La Paz, Baja California Sur. 27 de septiembre de 2017 (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) evalúa el estado de salud de la población del águila pescadora (Pandion haliaetus carolinensis) del Complejo Lagunar Guerrero Negro-Ojo de Liebre.
El área de estudio está ubicada sobre la costa occidental del Pacífico mexicano, en el municipio de Mulegé, en Baja California Sur, aproximadamente en la zona central de la península de Baja California. Está integrada por la laguna Guerrero Negro, laguna Ojo de Liebre, islas aledañas, el pueblo de Guerrero Negro y el sitio de la compañía Exportadora de Sal S.A. de C.V.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el director del estudio y profesor e investigador especialista en ornitología de la UABCS, el maestro en ciencias Víctor Omar Ayala Pérez, detalló que están realizando un monitoreo de los nidos del águila pescadora para determinar los factores que influyen en el éxito reproductivo de la especie y permiten conocer más sobre su biología reproductiva.
Especie en recuperación
Los resultados preliminares indican que la población del águila pescadora ha crecido significativamente, desde principios del siglo veinte hasta la actualidad. En las últimas dos décadas, la población se ha mantenido estable y sus niveles de reproducción son favorables, reflejando un ambiente saludable.
“De alrededor de treinta parejas de águila pescadora que teníamos a mediados del siglo pasado, actualmente tenemos aproximadamente 140 parejas; sus números crecieron considerablemente, en más de 400 por ciento”, afirmó Víctor Ayala.
“¿A qué asociamos este cambio poblacional? Quizás una de las respuestas más sencillas sea la aparición de la compañía Exportadora de Sal y el crecimiento de la población de Guerrero Negro, con lo que se incrementó la disponibilidad de estructuras artificiales de anidación”, continuó.
El pasante de biología marina de la UABCS e integrante de la investigación, Manuel Carlos García, precisó que el mayor registro de águila pescadora fue documentado en las zonas insulares, dentro del complejo lagunar. En el área de estudio, identificaron 138 nidos activos, con 311 huevos y 117 volantones.
“Utilizamos la productividad promedio de la especie para evaluar si la población se encontraba estable o no, que es la cantidad de volantones dividido entre los nidos activos, lo que nos dio una productividad global de 0.84; asimismo, tuvimos una productividad promedio de 1.98 volantones por nido productivo”, afirmó Carlos García.
“La literatura nos indica que se cumple con lo mínimo para considerar que la población se encuentra estable. Según el índice, para este resultado, el mínimo de productividad debe ser de 0.80”, continuó.
El estudio consistió en una serie de muestreos a nidos activos de águila, realizados mensualmente, en el periodo de diciembre de 2016 a julio de 2017. Los nidos fueron catalogados con base en su estructura natural o artificial y en el ambiente en que se encontraban, es decir, en áreas insulares, costeras, urbanas y en la salinera. Por medio de vehículos aéreos no tripulados, conocidos como drones, y cámaras de acción, fueron monitoreados los nidos, documentando factores, como el número de aves adultas que habitaban el nido, el número de huevos que ponían y las crías que nacieron.
Los especialistas detallaron que antes de que se instalara la compañía Exportadora de Sal e iniciara el crecimiento de la ciudad de Guerrero Negro, el águila pescadora únicamente anidaba en las zonas insulares de la región. A la par del desarrollo urbano y de la industria salinera, con la aparición de infraestructura artificial, suponen que la especie se ha beneficiado.
“Los primeros registros del ave se realizaron a principios del siglo veinte; en 1947, se registraron alrededor de 27 parejas; en 1977, fueron 50 parejas; de 1993 a 2006, se contaba con 126 parejas a 120 parejas, que se han mantenido estables al día de hoy. Esto lo atribuimos a la llegada de Exportadora de Sal y al crecimiento del pueblo, porque brindan una mayor cantidad de estructuras artificiales, que las aves aprovechan para poner sus nidos”, señaló Carlos García.
Colaboración empresarial
La compañía Exportadora de Sal , S. A. de C. V., uno de los principales productores y proveedores de sal para la industria del cloro-álcali en la Cuenca del Pacífico, colabora de manera activa en el presente estudio.
“Esta especie anidaba única y exclusivamente en las regiones insulares; ponía sus nidos a ras del suelo, porque en las islas no había estructuras, como árboles, cardones o acantilados, y la ausencia de depredadores lo permitía”, agregó Víctor Ayala.
“La aparición de nuevas estructuras artificiales ayudó a que las águilas tuvieran más sitios potenciales de anidación; se adaptan muy fácilmente a este tipo de estructuras, comenzaron a utilizarlas y su población comenzó a incrementarse. Hoy en día su población se encuentra en buen estado y el ecosistema está en buenas condiciones”, continuó.
Una subespecie de interés científico
El águila pescadora es una especie que se distribuye en prácticamente todo el planeta, a excepción de la Antártida. La población de la península de California es una subespecie que solamente realiza movimientos de dispersión entre los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa. Cabe destacar que esta condición hace más atractivo el estudio de la pescadora del noroeste de México para los investigadores.
A finales del siglo diecinueve y principios del veinte, la población mundial de la pescadora tuvo una disminución importante, hasta extirpar el ave de diversas regiones en el mundo, debido a la caza indiscriminada, excesiva captura de huevos y el uso de DDT (dicloro difenil tricloroetano), un pesticida utilizado ampliamente en aquella época en la agricultura y en acciones forestales que, debido a su impacto ambiental, se prohibió en casi su totalidad. Este pesticida contaminaba el alimento que ingería la pescadora, envenenándola y eventualmente llevándola a su muerte.
No obstante, la reducción de toxinas presentes en el ambiente, normas estrictas de protección, que han logrado disminuir el acoso del águila, y la aparición de infraestructuras artificiales han contribuido al crecimiento de su población en el Complejo Lagunar Guerrero Negro-Ojo de Liebre.
“A mediados del siglo pasado hubo una disminución muy importante en muchas aves rapaces, incluyendo el águila pescadora, debido al uso de pesticidas, lo que provocó la disminución en el número de especímenes de diferentes poblaciones en Estados Unidos, e incluso la extirpación de sus poblaciones en diferentes partes de Europa, es decir, desapareció en algunas zonas”, señaló Víctor Ayala.
“Esta situación motivó a que se realizaran diferentes estudios relacionados con su biología y su ecología en diferentes regiones de su distribución, con programas de recuperación en diferentes partes del mundo, a tal grado que hoy en día es una de las aves rapaces mejor estudiadas en el planeta”, aseveró.