Ciudad de México, 11 de diciembre de 2018 (Gaudium Press) Es de color blanco, está elaborada con fibra de nylon resistente, mide 1.20 metros y es una copia original de la tilma de San Juan Diego. Ella es Nuestra Señora de Guadalupe, una hermosa imagen en relieve ubicada en la Nueva Basílica de Guadalupe, cerca de los confesionarios, a través de la cual las personas ciegas “pueden ver” a la Madre del cielo.

Ya hace nueve años que esta imagen, especial para los invidentes, llegó al Santuario de la “Morenita del Tepeyac”, para que quienes no ven puedan apreciar con sus manos la gran obra de arte celestial plasmada en el lienzo original de la Guadalupana.

La réplica en relieve es una donación que realizó el Instituto de Cultura Italiana y la Embajada de Italia para la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, y se asemeja a la réplica tridimensional de la Síndone de Turín que se instaló en el país Europeo para que los ciegos “vieran” los signos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

La idea de la imagen nació en el 2008. Ese año fue realizada por Franco Farada, artista italiano, y bendecida por Benedicto XVI el 11 de noviembre en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Su costo total superó los 20 mil euros.

Foto David Ramos ACI Prensa

La imagen llegó a Ciudad de México en diciembre del 2009, siendo develada el día 9 en el Santuario de Guadalupe por el Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo emérito de México. En esa ocasión alrededor de cien personas con deficiencia visual “vieron” por primera vez a Nuestra Señora de Guadalupe.

Para realizar la imagen con relieve, Farada se basó en fotografías en alta resolución tomadas a los detalles de la tilma de San Juan Diego, que luego fueron reproducidos en relieve para la imagen réplica.

Al costado de ella, también se halla un texto en Braille para que los ciegos puedan leer la historia del lienzo guadalupano, y conocer los símbolos que allí están presentes, como son las estrellas del manto, el vientre abultado de la Virgen María que está rodeado por un cinto, el cual representa la maternidad de Nuestra Señora con los pueblos indígenas, entre otros.

De María se destaca su sonrisa, la presencia del Hijo de Dios en su vientre abultado, la juventud de su rostro que evoca a una mujer entre los 18 y 20 años, los rayos de sol, las 46 estrellas de su manto que representan el firmamento que brilla sobre el Valle de México, así como la flor de cuatro pétalos situada en el centro de su túnica que evoca el símbolo náhuatl, que hace referencia a la presencia de Dios. Todos elementos que comprenden lo que se conoce como “Códice Guadalupano”.

Pero la réplica no es solo para las personas invidentes, ya que fue elaborada también para los que pueden ver, y así apreciar, por medio del tacto más detalles de la bella obra de arte y catequética de Nuestra Señora.