Por Rodrigo Diez de Sollano

Los días 23 y 24 de noviembre de 2015 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, tendrá lugar el “Foro Internacional de Innovación en la Gobernanza Metropolitana”. En este evento se analizarán temas de gran transcendencia para los habitantes de áreas metropolitanas en México y en otros países.

Uno de los temas a tratar será acerca de los vínculos rural-urbanos, que parecería poco importante considerando que en México más del 77% de la población vive en ciudades. Pero ¿por qué tiene trascendencia la relación campo-ciudad?

La “frontera” campo-ciudad

El modelo de crecimiento urbano más común en México ha sido el “crecimiento extensivo”, es decir las ciudades crecen horizontalmente por el cambio del uso del suelo que originalmente era rural en sus diversas expresiones (forestal, agrícola, ganadero, humedales, etc.) para convertirlo en áreas con infraestructura urbana que incluye calles y avenidas pavimentadas, pasos a desnivel, casas, edificios, algunos parques y otros servicios.

Este “desarrollo urbano extensivo” además de costoso para llevar los servicios (agua, drenaje, electricidad, transporte público, etc) hasta zonas alejadas de los centros urbanos, ha sido depredador del medio ambiente al destruir zonas boscosas o de humedales, invadiendo los cauces de ríos, ensuciando las aguas de arroyos y ríos con aguas de desecho de las áreas urbanas convirtiéndolos en drenajes, contaminando los mantos freáticos con lixiviados de los “rellenos sanitarios” de basura y destruyendo la belleza del paisaje con depósitos de basura urbana al aire libre.

Los hechos descritos en el párrafo anterior a final de cuentas tienen consecuencias sobre la calidad de vida de los habitantes de las zonas urbanas, por ejemplo:

a) Las áreas boscosas que nos proporcionaban oxígeno y consumían el bióxido de carbono generado principalmente por los vehículos y las fábricas, ya no existen o han sido disminuidas por lo que la contaminación del aire es un problema permanente en las ciudades.

b) La invasión de cauces de ríos provoca inundaciones en las ciudades en cada temporal de lluvias, porque las aguas pluviales buscan su “salida natural” en donde originalmente estaban los cauces y además el agua se acumula en lugares no deseados como calles y avenidas, pasos a desnivel, centros comerciales, casas, etc. causando problemas sanitarios y de tránsito, así como pérdidas económicas.

c) La conversión de ríos y arroyos en drenajes y agregando a ellos las aguas pluviales, primero a cielo abierto y posteriormente entubados, creyendo ciegamente que ésta sería la solución “final” del problema, nos muestra que los flujos en las tuberías de drenaje van aumentando al sumarse nuevas áreas de superficie urbanizada que generan más volúmenes de drenaje y además las aguas de lluvia que antes se infiltraban al suelo, ahora corren sobre las calles porque los diámetros de las tuberías ya no es suficiente.

d) La falta de un manejo adecuado de la basura urbana ensucia el agua que extraemos del suelo para consumo humano o para riego, con los respectivos problemas sanitarios. Por otra parte las orillas de las ciudades están contaminadas con basura urbana, lo cual resta calidad a la vida de sus habitantes.

Hacia un vínculo rural-urbano más positivo

La calidad de la vida en las ciudades y en el campo está íntimamente ligada a una relación armoniosa entre ambas partes. La tendencia mundial es hacia la urbanización, el porcentaje de la población mundial en zonas urbanas seguirá creciendo lo cual no significa que los habitantes de las ciudades ya no necesitemos del sector rural, no solamente por la producción de alimentos, sino como una fuente de salud y esparcimiento, aun cuando en ciertos momentos tal parece que lo olvidamos…

Adelanto algunas propuestas que seguramente serán discutidas en el “Foro Internacional de Innovación en la Gobernanza Metropolitana”:

a) Reglamentar y limitar el crecimiento urbano horizontal de tal manera que la “frontera campo-ciudad” no vaya retrocediendo continuamente. Esto implicaría reglamentar e incentivar el crecimiento vertical en las ciudades, con todo lo que esto conlleva en cuanto a transporte público, servicios de agua, drenaje, electricidad, telecomunicaciones, áreas verdes, etc.

b) Reconocer que las áreas rurales no son el basurero de las zonas urbanas, lo cual requiere de un manejo adecuado de la basura, incluyendo la clasificación y separación de la misma para poder reciclarla.

c) Recordar que las ciudades están asentadas en una determinada topografía que debemos tomar en cuenta para no construir invadiendo cauces o áreas peligrosas en las que la naturaleza tarde o temprano nos cobrará los errores.

d) En algunos casos será necesario recuperar el territorio invadido por la infraestructura urbana, por ejemplo en zonas en donde hay inundaciones en forma reiterada, en las cuales sería necesario reconstruir los cauces de ríos o arroyos que atraviesan las ciudades.

e) Generar más áreas verdes de tal forma que lleguemos a los mínimos recomendados de superficie verde por habitante y que contribuyen en forma muy importante a la calidad de vida. Estas áreas verdes en las zonas urbanas podrían estar conectadas con las zonas rurales que rodean las ciudades formando un entramado y un cinturón verde.

Finalmente recordar que vivamos en la ciudad o en el campo, siempre estaremos inmersos en el medio ambiente que es mucho más grande que las construcciones hechas por el ser humano y que la naturaleza se encargará de recordárnoslo.

AUTOR: Rodrigo Diez de Sollano

Twitter: @De Sollano