Se vale llorar, se vale estar cansado de ser fuerte

Vivimos tiempos difíciles en los cuales los retos a diario nos confrontan con adversidades que nunca imaginamos, donde pareciera que el reto mayor es aguantar y ser fuertes. Sin embargo, nadie nos dice que siempre tendremos la oportunidad de poder desahogarnos e intentar conectar con nosotros mismos, sin que ello implique debilidad; sino por el contrario, demuestra que somos conscientes de nuestros alcances, límites y capacidades.

Ser fuerte es agotador, y muchas veces nos cansamos, llegando al límite de nuestras fuerzas y, simplemente, nos dejamos llevar reaccionando más que razonando. Aquí es donde es importante reconocer que llorar no es rendirse, y mucho menos es signo de debilidad. Hoy en día, dentro de este confinamiento y miedo a la pandemia, pareciera que no tenemos más remedio que aguantar lo que nos toque vivir, sin la posibilidad de desahogarnos de todo este cansancio por intentar ser fuertes a como dé lugar. Y actualmente parece que la vida exige demasiado, y quienes nos rodean no siempre son conscientes de todo lo que nos esforzamos en da a cambio de nada. Por lo que tenemos que aprender a no cargar el peso del mundo a nuestras espaldas, tenemos que aprender a cargar con todo aquello que de verdad es esencial para cada uno de nosotros y sin olvidar que siempre vamos a necesitar de un espacio privilegiado para uno mismo.

No se puede ser fuerte todos los días

Es posible que también te educaron bajo esa idea de que las lágrimas deben “tragarse”. De que la vida es dura y que llorar no sirve de nada, esta idea, a largo plazo, puede ocasionarnos problemas muy serios a nivel emocional.

  • El “no llorar” implica no demostrar lo que sentimos y esconder bajo falsas apariencias que no estamos bien.
  • Si te empeñas en aparentar normalidad, escondiendo sentimientos y problemas, al final no solo esconderás tus emociones ante el mundo, también las esconderás para ti mismo.
  • Las emociones que se ocultan son problemas que no se afrontan. Y un problema no trabajado, es una emoción que acaba somatizándose en forma de dolor de cabeza, de migrañas, cansancio, tensión muscular, mareos, problemas digestivos, entre otros.

No se puede ser fuerte todos los días, al igual que nadie puede esconder su malestar o tristeza durante toda su vida. No es saludable ni higiénico. Debes permitirte ese instante de desahogo donde las lágrimas actúan como auténticas liberadoras de estrés, nervios y emociones, así que no les temas ni mucho menos las juzgues:

  • Llorar sana.
  • Las lágrimas son un desahogo que conforma el primer paso del cambio. Supone asumir nuestras emociones y liberarlas.
  • Tras el llorar llega la calma. Nos sentimos más relajadas para ver la realidad y tomar decisiones. 
Es importante poner límites

Nadie puede dar más de lo que tiene. Es imposible que ofrezcas alegrías y felicidades a los tuyos si ellos no te atienden y te corresponden con el mismo cariño, con el mismo afecto.

La clave está en el equilibrio. Para lograr ser fuerte y poder con toda tarea a lo largo del día en estos tiempos, a su vez, cumplir con esos objetivos que tenemos en mente teniendo en cuenta las dificultades, es importante poner en práctica estas dimensiones.

  • Ser fuerte implica primero estar bien contigo mismo. Cultiva tu crecimiento personal, disfruta de tus momentos personales, de tus aficiones. Ama a cada persona que tienes a tu lado y, sobre todo, ámate a ti mismo.
  • Los más fuertes son los que saben amar y a su vez amarse a ellos mismos. Sin considerar que ello no es una muestra de egoísmo.
  • Ser fuerte requiere también liberar pesos que dificultan nuestro avance, que hieren nuestro bienestar y que nos ocasionan sufrimiento. Sabemos que en ocasiones duele, pero es necesario dejar de dar prioridad a todos aquellos que no nos tienen en cuenta.
  • Es importante poner límites para ser fuerte.
¿Qué queremos decir con esto?
  • Tienes derecho a decir que -no puedes con esto y aquello-, que te supera, que no asumirás más responsabilidades de las que ya tienes.
  • También tienes derecho a decir que -no puedes más-, y que necesitas un descanso.
  • Tienes derecho a pedir respeto, a demandar cariño, afecto y reconocimiento.
  • Quien necesite de ti debe comprender que también tú necesitas de ellos.

Y, pensar que tienes todo el derecho a tus momentos de desahogo personal, de buscar un instante de intimidad para pasear y pensar en ti mismo, para llorar -porque solo los más fuertes pueden permitírselo-, para escuchar tus pensamientos y atender tus emociones, para tomar decisiones y avanzar en estos momentos llenos de incertidumbre.

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