• Varios rankings la sitúan atrás de la liga de Chipre.
  • Por Barry Whelan (dpa)

Berlín, Alemania. 27 de diciembre de 2017 (dpa).– No hace tanto tiempo, la Liga alemana de fútbol, la bundesliga, podía presumir de ser la mejor de Europa. En la actualidad, varios rankings la sitúan incluso por detrás del campeonato nacional de Chipre.

La caída en desgracia de la Bundesliga no constituye una gran sorpresa y se refleja con fidelidad en la clasificación elaborada por la UEFA, donde ocupa el puesto número nueve.

¿Qué ha pasado? La explicación parece sencilla, basta con revisar estadísticas y tablas de resultados. Para muestra, un botón: esta temporada, por ejemplo, tan solo el multicampeón Bayern Múnich opta a conquistar la Liga de Campeones europea.

El resto de clubes alemanes, el Borussia Dortmund y el Leipzig, se han despedido de forma prematura de la competición y a ello se suma además una exigua representación en la Liga Europa después de que los modestos Hoffenheim, Hertha Berlín y Colonia no lograran llegar a la fase de eliminatorias y el Freiburg cayera ya en la fase de clasificación.

Por primera vez, ningún equipo alemán ha superado la fase de grupos de la Europa League. Es más, el Hoffenheim y el Hertha Berlín han tenido el dudoso honor de convertirse en los primeros clubes de la Bundesliga en languidecer en el fondo de un grupo.

El calamitoso balance refleja que de 40 partidos disputados por conjuntos alemanes en Europa durante esta temporada, tan solo 11 de ellos terminaron con una victoria germana mientras que 21 se resolvieron con resultados adversos.

Cinco de los triunfos cosechados llevaron la firma del Bayern, un club al que, sin embargo, no le tembló el pulso para despedir al técnico italiano Carlo Ancelotti después de que el conjunto perdiese por 3-0 ante el París Saint Germain.

Otro dato: en el coeficiente de la UEFA, recientemente publicado, Alemania figuraba con un total de 6.000 puntos muy alejado del triunvirato de reyes que dominan las competiciones europeas: Inglaterra, con 12.214 puntos; España, con 11.000; e Italia, con 10.833.

Una posición que sitúa a la bundesliga incluso por detrás de países como Rusia, Francia, Chipre, Portugal y Austria.

La mala racha de Alemania en competiciones europeas contrasta con los éxitos que cosechaba en años recientes, sin ir más lejos en 2013, año en que la final de la Champions League en Wembley fue disputada por el Bayern y el Dortmund.

“Es una debacle”, señaló el diario deportivo “Sport Bild” en relación al bajo rendimiento de los clubes alemanes en Europa. “Solo el Bayern Múnich ha evitado la vergüenza total”, indicó por su parte el portal Sport1.

Desde la revista “Kicker”, la biblia del balompié en Alemania, entienden que la penosa situación que afecta al fútbol alemán no es “una cuestión de dinero”.

Joachim Löw, el seleccionador nacional, atribuye el problema a los numerosos cambios que hicieron los equipos para afrontar dos competencias.

“Algunos equipos han rotado mucho en estos juegos internacionales. Entonces, debes aceptar que puedes quedarte eliminado en Europa, porque los otros clubes, sin importar de dónde vengan, luchan para llegar a la segunda ronda o a los octavos de final.

Más allá de los motivos, todos los clubes alemanes, con excepción del único superviviente Bayern Múnich, sufren mientras que, paradójicamente, la selección nacional vive uno de sus momentos de mayor esplendor.

El combinado dirigido por Löw no solo ostenta el título de campeón del mundo y de la Copa Confederaciones, sino que ha sellado su boleto para la cita mundialista de Rusia de 2018 con un pleno de victorias.

En todo 2017, el vigente campeón del mundo se mantuvo invicto y no pierde un encuentro desde julio de 2016, cuando cayera 2-0 ante Francia en las semifinales de la Eurocopa. Y durante todo el año ganó todos sus encuentros por competiciones oficiales, salvo por un empate 1-1 ante Chile en la fase de grupos de la Copa Confederaciones.

Con estas credenciales, la “Mannschaft” figura como una de las selecciones favoritas a escala global, como un equipo capaz de hacer vibrar a un país que, últimamente en campeonatos europeos, no le que queda otra que conformarse con la decepción.