MADRE SOLO HAY UNA…Y ME TOCÓ A MI

NOSCE TE IPSUM Por: Josman Espinosa Gómez

Seguro han escuchado la frase “madre solo hay una”. Muchas veces la decimos con orgullo, pero otras como queja, y es que, si bien es cierto que cada uno tiene su propia madre, también es cierto, que las madres comparten un perfil casi único respecto a su rol como tal y sus funciones a desempeñar con sus hijos.

Apenas antier celebramos el Día de la Madre, y nos vimos inundados con memes, frases, audios, mensajes y hasta comerciales respecto al rol materno y es por demás curioso que nos identificamos con ellos por una razón y esta razón es que, en el fondo, todos tenemos a la misma madre, aquella que la sociedad nos dictaminó y nos dijo como debía ser.

Las relaciones con las madres no son sencillas, están cargadas de rivalidad, conflicto, normas, quejas, reclamos, amor, heridas y errores entre otras cosas; sin embargo, es una relación única, y aunque la sociedad ha impuesto reglas y dinámicas para ello, los tiempos van actualizando nuestras formas de relacionarnos y el propio rol de madre ha ido adaptándose cada día a las necesidades y retos de nuestro mundo.

Es momento de entender que las madres, ante todo, son primero mujeres. Tienen metas, sueños y ambiciones que son independientes de su rol materno. Tenemos que romper el paradigma que nos impusieron desde hace más de 500 años durante una Conquista, donde la única figura de la madre aceptada era la madre-Virgen dispuesta a todo por sus hijos asumiendo un rol de sumisión y abnegación por ellos, que lo único que se provocó fue una culpa disfrazada de agradecimiento eterno por parte de los hijos hasta nuestros días.

Debemos ver a la madre de hoy como una persona capaz de hacer exactamente lo mismo que un padre y vivir y exigir lo mismo por lo que hace.  Ver a una madre que no depende de nada ni de nadie para sacar adelante a sus hijos y a ella misma, una madre que no necesita a sus hijos para ser quien es y que no vive sacrificándose constantemente para ser reconocida.

Las madres de hoy viven sus vidas sumando cada vez más roles; pelean sus propias batallas y alcanzan sus metas, muchas de las cuales no tienen que ver con sus hijos; viven sin pedir permisos a nadie y sin sentir culpa por ser lo que son.

Las madres de hoy son una figura que no había existido nunca en este mundo, por lo que debemos admirar este espectáculo, apostar a que serán cambios que beneficiarán nuestro mundo y en el que sus hijos, serán tal vez, la primera generación que no viva con una culpa oculta y si con un agradecimiento sincero por ver en sus madres antes que nada, a una persona capaz de ser sí misma, de construir su propio mundo y una madre que ama serlo porque fue su decisión asumir ese rol y no una imposición de la sociedad que por mucho tiempo ha dictado lo que debemos ser, hacer y sentir.

Son las madres de hoy, quienes con su ejemplo nos darán la pauta para aprender a elegir una vida que nada ni nadie nos impuso, pero que, si nos tocaron como madres, nos enseñaron que ser lo que somos, es algo que nos toca decidir a cada uno.