• Antes de su reciente fallecimiento, el epigrafista Guillermo Bernal perfeccionó el nombre de la Reina Roja de Palenque, ahora se lee como “Señora Gobernante de las Generaciones”

Palenque, Chiapas.­ La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), inauguró este domingo el Pabellón Reina Roja, el cual a partir de ahora forma parte del discurso museográfico del Museo de Sitio “Alberto Ruz L’huiller”, adyacente a la Zona Arqueológica de Palenque.

La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, señaló que la “Reina Roja” podrá ser visitada y admirada en su tierra natal. “Venimos a abrir de nuevo la casa de la ‘Reina Roja’, Ixik Tz’aka’ab Ajaw, la reina que será símbolo ancestral de la mujer contemporánea como lo fue en su momento de la cultura maya”.

Explicó que descubrimientos arqueológicos han demostrado la importancia de las mujeres en las culturas prehispánicas, puso por ejemplo la Zona Arqueológica de Xochitécatl, en Tlaxcala, dedicada a las mujeres y que se encuentra alineada con los volcanes La Malinche e Iztaccíhuatl; el monolito prehispánico de una mujer joven recién descubierto en la Huasteca veracruzana, a principios de este año; así como la misma Coatlicue.

“La Reina Roja será inspiración y símbolo para las niñas, jóvenes y mujeres mayas de hoy, pero también para las ayuujk, nahuas, chichimecas, hñähñu, zapotecas, yaquis, paipai, totonacas, amuzgas y afromexicanas; para las poetas, las artesanas, las pintoras, las maestras y campesinas, para las mujeres de México, soberanas”.

Aprovechó para agradecer a las y los trabajadores del INAH que hicieron realidad esta exposición, la cual podrá ser visitada como parte del mayor corredor cultural que se haya creado, que es el Tren Maya, “un proyecto de futuro para el antes olvidado sur – sureste. La ‘Reina Roja’ está en su casa, que quede aquí, que la conozcan, que sepan de su cultura a través de ella”.

Por su parte, el gobernador del estado de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, recordó que, en 1994, “siete años después de que Palenque fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, se descubrió, por arqueólogos chiapanecos, la presencia de la Reina Roja, que nos demuestra también el papel que jugaban las mujeres en la gran civilización maya”.

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, explicó que el descubrimiento de la tumba de señora Ixik Tz’aka’ab Ajaw se dio en 1994; su sarcófago de piedra estaba acompañado de ofrendas y un ajuar acorde a su rango. Se determinó que se trataba de un entierro femenino, con recubrimiento en cinabrio de color rojo intenso, por ello, se le conoció como “Reina Roja”; ahora se sabe que su nombre es Ixik Tz’aka’ab Ajaw, a quien las evidencias señalan como consorte de Pakal ‘el Grande’, el gobernante más importante de la ciudad entre los años 615 y 683 d.C.

Según fuentes epigráficas, agregó, “la señora Ixik Tz’aka’ab Ajaw falleció el 13 de noviembre de 672 d.C. y sus restos fueron depositados en la subestructura conocida como Templo XIII, junto al Templo de las Inscripciones, donde 11 años después de la muerte de la señora, sería inhumado Pakal ‘el Grande’, el 28 de agosto de 683 d.C., cuya tumba fue encontrada por Alberto Ruz L’huiller en 1952, en uno de los hallazgos más importantes de la arqueología mundial”.

Entre otros datos, dijo que la reina fue sepultada con un tocado; probablemente lucía el peinado que era de uso común en la nobleza. El tocado está conformado por 103 teselas hechas principalmente de un mineral conocido como onfacita, 11 de concha y 37 de caliza, finamente talladas, las cuales en su conjunto componen una representación del llamado “dios narigudo”, probablemente, Chaac.

Debajo del tocado se halló una diadema doble constituida por pequeños discos, un collar y dos orejeras; debajo del tocado y la diadema, colocada parcialmente sobre el rostro, se encontraba la pieza principal del ajuar de la reina: la máscara, que consta de 116 piezas, de las cuales 110 son teselas de malaquita, dos de obsidiana y cuatro de jadeíta blanca, en ella destaca la naturalidad de los rasgos faciales. Sobre el tórax se encontraba una prenda distintiva de la realeza maya: el k´ub, una capa tejida que el cubría el pecho y los hombros; en este caso, decorado con más de 170 pequeños discos de jadeíta, onfacita y albita, rematando en la parte central inferior por un pequeño rosetón, complementado con una pequeña cabeza de mono.

Gobernante de las generaciones

Durante la ceremonia, los funcionarios lamentaron la sensible partida de uno de los más brillantes epigrafistas mexicanos, Guillermo Bernal Romero (1960–2021), investigador del Centro de Estudios Mayas (CEM), del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y colaborador del Proyecto Arqueológico Palenque del INAH, quien fuera director del Museo de Sitio “Alberto Ruz L’huiller”, de 1998 a 2005.

Bernal Romero se especializó en la lectura, desciframiento e interpretación de las inscripciones jeroglíficas del área maya, en particular las de la región de Palenque, Chiapas, dejando importantes aportaciones para el conocimiento de la historia dinástica. Su más reciente estudio sobre el nombre de la antigua señora palencana, conocida como la Reina Roja, se incluyó en la nueva museografía del Museo de Sitio, en el cual el INAH trabaja en una renovación técnica y de contenidos.

De acuerdo con una nueva transcripción de los textos glíficos, a cargo del epigrafista Guillermo Bernal, ahora se plantea que el nombre de quien fuera consorte de Pakal ‘el Grande’ no era Ixik Tz’akbu Ajaw, “Señora Gobernante de las Sucesiones”, sino Ixik Tz’aka’ab Ajaw, “Señora Gobernante de las Generaciones”.

Esta relectura es, en realidad, un perfeccionamiento del nombre anterior, ya que no hay una diferencia diametral entre las voces “sucesión” y “generación”, sin embargo, para el académico, la raíz tz’aka’ab (sucesión u ordenación generacional) realza la asociación divina que tuvo el personaje, al tiempo que es un término que también tiene el sentido de “cosa eterna o imperecedera”, concepto afín con la idea de “continuidad generacional”.

Lo anterior, precisó el especialista en su última entrevista concedida al INAH, con motivo de la preparación de la nueva museografía y que ahora se comparte para recordarlo, se explica por la asociación de Tz’aka’ab con una de las mayores deidades míticas de todo el señorío: Bolon Tz’aka’ab Ajaw.

“El ‘Gobernante de las Eternas o de las Innumerables Generaciones’, entendidas estas como dinastías, fue una deidad patrona de la familia gobernante de Palenque, así como de toda la colectividad del señorío”.

A esa figura se le concibió como un gobernante primigenio y paradigmático, ligado con la fundación mítica o legendaria de los jerarcas, y como un rector sobrenatural de las sucesiones o relevos del poder a través de las eras.

Ello indica que, a pesar de que Ixik Tz’aka’ab Ajaw no era oriunda de Lakamha’ sino de Oox Te’ K’uh, una provincia sujeta al poderío de Palenque, se le asignó ese nombre tras contraer matrimonio con K’inich Janaab Pakal, el 19 de marzo del año 626 d.C.

reina roja

“Pakal —señaló Bernal Romero— fue un personaje muy sacralizado, pero también su esposa. La tumba de ella es tan compleja como la de aquel; sabemos que fue sacralizada al morir por la propia composición de su ajuar, cuyo tocado contiene una advocación al dios Chaak”.

Incluso, antes de su fallecimiento en 672 d.C. —once años antes que su longevo esposo—, debió dársele un tratamiento de divinidad a Ixik Tz’aka’ab Ajaw, “ya que dio a luz a los hijos y sucesores de Pakal: K’inich Kan Bahlam, entronizado en 684 d.C., y K’inich K’an Joy Kitam, quien accedió al poder en el año 702”.

Sobre las fuentes glíficas o textuales en las que se recogen referencias del glifo tz’aka’ab, el especialista citó la escultura conocida como el “Tablero” del Palacio de Palenque; y diversos chilames de pueblos peninsulares o documentos que registran la voz, como la propia Relación de las cosas de Yucatán, del evangelizador español Diego de Landa quien, todavía en el siglo XVI, hablaba de la presencia del demonio Bolon Tz’aka’ab en los ritos de los mayas de esa época, tal como ha indagado el epigrafista Octavio Esparza Olguín, también adscrito al CEM de la UNAM.

“Existe un respaldo de tipo etnohistórico y lingüístico que apunta más a esta versión del nombre”, destacó Guillermo Bernal al hablar de que cómo esta nueva propuesta busca promover un mejor entendimiento de un personaje cuya historia se ha escrito a lo largo de intensas décadas de debate académico.

En este sentido, evocó que cuando se descubrieron los restos óseos de Ixik Tz’aka’ab Ajaw, en 1994, para los expertos no estaba claro si pertenecían a la consorte, la madre o la abuela de Pakal, siendo finalmente los estudios de ADN, practicados por la académica de la Universidad Autónoma de Yucatán, Vera Tiesler, los que evidenciaron que los huesos de Pakal y de la Reina Roja no compartían rasgos de consanguinidad, de allí que, junto a evidencias cerámicas contemporáneas a la vida del jerarca palencano y ubicadas en la tumba de la reina, se aclararon esas dudas.

En aquella entrevista, el investigador finalizó al encomiar el esfuerzo del INAH para renovar la museografía e incorporar información novedosa, de la mano de expertos como el arqueólogo Arnoldo González Cruz, quien hace 26 años —junto con su colega Fanny López Jiménez— descubrió el sarcófago de la Reina Roja, o de él mismo como epigrafista, a fin de mejorar la experiencia del público en este espacio de divulgación.

De vuelta a la selva de Lakamha’, nombre con el que se conocía Palenque en la época prehispánica, el ajuar de la Reina Roja está listo para su apertura a la visita pública en el Museo de Sitio “Alberto Ruz L’huiller”.

MÁS INFORMACIÓN SOBRE LA REINA ROJA Y ARQUEOLOGÍA