Crónica de un día en la Administración de Rentas del Gobierno de Michoacán

Por Mafalda 

Es increíble pensar que en una ciudad como La Piedad que va a la vanguardia en muchos aspectos, sea tan notablemente deficiente, anacrónico y proclive al fomento de la corrupción el trámite de reemplacamiento. Esto es una crónica que se vivió en la oficina de Rentas situada en el Mercado Mixto de La Piedad. Si usted tiene auto y cambió sus placas, es probable que la conozca. Todo lo viví, nada me lo contaron.

Llegué a las oficinas de la Administración de Rentas del Estado a las 7:20 de la mañana. Me advirtieron que se repartían fichas desde temprano, nada de esto resultó cierto. Hacia las 9:15  abrieron la puerta de la dependencia pública. Alrededor de las 11 horas de la mañana estuve lo suficientemente cerca de la puerta para ver de cerca la causa de la lentitud en la atención al público.

Antes de poder pagar en cajas todas las personas son atendidas por dos personajes, uno de nombre Alfonso y otro de nombre Raúl. El primero, Alfonso, se encarga de dar paso a un determinado número de personas al interior de la oficina, entre cinco y 10 por turno. El segundo, Raúl, tiene un escritorio al interior y es responsable , como él mismo lo dijo “de revisar todos los documentos de cada persona antes de pagar”.

Con lupa en mano, literalmente, inspecciona cada documento de los expedientes que la gente lleva y cobra por sus “servicios de revisión” entre 100 y 200 pesos. Alfonso también revisa los documentos y cobra lo mismo. Es inevitable preguntarse ¿Por qué cobran dinero extra y no dan recibo? En la espera me puse a hacer cuentas y me pregunté:

¿Si logran cobrar a 100 pesos a siete de cada 10 personas, cuánto ganan al día, a la semana y al mes? 

Una vez dentro de la oficina y con todos los documentos “revisados”, el trámite de pago en cajas es lento pero fluido. Cabe aquí hacer un reconocimiento a las cajeras que atienden a los contribuyentes de buena manera, con el tiempo necesario y con una sonrisa a pesar del calor, la falta de ventilación y el estrés que causa ver una fila aparentemente infinita. Por cierto, ellas de todos modos revisan, otra vez, la información que los contribuyentes llevan.

Seis horas después, más de lo que dura un maratonista promedio en correr los 42 kilómetros, pude salir de ahí con las placas nuevas y sin deudas. También salí con la convicción de que si el gobierno de Michoacán quiere hacer mejorar este servicio e invertir mejor el dinero que pagamos debería hacer estas cosas:

  1. Comprar un software que reconozca el historial de los contribuyentes sin comprobantes.
  2. Publicitar en qué consisten los trámites y cómo hacerlos para no ser sorprendidos por nadie.
  3. Alfonso y Raúl deberían orientar a la gente antes de ingresar a la oficina y no dentro.
  4. La Secretaría de Contraloría debería sancionar los “cobros” adicionales que hacen ahí.

Un trámite que en Guanajuato se resuelve en una hora, tuve que invertir casi una jornada de trabajo, léase un día perdido gracias a la burocracia y a la corrupción. Aún así Gobierno del Estado dice en su slogan:

Michoacán está en Tí.. ¿En serio?