La violencia y sus factores psicológicos

Todos los días vemos y nos enteramos de actos violentos en nuestra sociedad y en nuestro alrededor, y talvez al ver esas escenas uno se pregunta ¿qué pasa por su cabeza para hacer eso?, y como en automático relacionamos que algo está mal.

Es cierto que los actos violentos se relacionan con factores psicológicos, pero también factores sociales que son determinantes, para que se lleve a cabo un acto de violencia. Es algo que preocupa por las consecuencias que en sí mismo desencadena, la variedad de expresiones que tiene, su habitualidad y extensión a otras esferas sociales de nuestras vidas.

Así que pensar en cómo combatir el comportamiento agresivo o violento y/o descubrir las causas que lo generan y eliminarlo es un reto en nuestros días, pero ¿se puede predecir o conocer a una persona violenta?

La agresividad problemática tiene interrelación de varios factores, entre los que están los biológicos, psicológicos y sociales. El factor Biológico tiene que ver con la personalidad y los niveles de reactividad e impulsividad.  El factor Psicológico tiene que ver con. la capacidad de reacción emocional, la alteración en la interpretación de la interacción social y las estrategias inadecuadas de resolución de problemas. El factor Social está relacionado con: el déficit vinculado a edades tempranas, los modelos de conducta incorrectos, las contingencias de recompensa inadecuadas, el déficit de vigilancia afectiva y disciplinaria en la gente que educó, la exposición a conductas violentas en su entorno de cuidado, el entorno social y los medios de comunicación.

Por lo que podemos decir que, respecto al factor biológico, la violencia no está ligada a un gen, sino a factores psicológicos y sociales determinantes cambiantes pero constantes. Por lo que un sujeto con perfil psicológico de personalidad con tendencias agresivas y violentas se muestra: conflictivo, es decir, no aprende con la experiencia o el castigo, rompe las normas sociales habituales, es agresivo, tiene deseos de herir al otro (el agresor sabe que a su víctima no le gusta lo que él está haciendo), tiene dificultad para tener sentimientos de vergüenza y culpa, posee baja tolerancia a la frustración, presenta una tendencia al egocentrismo y extrapunición, cuenta con baja o nula capacidad de empatía y colaboración, así como poca capacidad para establecer relaciones interpersonales y equitativas. Estos factores psicológicos tan solo son consecuencia de una suma de factores previos, sobre todo de índole social y de construcción de la personalidad a través de su historia de vida que ha ido construyendo un perfil de este tipo.

Así que cada vez que pienses sobre ¿qué pasa por la cabeza de esa persona que comete un acto de violencia?, y que nos roba un gesto de sorpresa todos los días; tal vez te detengas a pensar que uno no está tan lejos de estar en ese lugar, sino trabajamos con nuestra salud mental y mejoramos nuestros entornos auto-observándonos, pero sobre todo volviéndonos conscientes de nuestros alcances y límites biológicos, sociales, pero sobre todo psicológicos.

La violencia: una compañera de vida