VIVAS NOS QUEREMOS

B-SOCIAL Por: Brenda Orozco

Es casi medianoche y aparece el puntito verde junto al nombre del contacto. Él se ha conectado y comienza con su habitual “Buenas noches hermosa”. Ella siente como el corazón se acelera y comienza la charla por la que ha esperado todo el día. Un mes conversando diariamente y siente que lo conoce de siempre. Fotos, snaps y algunas canciones después Ella decide que es momento de conocerse, por lo que compra un boleto de autobús a Querétaro donde se encontrarán. Su familia no la volvió a ver.

Generalmente hago el comentario de cuidar a nuestros hijos del ciberacoso y estar atentos sobre con quien comparten contenido, sin embargo, diariamente mujeres y hombres  estamos expuestos a caer en engaños y abuso por parte de nuestros “amigos” en redes. En ocasiones todo queda en un disgusto o desilusión cuando el de la foto no coincide con el que vimos en el cine, pero otras veces las consecuencias son mortales.

Hemos sido testigos de casos en los que un simple “hola” conduce a hechos desafortunados y a pesar de las advertencias, es evidente que este problema no desaparecerá.

Hablemos de dos supuestos: cuando la persona crea un perfil falso en cualquiera de las redes o cuando el perfil es real pero manipula la información para obtener algún beneficio o cometer un delito. En cualquiera de los dos casos, todo comienza con una solicitud de amistad o petición de seguir en alguna red social; luego el “amigo” obtiene un poco de información que tú misma has posteado, investiga tus gustos, te envía un mensaje y espera cauteloso a la respuesta.

Para nadie es un secreto que muchas de las inseguridades de los cibernautas se reflejan en lo que publican y que la interacción con otros usuarios “llena” o alivia un vacío, una carencia que la vida real no brinda. De estas inseguridades se alimentan los abusadores: usan un like o un piropo para hacerle creer a la víctima que les importa y que es prioridad, que está protegida.

Cuando las conversaciones suben de tono, inicia el intercambio de imágenes o videos que pueden ser usados posteriormente para la sextorsión o chantaje por medio de contenido sexual. El otro riesgo es enamorarse del agresor y al igual que la chica al inicio de esta columna, partir a un destino (desconocido para la familia en la mayoría de las veces) donde puede ser víctima de trata.

Aunque las mujeres somos más vulnerables a este tipo de violencia en las redes, los hombres no quedan exentos. El gancho es subir una foto provocativa, mandar mensajes sugestivos y posteriormente solicitarles un depósito o transferencia para tal o cual causa, desde una madre enferma hasta un pago por cada foto enviada.

Las redes sociales por sí mismas no son peligrosas, es el contenido y carencias emocionales que depositamos en ellas lo que termina por dañarnos.  ¿Qué podemos hacer? Te sugiero lo siguiente:

  • No aceptes solicitudes de amistad de personas desconocidas o con quien no tienes amigos en común.
  • No aceptes solicitudes sin foto, aunque tengan el nombre de alguien que conoces, recuerda que algunos perfiles son clonados.
  • Entra a la configuración de seguridad de tu cuenta y revisa los filtros de etiquetado y búsqueda, así evitarás que se publique en tu muro algo que no deseas.
  • Bloquea a todo aquel que te incomode o moleste con sus mensajes o comentarios.
  • No envíes fotos o videos que te puedan comprometer, incluso sin son por snapchat o mensajeros privados.

¡Vivas nos queremos!

Copyright © 2017 B-Social. Todos los derechos reservados.