¿Tú crees que no eres violento?: la violencia escondida
- NOSCE TE IPSUM por: Josman Espinosa Gómez
Todos conocemos las expresiones de la violencia física: golpes, empujones, manotazos, cachetadas, todo el maltrato de cualquier índole que representa una afección física; sin embargo, cuando hablamos de violencia psicológica, a veces no es tan claro entender ¿qué acciones o palabras derivan en este tipo de violencia?
La violencia psicológica es una de las formas de maltrato que pueden darse en la pareja, la familia o el ámbito laboral o educativo. Ésta puede ser una conducta activa o pasiva, de desacreditación, sometimiento y menosprecio hacia otra persona, estas dinámicas no son únicas, sino que se mantienen por un tiempo considerable y se va profundizando. Y todo este daño genera efectos psicológicos que le impiden defenderse o incluso identificar el problema, es muy común que quien la ejerce puede no hacerlo conscientemente del daño que provoca, dado que muchas formas de maltrato psicológico se han normalizado en nuestra sociedad.
La violencia psicológica se puede tornar difícil de percibir por parte de la víctima, pero a lo largo del tiempo aseguran el control del comportamiento de la misma, a través del miedo, la dependencia y la coerción. Y también puede presentarse junto a otras formas de maltrato como la violencia física o sexual. Las consecuencias principales son el deterioro de la autoestima y la independencia, aumento del estrés y puede incluso desencadenar patologías psicosomáticas, en casos más graves puede provocar el desarrollo de personalidades adictivas, psicóticas o violentas.
En los casos de violencia psicológica uno o más de los ejemplos se dan de forma sistemática en un período largo de tiempo, entre las expresiones de violencia psicológica más comunes se encuentran las siguientes:
Amenaza: Generan miedo en la víctima y coartan su accionar. Cuando la amenaza es dañina está penada por la ley. Sin embargo, las amenazas también pueden ser de abandono o infidelidad.
Chantaje: Es una forma de control a través de la culpa o el miedo.
Humillación: La denigración ante otros (amigos, compañeros de trabajo, familiares) o en la intimidad.
Monopolizar decisiones: Cuando una de las personas toma todas las decisiones, esto se extiende al manejo del dinero, la forma en que se utiliza el tiempo libre, e incluso puede tomar decisiones sobre la vida de la otra persona.
Control: Si bien existen relaciones en que el control es saludable (por ejemplo, el control de padres a hijos) se vuelve una práctica violenta cuando es excesivo. Por ejemplo, revisar mensajes privados o escuchar conversaciones telefónicas.
Insultos: Los insultos pueden ser parte de las formas de humillación.
Comparaciones descalificadoras: La comparación permanente con otros empleados (en el ámbito laboral), personas del mismo sexo (en el ámbito de la pareja) o hermanos (en el ámbito familiar) para señalar falencias o defectos de una persona es una forma de maltrato.
Gritos: Las discusiones son habituales en cualquier tipo de relación cotidiana. Sin embargo, que las discusiones pasen a los gritos es una forma de violencia.
Control de la imagen: El control sobre la imagen de otro se realiza a través de la humillación, el chantaje y/o las amenazas.
Burlas: Las burlas constantes que apuntan a la descalificación y denigración de otro son uno de los elementos de la violencia psicológica.
Moralización: Se juzgan siempre las acciones y pensamientos de la otra persona desde una supuesta superioridad moral. Se asocia al chantaje y humillación.
Crítica: Las críticas reiteradas y constantes al otro pueden ser uno de los elementos que construyan un comportamiento de violencia psicológica.
Negar los sentimientos del otro: Descalificar los sentimientos (de tristeza, de soledad, de alegría) de alguien de forma sistemática provoca una incapacidad para expresarse e incluso la desconfianza en el propio juicio.
Indiferencia: Tanto en el ámbito de la pareja, como en el laboral o la familia, permanecer indiferente al otro es una forma de maltrato. Esta es una conducta pasiva que sin embargo es una forma de violencia psicológica cuando se mantiene en el tiempo.
Acoso psicológico: Es una forma deliberada de violencia psicológica que busca destruir la autoestima de la víctima. El acoso moral se realiza con la complicidad del grupo, como colaboradores o testigos pasivos. El acoso puede ser vertical, cuando el acosador tiene algún tipo de poder por encima de la víctima. Son los casos de violencia psicológica en el trabajo, denominada mobbing. O bien el acoso puede ser horizontal, entre personas que en principio se consideran iguales como el bullying.
No es un secreto que vivimos en una sociedad violenta que fomenta y valida estas dinámicas, volvámonos conscientes de nuestras acciones y evitemos que la violencia psicológica dictamine nuestra forma de relacionarnos con los demás, simplemente no es necesario.