La epidemia narcisista: padres ególatras con hijos sumisos
NOSCE TE IPSUM Por: Josman Espinosa Gómez

Talvez alguna vez hayas escuchado el mito griego de Narciso, que enamorado de su propia imagen murió ahogado al ver su reflejo, tal vez suene irónico que hoy más que nunca esta situación es más vigente que nunca. Ya que hoy a través de las redes sociales, la televisión y el internet es que recibimos innumerables mensajes sobre la felicidad, el éxito y el ser un ganador en esta vida; sin embargo, estudios han demostrado que dichos mensajes no son otra cosa que síntomas de una sociedad que padece de Narcisismo.

El narcisista es una persona que se le reconoce por su comportamiento egoísta, prepotente y vanidoso, unido a su carencia de empatía, a diferencia de lo que muestran, los narcisistas son personas inseguras y se frustran con facilidad, ya que su autosuficiencia sería sólo una autoafirmación y un disfraz de una personalidad insegura. Pat MacDonald autora de “Narcisismo en el mundo moderno” señala algunos síntomas de la presencia social del narcisismo: “Basta con observar el consumismo rampante, la autopromoción en las redes sociales, la búsqueda de fama a cualquier precio y el uso de la cirugía estética para frenar el envejecimiento”. Cabe aclarar que el narcisismo es preocupante cuando llega a ser un trastorno de la personalidad, que se caracteriza por emociones intensas e inestables y una autoimagen distorsionada, sumado a ello, se puede agregar un amor anormal a sí mismo y un exagerado concepto de superioridad.

Dicho lo anterior ¿qué puede pasar cuando una persona narcisista es padre? Los padres narcisistas son ególatras que buscan aprobación constante en sus hijos, después de generar grandes expectativas sobre ellos, exigiéndoles sobresalir en todo, suelen proyectar en ellos, sus sueños frustrados, por lo que se vuelven padres que presionan a obtener resultados por encima de lo que el entrenador o los docentes esperan de ellos. Todo esto obviamente genera angustia en los hijos cada vez que no logran cumplir las expectativas esperadas por ellos, ya que les reprochan su desempeño y los resultados después del dinero y el tiempo que han invertido en su educación y formación.

La infancia de un hijo criado por padres narcisistas suele ser muy difícil, ya que no se reconoce al niño como un ser humano diferenciado, sino como una extensión del yo paterno, por lo que no es extraño, que sean niños con diversos problemas psicológicos, volviéndose narcisistas, al interiorizar las cualidades infladas por sus padres sobre ellos.
Esa actitud paterna no es en lo más mínimo formativa, porque en lugar de desarrollar las facultades del hijo, le mantienen en estado dependiente y pasivo, provocando que no pueda generar capacidades de dirigir su propia vida.

El tratamiento del trastorno narcisista de la personalidad se centra en la psicoterapia, con la que se pretende liberar al paciente del deseo de lograr objetivos imposibles. Sin embargo, la clave es la prevención y he aquí algunas ideas para ello:

• Muestra cariño y afecto de manera incondicional
• No sobrevalores las capacidades de los hijos, ni los veas verlos como si fuesen superiores a los demás.
• Enseña empatía, compasión y respeto por los otros, así como a cooperación con ellos.
• Muéstrales que equivocarse es una oportunidad para aprender
• Anímales a hacer cosas en las que “no son los mejores”; no siempre hay que ganar, y no a toda costa;
• Enséñales a aceptarse completamente, con sus aptitudes y sus limitaciones.
• Incúlcales que hacer algo bien o tener un talento especial no implica ser superior a los demás ni tampoco merecer un trato diferente.
• Y en cuanto veáis una conducta narcisista en alguien de su entorno, en el cine o en la televisión, no dudes en señalárselo como ejemplo de mal comportamiento.

Siempre hay tiempo para cambiar las cosas, solo pensemos que ser validados y reforzados por los demás no nos hace mejores, no felices, ni ganadores, por el contrario, crea una presión en tus hijos que si no cuentan con las herramientas psicoemocionales suficientemente fuertes, solo serán un problema en su infancia y el resto de su vida; así que hoy eres un padre que lo sabe, piénsalo y empieza con tu primera acción de amor hacia ellos.

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