• El “proyecto” que enarbola el gobierno mexicano para el campo está plagado de contradicciones: no se puede buscar la “soberanía alimentaria” al mismo tiempo que los productores más eficientes son abandonados por razones ideológicas, advierte el ex secretario de agricultura, Francisco Mayorga Castañeda

Agustín del Castillo

La llamada “cuarta transformación” que encabeza el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador presenta contradicciones de discurso y práctica en relación con el campo, y no se trata de temas menores, pues amenazan con colapsar los negocios agrícolas, advierte el empresario Francisco Mayorga Castañeda, ex secretario de Agricultura y Ganadería de los gobiernos de Vicente Fox (2005-2006) y Felipe Calderón (2009-2012).

Porque es fuera de lógica buscar una “soberanía alimentaria” que de por sí es quimérica, mediante la prohibición de un importante segmento de la tecnología que ha hecho posible la alta productividad, como son los agroquímicos y el mejoramiento genético, sin ofrecer sustitutos viables para al menos mantener esos niveles de producción; esto, aunado a la reducción real de los subsidios al sector rural, que hoy se limitan a las unidades agrícolas más pequeñas; a una política de precios de garantía que se ha quedado corta con los productores de granos, y en general, a una creciente politización de los mercados.

“Yo diría que hay que ver las cosas en una perspectiva un poco más amplia. Durante tres años, yo diría de 2020 a 2022, los precios internacionales de los granos fueron a la alza por una serie de factores: desde temas climáticos, la guerra de Ucrania, y otras cuestiones geopolíticas, además de la pandemia de COVID. Por ejemplo, algunos países de Asia, sobre todo grandes consumidores de arroz, para mantener los precios de sus alimentos bajos, empezaron a prohibir las exportaciones; entonces, su arroz en el mercado interno era barato pero eso derivó en el encarecimiento del arroz en el mercado internacional. Podríamos decir que ese contexto de tres años de buenos precios internacionales, las políticas de este gobierno, que eran fundamentalmente los precios de garantía para maíz, trigo, arroz, frijol y sorgo, no fueron probadas, no debieron afrontar retos porque los precios de mercado eran altos y permitían ganancias a los productores mexicanos”, señala en entrevista con BRUNOTICIAS.

Pero en 2023, la situación ha cambiado, pues hay un descenso internacional de precios “con el agravante de que en México también se revalúa el peso; entonces hay un efecto de pinza, porque baja el precio en dólares y baja el precio del dólar en pesos mexicanos, y esa suma hace que los consumidores de las materias primas prefieran importar que comprar en el mercado local, porque cada vez les sale más barato; o sea, si cada día el peso rompe nuevos récords de fortaleza, pues la conducta lógica de los compradores es comprar en el extranjero, porque van a salir más barato que comprar aquí, de manera que no hay mercado para la producción nacional”.

Agrega: “Lo que ha ofrecido el gobierno, a través de Segalmex (Seguridad Alimentaria Mexicana), es para una parte muy reducida del conjunto de la producción y está orientado por sus reglas de operación a los pequeños productores; estamos hablando de que las cosechas grandes de Sinaloa, de maíz; de Tamaulipas, de sorgo y maíz, y de Sonora y Baja California, de trigo, están generadas por productores grandes, que no caben en los esquemas de Segalmex de precios de garantía, aunque el gobierno, por las presiones sociales, ha aceptado flexibilizar sus criterios. De todas maneras, la oferta es muy grande, si en Sinaloa estamos hablando de más de 5 millones de toneladas, y la oferta de Segalmex es comprar un millón de toneladas, entonces quedan 4 millones sin comprador”.

– ¿Son políticas públicas que no fueron pensadas para el sector de agricultura comercial, pese a que es el que puede garantizar la producción necesaria para la demanda interna?

– No, y durante tres años no se sometió a una prueba de realidad porque hubo precios de mercado internacional altos; pero Estados Unidos y Europa salieron de una sequía muy fuerte y empezaron a tener mejores cosechas; esto se combinó con otras cosas, como los acuerdos entre Rusia, Ucrania y Turquía para mantener abierto el corredor del mar del Mar Negro y del Mar Báltico y el grano de la región fluyó al resto del mundo […] esto explica por qué se desplomaron los precios.

– ¿Encuentra sensata esto sostener una política de seguridad alimentaria basada en el pequeño productor?

– No, porque el pequeño productor no es el que produce más, y si se favorece al pequeño productor, pues está bien, pero solamente es un sector con una proporción muy chiquita de la producción, la que generalmente se queda o para su autoconsumo o para mercados locales; pero cuando estamos hablando de mercados globales, ya no ya no encaja esa política.

Para Mayorga Castañeda, el problema se agrava con las políticas relativas a los transgénicos. “Se han emitido diferentes decretos para restringir la comercialización de productos transgénicos y eso ha metido incertidumbre en los compradores. O sea, como se dijo que a partir del 2024 ya no iban a entrar productos transgénicos a México, sobre todo maíces, pues eso ha generado incertidumbre y entonces se pierde una visión de largo plazo del sector […] no hay ya una política de mercado, hay una política de transferir ingresos a los pequeños productores, una política asistencialista, pero no hay una política de comercialización sólida consistente de largo plazo.

– ¿El productor en la incertidumbre aumenta sus costos?

– Claro, el agricultor que tiene el grano, le cuesta tener inventarios; los tenga el productor o los tenga el comprador, mientras se negocia el apoyo o el precio o lo que usted quiera, alguien está corriendo con costos financieros, y eso puede ser que lleve a muchos a cartera vencida, y si agregamos que el cierre de la Financiera Rural pues no ocurrió en el mejor momento, porque precisamente ahorita se necesitaría un refinanciamiento para que los agricultores puedan pagarle a los proveedores de los insumos, eso tiene un costo financiero muy alto. ¿Entonces quién va a pagar? Al final del día también hay mermas cuando el grano no se desplaza rápido y no se almacena adecuadamente; esa pérdida va a impactar en los costos de alguien: o del productor, o del comercializador o del consumidor. Una situación donde todos pierden, se trata de repartir pérdidas.

SIN SUBSIDIOS, CAEN CONTRATOS, SEGUROS, CONTROLES SANITARIOS…

La agricultura por contrato, una política que ha desaparecido, permitía aminorar esos riesgos. “Ya tenían sus proveedores, hacían contratos y se cubría cada quien: dijéramos unos a la baja y otros a la alza, y eso permitía que todo mundo operara en una banda de riesgo; el riesgo estaba acotado, pero siempre existe, pero había una garantía para el comprador de que no se dispararía el precio, y para el vendedor, que no se desplomara”.

Esto significa que un agricultor pacta con su comprador un precio y le garantiza una cosecha. El precio puede variar en desventaja de alguno de los dos, pero hay un ingreso garantizado que permite planificar en medio de la incertidumbre. “Es un mecanismo que ya estaba asimilado […] además, por medio de Aserca, el gobierno apoyaba a la agricultura por contrato con las coberturas: no era el costo del seguro de la bolsa de la agricultor o de la bolsa del comprador, sino un subsidio de la prima. Todo eso se quitó en este gobierno, que no se quedó con ningún esquema de manejo de riesgos de precios; se suponía que Financiera Rural y Fira iban a operar financieramente a través del crédito el costo de las coberturas, pero nunca ocurrió así, quedó completamente cancelada la agricultura por contrato con algún apoyo del gobierno que la hacía factible…”. Y a esto se agrega también la cancelación de los seguros por catástrofes o por enfermedades. Un problema serio en tiempos de fenómenos meteorológicos extremos, como la sequía que padecieron Jalisco, Michoacán y El Bajío en este 2023.

– Es muy paradójico: se habla de la lucha contra el neoliberalismo y no hay nada más neoliberal que dejar al agricultor expuesto a las fuerzas del mercado…

– Es parte de las inconsistencias. Y lo que provoca está a la vista: yo platico con proveedores de insumos y todos los que venden semilla se quejan de que la superficie de maíz en Jalisco ha caído drásticamente, porque la gente va al agave incluso en tierra con riego; es decir, pasamos de terrenos marginales a tierras de primera, en la Ciénega de Chapala, en la zona Valles en la zona de Ciudad Guzmán. Entonces, ahora sí le van a hacer un boquete a la oferta local de maíz y entonces sí va a estar más difícil pensar ese delirio de que estamos caminando la autosuficiencia, es todo lo contrario, no está muy claro, o sea las estadísticas lo dejan muy claro.

– Si no se permite importar grano para la ganadería por ser presuntamente transgénico, ¿la están condenando a desaparecer?

Así es; se daría un fenómeno dijéramos cruel, porque se muere la ganadería mexicana, pero estaríamos importando puerco, leche, pollo y carne de res cuya crianza fue con transgénicos; entonces esa pretendida defensa de la salud del consumidor mexicano tampoco se logra, pero sí, ya mataste a dos sectores productivos: el maicero y el ganadero […] y si atendemos al decreto del presidente para contener la inflación eximiendo inspecciones fitosanitarias en las importaciones, entonces dices que vas contra los transgénicos, pero en realidad ya no vigilas tus fronteras y no tienes ninguna garantía…

– ¿Pero no se supone que el secretario de Agircultura (Víctor Villalobos) entiende de estos riesgos?

– Entiende perfectamente bien el tema de las coberturas y el comercio internacional, porque él operaba en una de las grandes organizaciones de agricultores, que fue cliente de agricultura por contrato y que discutió presupuestos para los esquemas de comercialización; o sea, son otro tipo de móviles o de intereses: se buscan otras cosas a conciencia de que lo que se anuncia no es posible, o que si lo hicieran realmente, los costos serían tremendos, no habría manera de pagarlos […] se dice que se quieren salvaguardar las costumbres ancestrales, las tradiciones campesinas, la salud del pueblo, la economía popular, pero son ajenos a las posibilidades que plantea la realidad.

LA GLOBALIZACIÓN COMO HECHO IRREVOCABLE

Si el mexicano promedio de esta época comiera igual que hace un siglo, en los tiempos de la revolución y el porfiriato, no se estaría discutiendo hoy de soberanía o autosuficiencia alimentaria, señala sin ironía el ex secretario.

“Yo creo que son etapas de la vida de una sociedad; cuando las comunidades estaban aisladas, pensemos en el México de Díaz, a principios del siglo XX, esas comunidades tenían que autoabastecerse, porque las comunicaciones eran muy complicadas; en la medida en que se facilitan las comunicaciones se genera intercambio, de forma natural, así que ese concepto se va minimizando […] yo digo que si México se siguiera alimentando, hoy en 2018, como en 1918, seríamos autosuficientes por mucho, porque tenemos suficiente maíz blanco para las tortillas, tenemos suficiente frijol, tenemos chile, tenemos carne para comer algún día de la semana […] se alimentaban de nopalitos y verdolagas, con un caldito cinco o seis días a la semana, y carne de res o de puerco, o pollo, en una sola ocasión”.

La realidad cambió, pero no solamente respecto a la dieta. La producción se tecnificó e incorporó nuevos paquetes tecnológicos; la globalización dio grandes oportunidades de nuevos mercados a productores mexicanos, pero hizo dependiente al país de alimentos producidos en otras latitudes; los mercados se hicieron complejos al establecerse precios en las bolsas, lo que obligó a mejorar financiamientos; al aumentarse la producción en monocultivos, se expuso la agricultura fuertemente a los problemas climáticos, lo que obligó al aseguramiento ante riesgo de desastres.

El gobierno creció su incidencia en el sector: dejó de regular el mercado con precios de garantías, imposible en el contexto de competencia internacional, pero generó instancias que asesoraban a los productores y que favorecían la integración de cadenas de valor y mejores condiciones de negociación, sin dejar de transferir subsidios. La crisis ambiental ha subrayado el valor de los servicios ambientales: la agricultura y la ganadería están insertas en el territorio, y obligan a integrarlos a otras actividades económicas. El tema es entonces el desarrollo rural: el bosque, la selva, el pastizal, el campo agrícola, el potrero, con el eje transversal del medio ambiente, es decir, de la realidad concreta, física, temporal.

Cómo garantizar el agua, la fertilidad del suelo, el control natural de plagas y la calidad climática que demandan las actividades agropecuarias, sin perder la conexión de otros temas importantes como la calidad de la mano de obra (especialización), la investigación e innovación, el acceso a mercados locales y globales.

La mesa del mexicano de esta época es el mayor reto de cualquier “autosuficiencia”, destaca Mayorga. “Ahora nadie come ya nada más una vez a la semana o a la quincena carne; y además, está el tema de los alimentos que no se pueden producir en México; tampoco hay suficiente trigo, la gente redujo el consumo de tortilla y aumentó el consumo de harinas de trigo; antes el arroz era a diario, en cualquier casa había, y ahora se consume muy poco […] al ir cambiando las dietas, al ir cambiando el poder adquisitivo, al sumarse al trabajo la mujer, y la familia consumir con frecuencia fuera de casa, todos estos conceptos sufren una transformación enorme…”.

De este modo, hay cosas que se pueden lograr, y cosas que no. “Por ejemplo, podríamos tener leche fluida para todos, pero a lo mejor no tendríamos suficiente mantequilla para la repostería, tendríamos que importar mantequilla aunque todo mundo tuviera leche; antes se decía que la leche era buena para todo mundo, ahora que solo para los niños y ancianos, entonces van cambiando hasta los conceptos mentales; si ves un refrigerador de Oxxo, la parte de bebidas quizás sea ya más importante que la de alimentos, a través de las bebidas quieren darte un licuado con todos los nutrientes, quieren darte un energetizante, quieren hidratarte, y ese tipo de alimentos traen insumos importados”.

Es decir, “si yo quiero una bebida de manzana, no hay suficientes manzanas en México; las manzanas requieren zonas de frío, entonces las traemos de Chile, las uvas las traemos de Chile, los duraznos de Chile y de California; pistaches, almendras, cosas que están ya en la alimentación diaria, que recomiendan los nutriólogos, el vino, el aceite de oliva, todos los aceites vegetales los traemos de fuera; entonces cómo sustituimos todo eso a la vez, yo digo que tenemos en el cuerpo un 50 por ciento de lo que se importa, ¿podemos ser autosuficientes en puercos?, ¿qué hacemos, cerramos la frontera, aumentamos la producción?, ¿pero qué le vamos de dar de comer a esos puercos?, si en este momento importamos más de 15 millones de toneladas de maíz, vamos a necesitar más de 18 millones de toneladas para poderlos alimentar también”.

– La dieta del ganado cambió, hace un siglo sólo comían pastos…

– Así es, si hasta a las mascotas ya las hicimos vegetarianas; perros y gatos, que antes eran carnívoros, ahora consumen granos, pastas gelatinosas, y si usted quiere, extractos de ave, de pescado, que de hecho son importadas, son productos muy elaborados; por eso digo que con una alimentación muy sencilla, sí podríamos ser autosuficientes desde hace buen rato, pero si se complica el cuadro de consumo, si la gente tiene más poder adquisitivo, si está comiendo fuera de casa, empiezan a cambiar muchas cosas.

Mayorga Castañeda tampoco encuentra muy pertinente apostar por un paquete básico de productos. “Se puede, pero tiene un costo: por ejemplo, las reservas, llevar inventarios de granos, de cárnicos, tiene un costo tremendo, porque hay mermas, hay cambios de hábitos; puedes almacenar 100 mil toneladas de frijol pinto, pero la gente quiere frijol negro, así que por más que lo tengas almacenado no va a satisfacer la necesidad; en el norte del país al gente consume tortillas de harina, y van a decir, queremos nuestra reserva de trigo; y con el trigo tenemos ya ahora un problema serio de trigo panificable y de trigo cristalino, porque el producto no cambia de cristalino a panificable, pero es más sencillo de producir el trigo cristalino”.

– Sin olvidar que el trigo requiere de más agua, y es un bien que tiende a escasear en las zonas productoras.

– Así es, hay un montón de factores, del lado de la demanda, del lado del clima; le citaré el ejemplo de Brasil, que es una potencia agroalimentaria: pero su clima no le permite producir trigo, y habría que preguntar, ¿está mal que Brasil importe trigo?, o el caso de China, que es el país de origen de la soya, es autosuficiente en maíz, pero importa 90 por ciento de la soya, porque si quiere ser autosuficiente en maíz y en soya, no le dan sus recursos […]China es el mejor ejemplo de un país tradicional que cambió con la prosperidad económica: come hoy más carne, más leche y lácteos. Igual que el resto de Asia oriental, cuya dieta básica del pasado era arroz y pescado.

– Entonces, ¿se trata de desideologizar esta cuestión?

– Así es, e incluso con el peor de los escenarios con Estados Unidos, tenemos otro tratados y otras relaciones que nos permitirían estar tranquilos, hay nuevas fuentes de abastecimiento, toda la zona del este de Europa, la cuenca del Danubio, está creciendo de manera bárbara; ahí tienen grandes extensiones, un clima excelente, y vías de comunicación rápidas, están regresando tras el fracaso del socialismo como grandes exportadores del mercado de granos, girasol, maíz , trigo, en diferentes variedades.

– ¿Se puede salir de la globalización y del mercado internacional?

– Si cayó la Cortina de Hierro, el experimento socialista, fue por hambre. Yo recuerdo que en 1979 estuvo aquí un grupo de empresas francesas, trabajando con nosotros, buscando oportunidades en el sector agropecuario, y ya para armar un proyecto en Jalisco les hablan de Francia, ‘vente porque hay crisis en Polonia, no tiene alimentos’, así que el gobierno francés se ofreció a apoyar a Solidaridad, con Lech Walesa, porque estaban a punto de reventar. ¿Qué dice esto? La gran ineficacia de las fronteras cerradas por las que muchos suspiran. Recuerdo cuando estaba estudiando en el ITAM [Instituto Tecnológico Autónomo de México], salió la noticia de decenas de barcos de Estados Unidos para Rusia, porque estaban con una mala cosecha, y siendo archienemigos, en plena Guerra Fría, había que apoyarlos por humanidad: los rusos no tenían para comer.

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