• Este bioplástico se extrae a partir del jugo de nopal.

Guadalajara, Jalisco. 23 de febrero de 2018 (Notimex).- Una investigadora de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), Guadalajara, trabaja en la elaboración de un bioplástico derivado de una especie de nopal no comestible para el humano, a fin de sustituir los plásticos derivados del petróleo que tardan varios años en degradarse.

La maestra en procesos biotecnológicos, Sandra Pascoe Ortiz dijo que el proyecto de bioplástico derivado del nopal inició luego de observar el mucílago que segrega la planta, esto es, la sustancia viscosa que se halla en algunas especies.

Agregó que, la idea principal era buscar un sustituto para las bolsas plásticas de uso diario. No obstante, falta determinar la materia prima para iniciar la investigación.

“Lo que hice fue probar algunas formulaciones de mezclas, no llegar a lo mejor a la polimerización, pero sí que se mejoraran las características de la baba del nopal, y con eso fue con lo que empecé a trabajar”, explicó la investigadora.

El trabajo que inició hace cuatro años se encuentra en etapa de experimentación con distintos tipos de fórmulas de bioplástico para probar características como resistencia o elasticidad.

“Escogí una especie de nopal para trabajar. Estamos en la etapa de pruebas mecánicas para saber si al cambiar la composición del nopal, cambian las propiedades del bioplástico”, dijo.

La investigadora refirió que la especie elegida para la producción fue la Opuntia megacantha, además, de la Opuntia ficus-indica, con la cual había trabajado de manera previa.

Para la producción del bioplástico derivado del nopal, la maestra expuso que la materia prima se puede obtener con un extractor de jugo, de donde se toma el líquido más espeso para dar inicio al desarrollo del material.

Después, se añade glicerina, proteínas naturales, además, en algunos casos, se agregan colorantes naturales para mejorar la estética del producto, el cual está pensado sea usado como envoltorio de artículos, pues aún se trabaja en el desarrollo de prototipos con más resistencia y volumen.

De acuerdo con Pascoe Ortiz, el bioplástico se puede degradar a la intemperie en tres meses, y si está en contacto con agua, el periodo se reduce a dos. Además, este material no es tóxico para animales.

Al proyecto todavía le falta encontrar la fórmula idónea para la elaboración del producto, así como realizar pruebas de resistencia, a fin de desarrollar, estandarizar la tecnología y la producción masiva del bioplástico.

No obstante, la doctora ya ingresó la solicitud de registro de patente de la formulación y del proceso de elaboración del bioplástico ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).