• Fundamental hacer planes a largo plazo para enfrentar la crisis

La pandemia del COVID-19 ha profundizado los problemas que ya vivía México, como el sistema de salud erosionado, y el de protección social, que es jerárquico, además de la desigualdad económica; por lo que es necesario hacer un diagnóstico de lo que está mal para poderlo modificar. Esa es una de las conclusiones del webinar “El futuro del bienestar social”, que organizó Jalisco a Futuro y la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Los expertos que participaron expusieron posibles vías de solución y los retos que enfrentan la seguridad social y el sistema de salud después de la pandemia.

El doctor Carlos Barba Solano, profesor-investigador del Departamento de Estudios Socio Urbanos, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), habló sobre el fin de la globalización liberal, que realmente es el fracaso en términos económicos y sociales de este modelo. Lo que la pandemia ha hecho es agravar la situación y plantear retos profundos para el futuro, dijo.

La pandemia reveló profundos problemas estructurales. Por ejemplo, que el modelo económico que hemos adoptado y seguido alrededor de 30 años ha generado poco crecimiento económico, alta desigualdad, pobreza persistente y destrucción ambiental.

La crisis que enfrentamos es producto de la precarización laboral, débiles esquemas de acceso a derechos sociales, un paradigma que centra en el mercado el bienestar y no en la actividad pública, y todos estos problemas subyacen a una cultura de privilegios que prevalece en nuestro país.

Denunció un sistema de protección social que es muy jerárquico, no ofrece lo mismo para todos, es débil, está fragmentado, y el sistema de salud ha sido erosionado.

La solución al problema que se enfrenta no puede venir del marco conceptual que nos metió en el mismo. Se requiere de otras ideas, factores que promuevan la intervención del Estado en la inversión para servicios sociales y servicios públicos, ya que significa invertir en el futuro. “No es un costo, no es un pasivo del Estado”, subrayó Barba Solano.

Además, hay que fortalecer el sector salud, proteger los ingresos de los trabajadores, apoyar el consumo de primera necesidad, a las pequeñas y medianas empresas, y no es posible hacerlo sin una reforma fiscal, si no se planea una carga impositiva a la riqueza.

En el modelo actual hay poca gente que concentra la mayor parte del ingreso y muchos que están en distintos grados de vulnerabilidad y pobreza.

El académico se pronunció por pensar en el bienestar social de otra manera. No es sólo atender las necesidades básicas de la población, sino construir derechos; después, que haya un acceso efectivo y con la misma calidad a los servicios, de modo que parte de la población no tenga que pagar por la salud en farmacias con servicios de muy baja calidad.

La doctora Yasodhara Silva Medina, profesora del Doctorado en Ciencias Sociales del CUCSH, destacó la importancia de no resolver la inmediatez, sino ver a futuro para poder producir las condiciones de mejora en un mediano y largo plazos.

Explicó que los programas sociales generan ciertos equilibrios, pero no los suficientes. “Puede haber una buena intención del gobierno, pero no hay el recurso”, declaró.

Dijo que dan la muestra los regímenes de bienestar social escandinavos, que requieren de tasas impositivas altas pero que se ven reflejadas en un bienestar social compartido. “Debemos ver esas ganancias que se obtienen de cooperación social”, enfatizó.

El doctor Alejandro Canales Cerón, profesor-investigador del Departamento de Estudios Regionales (INESER), del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), señaló que en América Latina la crisis sanitaria afecta por la incapacidad de respuesta del sector privado a epidemias como el COVID-19, y también hay incapacidad del Estado para “montarse” a esta situación y resolverla. Le falta personal, recursos, capital humano y un programa. “No es a través del mercado, sino a través del Estado que se va a resolver este asunto”, subrayó.

Indicó que la mercantilización de la salud no implicó una mayor capacidad de cobertura, ni calidad. Se pronunció por un cambio de paradigmas, y señaló como salida al problema la refundación de la sociedad, de la economía y del mundo entero.

Explicó que el “COVID-19 nos pone en la cara algo que tal vez iba a estallar 20 años más tarde. Nos estalla un sistema, y esto indica que si seguimos por el mismo rumbo, lo único que vamos a cosechar son desigualdades, muertes e inequidades que atenten contra la misma sociedad”, resaltó Canales Cerón.

La doctora Edith Gutiérrez Vázquez, profesora-investigadora del CUCEA, habló de la importancia de tener bienestar y equidad en términos de género, de ingreso, de situación económica, y asegurar el bienestar generacional de manera que haya una visión del contexto actual y de las repercusiones en los próximos 10, 20, 30 o 50 años.

Explicó que el bienestar generacional significa que hay que pensar que lo que ocurre en el presente, repercute en el futuro. El problema del Estado es que cuando planea, lo hace para un sexenio o trienio, cuando la realidad sobrepasa y sigue después de que cada uno de estos gobiernos ha concluido su periodo.

El no haber podido sobrepasar una visión de corto plazo ha sido uno de los problemas fundamentales de que la política de bienestar social no funcione, dijo Gutiérrez Vázquez.

“La inmediatez no le está ayudando a resolver los problemas al Estado. Estamos tapando los hoyitos. Sería bueno que una carretera nos durara, por ejemplo, aunque sea el sexenio, para no reinvertir”, enfatizó la investigadora.

El webinar fue transmitido a través de las redes oficiales de la UdeG y de Canal 44, bajo la conducción de la periodista y analista Ivabelle Arroyo. Éste y todos los anteriores seminarios virtuales pueden consultarse en el sitio htp://www.webinars.udg.mx/

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