• Primero hubo fuego patrio en la ceremonia del grito en Tanhuato, después hubo gritos por el fuego en la plaza de Tanhuato.
  • Es la segunda ocasión en este año que la pirotecnia provoca que una palmera arda, la primera fue el 30 de abril.

Tanhuato, Michoacán (16 de septiembre de 2017). Como una chispeante llama que atrae la atención de todo el patriota presente en esta plaza, iniciaste, fuego que da energía o que quita la vida, símbolo defensor de nuestra libertad; no eres la antorcha que tranquila reposa en el pebetero, eres de nuevo atributo de la destrucción, posible nacimiento de una nueva tradición. Mientras nuestras manos inexpertas no puedan controlarte, cuando se insiste en jugar contigo en forma de coronas o cohetes, sabremos que el peligro nos ronda, sin embargo, es siempre hermoso verte en tu forma acústica, llena de color que estallas en el cielo o que como chispa traviesa aterrizas sobre algún palmar.

Nada más representativo en esta noche tricolor, que gritar el ser todos mexicanos, sentir el mariachi a flor de piel, comer esos antojitos tan nuestros, que la pirotecnia haga saber que Tanhuato es el pueblo más cohetero y en donde posiblemente se ve nacer una nueva tradición. Una quema de palma por cada festividad.

La noche de este 15 de septiembre al terminar de pronunciar el grito, la pirotecnia estuvo en su punto más alto; luces de colores, cohetes que estallaban estruendosos, coronas que parecían elevarse más allá del punto más alto, la torre de la parroquia, todas nacientes de la azotea del palacio municipal. Pero como todo puede suceder, no se puede tener control de esta tradicional atracción, algunas coronas no alcanzaban su punto más alto y caían en las cercanías de la plaza, las varas aún chispeantes caían a los pies de los concurridos. Cosa que no pasaba de un susto o un grito suave, pero… ¿qué fue aquello que distrajo a quienes con su celular pasaron de grabar al mariachi a hacer captura de un evento ya ocurrido?

El mariachi se encontraba en medio de una interpretación cuando las miradas y las cámaras se enfocaron en aquella llama que comenzó de a poco. Una corona, se impactó directo a una de las palmeras del jardín de la plaza, ya apagadas aquellas chispas rosas un fuego naranja comenzó a devorar esta planta tropical. Risas y nerviosismo inundaron las caras de los presentes, ¡otra vez!, gritaron algunos. Un leve humo acompañado de suave olor comenzó a brotar, parecía repetirse la misma historia de aquel 30 de abril de este año, sin embargo, uniformes azules iniciaron su movilización.

Los elementos de seguridad y protección civil arrastraban una larga y pesada manguera, abrían paso entre aquellos que se aferraban a tener la mejor toma de este hecho. Uno de ellos saltó al jardín tan sólo para encontrar que la manguera no alcanzaba aún el alto de la palmera. Unos tirones y jalones bastaron para tener el suficiente de este tubo y alcanzar a extinguir las llamas que pretendían continuar con esta tragedia. Las acciones de esta noche fueron inmediatas y el siniestro se mitigó, de nuevo el mariachi reclamó la atención que merecía y la noche trascurrió tranquila, sin otro fuego más que aquel que bajo vigilancia reposaba en su respectivo recipiente.

No es la primera vez que pasa, de hecho, es la segunda ocasión que los fuegos artificiales provocan una mala pasada. Al menos que tengamos documentada. Desgraciadamente en Tanhuato eso de ver palmeras incendiándose en plena celebración ya se está convirtiendo parte del paisaje. O elijen mejor a los pirotécnicos que contratan para celebraciones civiles o religiosas. O nos vamos a quedar sin arbolado urbano.

PALMERA QUEMADA, TANHUATO DIVIDIDO, ¿Y YA?