- En el sexenio de Felipe Calderón, de 2006 a 2012 el número de presbíteros asesinados fue de 17
Ciudad de México. 7 de noviembre de 2018. (Gaudium Press).- Reflejo de la violencia en el país, México alcanzó este año 2018 la cifra de 7 sacerdotes asesinados, además de casos de secuestros, ataques violentos contra templos y atentados con explosivos. Los números siguen un crecimiento alarmante. Durante el período (comprendido) entre los años 2006 y 2012 fueron asesinados 17 sacerdotes. Ya entre los años 2012 al 2018 el número aumentó a 26.
Según el Padre Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedia, una agencia de noticias especializada en el seguimiento de ataques contra la Iglesia en México, “no existe una causa única, pero en los casos analizados vemos un ‘modus operandi” de extorsión, secuestro, asesinato y más tarde difamación de la figura del sacerdote, desacralizándola”.
“Cuando se asesina a un sacerdote está lanzándose un mensaje de que es posible matar un padre entonces se puede matar a cualquiera. Se consigue así desestabilizar la comunidad y generar una cultura de silencio que hace con que los carteles de la droga y el crimen organizado queden a voluntad”, añadió el Padre Sotelo.
Julieta Appendini, directora de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre, explica que los ataques comenzaron hace 25 años, con el asesinato del Cardenal Posadas Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, que demostraba públicamente su oposición a la mafia de las drogas. “No es que los sacerdotes sean un blanco fácil. Según las investigaciones, 80% de los casos de asesinato eran sacerdotes de áreas rurales, muy comprometidos con el desenvolvimiento y que hacían fuerte oposición al crimen organizado”, resalta.
Recientemente la casa del Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Emérito de la Ciudad de México, fue atacada por hombres que intentaron invadir la propiedad. La seguridad del purpurado consiguió evitar el ataque, mientras tanto, uno de los agentes de seguridad acabó siendo muerto en la operación.
El Padre Sotelo recuerda también de los asaltos a iglesias y robo de objetos sagrados, una práctica también en aumento en el país; mientras tanto, el sacerdote asegura que, a pesar de la gran cantidad de casos, no se puede hablar de una persecución religiosa en México, como hubo al inicio del siglo XX. (EPC)