compañía Eastman Kodak dominaba el mercado de la fotografía y en ese tiempo las cámaras digitales estaban en pañales. La propia Kodak realizó diseños de cámaras digitales pero no le dio la importancia que requería este nuevo producto, mientras que otros competidores invadían el mercado, “su mercado”, con nuevos diseños de cámaras digitales cada vez más perfeccionadas, hasta que llegó el momento en que las fotos en papel fueron prácticamente sustituidas por las fotos digitales, llevando a la compañía prácticamente a la bancarrota con el consecuente despedido de miles de empleados en todo el mundo. Si a esto le sumamos que a los teléfonos celulares se les agregaron las funciones de cámara fotográfica y de video con resolución de imagen cada día mejor, las cámaras con rollo quedaron relegadas a un mercado muy pequeño.

Hasta aquí he mencionado solamente casos de tecnologías probadas o en fase de prueba comercial, pero hay otros casos de tecnologías en fase de desarrollo que pueden traer cambios radicales en el suministro de alimentos, por ejemplo la producción directa de carne y órganos a partir de células madre. Suena a ciencia ficción, pero en el caso de carne ya ha habido pruebas de producción de hamburguesas, por supuesto a un costo muy alto, pero en forma exitosa.

¿Qué podría suceder con esta nueva tecnología? Imagine que la carne que se consume en el mundo fuera producida directamente a partir de células madre, las enormes manadas de ganado vacuno o porcino ya no tendrían soporte comercial. El impacto ambiental sería inmenso al cambiar el uso del suelo de millones de hectáreas de pastizales o de sorgo y soya, por uso forestal, además de la reducción de gases de efecto invernadero generados por los propios animales. Pero, ¿Qué pasaría con miles de ganaderos y agricultores que dependen del mercado de la carne? ¿Tenemos algo que ofrecerles a cambio?

La creación de parques científicos-tecnológicos dedicados a estos temas es urgente, porque no se trata solamente de crear nuevas soluciones tecnológicas, sino de lograr que a pesar de, o mejor dicho, como resultado del cambio tecnológico, las personas vivan mejor y para ello habría que desarrollar nuevas alternativas de trabajo, de educación universitaria y de capacitación para reorientar el capital humano hacia otras actividades..

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