Ciudad de México. 29 de septiembre de 2017.-Debido al poco conocimiento que se tiene sobre el valor de los murciélagos magueyeros menores (Leptonycteris yerbabuenae) y la pitaya (Stenocereus queretaroensis) a los humanos, la científica Verónica Zamora Gutiérrez, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) trabaja en explicar la interacción mutualista entre estos dos y sus múltiples beneficios en la producción de alimento.

La investigadora del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Durango, quien tiene más de 10 años de experiencia, aseguró que este proyecto se enfoca en determinar el valor económico de los murciélagos nectarívoros a la producción pitayera de la cuenca de Sayula, Jalisco.

Zamora Gutiérrez, cátedra del Consejo nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), señaló que esta investigación además destaca la importancia de los servicios de polinización por murciélagos tanto ecológica como económica para fomentar una percepción positiva de éstos y así fomentar los esfuerzos para su conservación.

“A pesar de la gran importancia de estos mamíferos, su valor ha sido subestimado e incluso se les da mala reputación causada por su aspecto inusual, sus hábitos nocturnos y por ser asociados a enfermedades como la rabia”, subrayó la científica politécnica.

Explicó que en México muchas plantas dependen de los murciélagos para su polinización, especialmente los agaves y los cactus columnares donde se obtienen una gran variedad de bebidas y frutas. “Por consiguiente, el disturbio de las poblaciones de estos animales podría generar grandes pérdidas económicas para las comunidades locales”.

La pitaya de la región de Sayula es de gran importancia para el medio ambiente de los ecosistemas de las zonas semiáridas del oeste del país, ya que sus flores y frutos alimentan a aves, insectos y mamíferos, y colaboran con un alto valor económico, social y cultural para el estado de Jalisco.

En este desarrollo también participan la alumna de doctorado Constance Tremlett y los investigadores internacionales Kelvin Peh y Marije Schaafsma de la University of Southampton, Inglaterra.