La culpa es (de la) mujer
DEVENIRES COTIDIANOS, por Susana Ruvalcaba
Culpa: Nombre femenino o femenino es lo primero que nos dirán la mayoría de los diccionarios –si no es que en todos- cuando buscamos el significado de la palabra. En el español, nuestro amado idioma que otorga género a las palabras, la culpa es mujer.
La historia –esa sí en cualquier lengua- nos refuerza esta idea partiendo de Eva que se dejó tentar por la serpiente y en su seductora desobediencia se llevó la pobre de Adán entre las patas. Y qué tal Helena de Troya que con su belleza conquistó a Paris desatando una sanguinaria guerra a casusa de ello. O el caso de Sansón, que enamorado de Dalila, termina cediendo a su insistencia y revelándole el secreto de la fuente de su fuerza ocasionando la traición de su amada.
Casos bíblicos hay muchos: Jezabel alejó a su marido (Acab) y a su pueblo de Dios y los hizo adorar a Baal (un dios falso y pagano); Herodías manipuló a Salomé para pedir la cabeza del Bautista en una bandeja. Jael, por su parte, hizo uso de la debilidad masculina para matar a Sísaro -un enemigo del pueblo de Israel- a quien invitó a su tienda, le sirvió leche en un tazón y atravesó la cabeza con una estaca y un martillo en el momento en que se quedó dormido. Y finalmente Judith, quien usó su belleza, educación e inteligencia para engañar a Holofernes – un general asirio que tenía sometido a Israel-, embriagarlo y después decapitarlo mientras él dormía.
Los romanos tampoco se salvan de las mujeres, está Agripina, la madre de Nerón, por ejemplo, que hizo hasta lo imposible hasta lograr desquiciar a su hijo y también está Mesalina, además de influenciar las decisiones de su marido, el emperador Claudio, se dio vuelo siéndole infiel con miembros de la nobleza pero también con soldados y hasta gladiadores.
Los griegos no se quedan atrás. Basta con hablar de Pandora quien, para vengarse de los hombres que le habían robado el fuego, abrió la caja en la que Zeus había encerrado todos los males y miserias del mundo, desatándolos sobre la faz de la tierra. Mientras que Circe -la gran hechicera de Homero-retuvo junto a ella a Odiseo –cuya fiel mujer Penélope lo esperaba- durante un año seduciéndolo y colmándolo de placeres.
Pareciera pues que los hombres han sido constantes víctimas de las mujeres desde el principio de los tiempos. Tertuliano afirmaba que las damas somos la puerta del Diablo. La belleza y la inteligencia femenina parecieran ser las causantes de los males que aquejan a los hombres.
¿Y qué tal la contribución que nos hace Disney? ¿Han notado que las brujas del cuento son siempre mujeres?
Aún en nuestros días no nos libramos. La culpa de que el marido sea infiel es de la mujer que lo sedujo; ¿la gente te dice de cosas en la calle o te mira de manera tal que te incomoda? Entonces te dicen: es que es tu culpa por ser bonita y claro también es culpa de cómo te vistes o de haber tomado si alguien se propasa contigo
La violencia de género está a la orden del día. Según un artículo de The Economist (2005), las mujeres entre los 15 y los 44 años tienen una mayor probabilidad de ser mutiladas o asesinadas por hombres que de morir de cáncer, malaria, accidentes de tráfico o guerra combinados.
¿No será momento romper con el paradigma de dejar de culpar a la mujer por ser mujer y empezar a ser objetivos y formarnos en el respeto? Pregunto.