Por Abelardo Navarrete

Y de pronto nos damos cuenta de que se aproxima la noche en que habremos de convivir con quienes están un paso delante de nosotros, en el más allá, cuando tienen permiso para regresar y estar en el “más acá” departiendo con los “vivos” en todos los sentidos, se puede percibir su presencia como cuando físicamente estaban entre nosotros, con esa nostalgia que nos hace casi poder tocarlos realmente y abrazarlos una vez más, recordando siempre con cariño, hasta su más duro regaño que al final del día, tenía un propósito de superación para cada uno.

Pero ¿porque tocar estos temas tan llenos de sentimentalismos, que en ocasiones van más allá de la propia tradición que representa el día de los fieles difuntos o de todos los santos, o de los muertos pues, que sirve también de pretexto, para cenar el tradicional pan, acompañado de chocolate con leche caliente, y seres queridos?

La respuesta es simple, en todos lados y en todos los ámbitos hay muertos, personas que pierden la vida, la vida física, pero también la vida social, o la vida política, y ahora se pueden ver como fantasmas deambulando por dependencias como quien ganase un premio de consolación o un reconocimiento por aquellos años de gloria prestados al servicio público o a la causa, como algunos suelen llamar a la función.

Ese tipo de fantasmas son la clase de espíritus, muchas veces chocarreros que en su afán de protagonizar se convierten en un lastre que las nuevas administraciones deben soportar, pero siendo realistas necesitan un exorcismo urgente, sin pretender dar a entender la necesidad de una limpia completa, habrá que establecer un punto de análisis en el que se pueda renovar una buena parte de elementos, por salud, sobre todo para quienes se acercan a las oficinas gubernamentales con el afán de hacer algún trámite.

Renovar la plantilla en su totalidad tampoco es tan bueno, una persona cuando nace, no tiene ningún tipo de experiencia, por lo que requiere de gente que tenga algo de capacitación para el trabajo que se debe desempeñar en el cargo que ostenta.

Las nuevas administraciones y sus cabezas seguro estarán celebrando el día de los muertos, todos tenemos a una persona a la que recordamos con cariño, pero también las nuevas administraciones deberán convivir con los muertos vivientes, políticamente hablando y no precisamente solo en este día en que simbólicamente los tenemos entre nosotros, ya que si de funcionarios se trata, no solo viven entre ellos deambulando cada día, sino que hasta deben seguir pagando su nómina e incluyéndolos en el presupuesto.

Si esto también se convierte en tradición, las generaciones futuras, no tendrán espacios que llenar al interior de las dependencias de orden municipal, pues todas tendrán fantasmas de los que será cada vez más difícil remplazar por gente nueva, es decir, como se mencionaba en alguna sesión de cabildo, tendrá que llegar el ayuntamiento solo, porque todo lo demás estará ocupado.

 

Hasta la próxima.