• El automóvil donde viajaban quedó desecho frente a La Purísima.
  • Dos jóvenes de 20 años sufrieron heridas graves, pero están vivos.
  • Exceso de velocidad, imprudencia y posible consumo de alcohol, las causas.

Poco después de la media noche del sábado 2 de abril la historia de una semana antes se volvió a repetir. Dos jóvenes que viajaban a bordo de un vehículo marca Nissan, modelo March, con placas de circulación JJV-22-61 del estado de Jalisco impactaron contra un local comercial ubicado sobre el Boulevard Lázaro Cárdenas de La Piedad frente al jardín de La Purísima.

De acuerdo a las fuentes consultadas por BRUNOTICAS, el exceso de velocidad, combinado con la imprudencia y un posible consumo de alcohol fue la mezcla que detonó este percance que literalmente desbarató el automóvil en el que viajaban los dos pasajeros quienes resultaron heridos. Las piezas de lo que antes era un vehículo quedaron esparcidas por el carril que va hacia el centro de La Piedad.

Ángel Iván Ayala Flores de 20 años, vecino de la calle Núñez de Balboa y Diego García de 20 años, residente en la colonia INFONAVIT. Ambos jóvenes oriundos de La Piedad, fueron trasladados por elementos de Emergencias Radio Auxilio Voluntario al Hospital Regional para ser tratados por posible trauma cráneo encefálico y otras heridas.

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El choque fue tan fuerte que el eje delantero de la unidad se rompió y una de las llantas quedó totalmente separada. Sobre la condición de los ocupantes del auto, el Comandante de Emergencias Radio Auxilio Voluntario, Zeus Rueda, la definió como “milagrosa”. Descripción que resulta atinada al ver las imágenes del impacto que incluso daño la pared del negocio sobre el cual colisionaron.

Serán los médicos del Hospital Regional los que determinen la condición general de salud de este par de individuos quienes hasta el momento se podría definir que “volvieron a nacer”. Este accidente ocurre a 7 días de que en un percance similar perdieran la vida dos jóvenes sobre el propio Boulevard Lázaro Cárdenas en su cruce con Juan Pablo II.

¿Será necesaria una tragedia más grave para que reaccionemos como sociedad?

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