• INAH invita a niños, jóvenes y adultos a echar un vistazo a los monumentos históricos de México, inmuebles que hoy son parte de su Red de Museos
  • Entre ellos están el Regional de Guanajuato, Alhóndiga de Granaditas; Histórico de Acapulco, Fuerte de San Diego; y los nacionales del Virreinato y de las Culturas del Mundo

La Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como parte de la campaña “Contigo en la distancia”, invita a niñas y niños a echar un vistazo a los monumentos que hoy son parte de su Red de Museos sin salir de casa.

Por ello, y para que aun durante la Jornada Nacional de Sana Distancia se tenga acceso a estos museos, el INAH a través de su página web: www.inah.gob.mx, un conjunto de 123 paseos virtuales que permitirán adentrarse en algunos de los recintos más emblemáticos del país.

Las paredes guardan historias, y entre más viejas, más anécdotas tienen por contar, por ello, entre los recintos que se podrán conocer a distancia se encuentran los museos Regional de Guanajuato, Alhóndiga de Granaditas; Histórico de Acapulco, Fuerte de San Diego; y los nacionales del Virreinato y de las Culturas del Mundo.

Muchos han escuchado hablar sobre el mítico personaje conocido como el “Pípila”, quien, llevando a cuestas una pesada loza, permitió el asalto de los independentistas a la Alhóndiga de Granaditas, en la rica ciudad de Guanajuato. Así que el recorrido virtual comienza por este monumento, uno de los más reconocidos en nuestra historia, donde ardió el fuego de la insurgencia en la Nueva España.

Los cibernautas conocerán el nacimiento de este lugar que parece una fortaleza y que ahora es sede del Museo Regional de Guanajuato. Los menores sabrán que el origen de la palabra “alhóndiga” es árabe y refiere a un granero, tanto así que popularmente se le conoció como “El Palacio del Maíz”.

Otros datos curiosos son que la licencia para su construcción se emitió en una fecha “cabalística”, el día 7 del séptimo mes de 1797; y que, como tal, la alhóndiga solo funcionó durante ocho meses (comenzó a operar en 1809).  Para saber quién fue el arquitecto detrás de esta obra civil ¿quiénes fueron los caudillos, cuyas cabezas fueron expuestas en los ángulos superiores de este edificio para escarmentar a la población? y ¿cuándo inició su vocación como museo?, entonces hay que visitar https://www.inah.gob.mx/paseos/museoregionalgto/

Otro bastión, pero en el paradisíaco puerto de Acapulco, en Guerrero, es el Fuerte de San Diego. Allí, se podrán conectar con el otro lado del mundo, porque sí, siglos antes de los aviones y del internet, la Nueva España (que sería después México) mantuvo lazos comerciales y culturales con Asia gracias al Galeón de Manila, el cual partía de Filipinas y cruzaba el océano Pacífico.

En esta embarcación que era muy esperada, viajaban exquisitas mercancías del lejano oriente, especias y alimentos exóticos, que eran resguardos en el Fuerte de San Diego —hoy convertido en el Museo Histórico de Acapulco—, donde antiguos cañones recuerdan que esta fortaleza tenía que ser defendida de los ataques de piratas.

Pero también de la Nueva España partían innumerables bienes, ideas y personas, primero hacia el puerto de Veracruz y de ahí, atravesando el océano Atlántico, llegaban a España. En: https://www.inah.gob.mx/paseos/FuerteSanDiego/index.html podrán completar este viaje por tres continentes, el cual duró 250 años y nos “interconectó” para siempre.

Y hablando del arribo de ideas, en 1572 se solicitó que los mejores maestros de Europa llegaran a la Nueva España, y ¿quiénes eran ellos?, nada más ni nada menos que los jesuitas. Esta importante orden establecería tres de sus colegios en Tepotzotlán, en el actual Estado de México, donde ahora funciona el Museo Nacional del Virreinato.

En uno de esos colegios se aprendían lenguas indígenas para poder comunicarse con los pobladores originarios de las tierras conquistadas; en otro se enseñaban los preceptos de la religión católica, así como a leer y escribir en castellano; y en el tercero se educaba a los jóvenes jesuitas. Estos religiosos tuvieron mecenas, lo que les permitió expandir sus terrenos y cultivos, y construir el esplendoroso Templo de San Francisco Javier.

Sin embargo, el gusto no les duró mucho, porque solo cinco años después de que se terminó su parroquia, los jesuitas fueron expulsados de las colonias españolas. ¿Regresaron a su querido Tepotzotlán? ¿qué destino tuvieron sus colegios y su iglesia?, no se pierda el final de la historia por: https://www.inah.gob.mx/paseos/virreinato/

El recorrido sigue y llega a la “muy noble, insigne, leal e imperial Ciudad de México”, la otrora capital de la Nueva España, donde en el siglo XVIII, en lo que fuera parte del Palacio Virreinal se albergó la Casa de Moneda. En este magnífico edificio de tezontle y cantera se encuentra ahora el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, que es una ventana al orbe.

Este museo ocupa el edificio donde nació la exhibición del patrimonio en México, y es el único donde se muestran objetos de origen internacional reunidos en función de diferentes formas de vida, valores, costumbres y creencias que nos ayudan a comprender la diversidad cultural, más que por su belleza o por su valor histórico.

Este acervo proviene de la amistad y el respeto de nuestro país a otras naciones. La colección incluye desde un sarcófago egipcio, bronces y esculturas chinas, un impermeable inuit (esquimal), una manta chilkat (Alaska) o una tablilla sumeria. Puede abordar en: https://www.inah.gob.mx/paseos/MuseoDeLasCulturas/tour.html, sin necesidad de pasaporte ni visa.

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