Por Salvador Y Maldonado Díaz

Guadalajara, Jalisco. 5 de febrero de 2024.-  El barrio de San Felipe de Jesús, el epicentro histórico de la joyería tapatía, estuvo de fiesta.

Dentro del marco de las festividades de San Felipe Jesús, primer mexicano canonizado, se tuvo además de un encuentro del  gremio joyero y de la comunidad barrial.

La misa fue presidida por el cardenal emérito Juan Sandoval Iñiguez. Al finalizar la eucaristía,  se develó en el atrio un busto en honor de Don Rafael Meza Ledesma, pastor de esta comunidad de 1937 a 1973, considerado uno de los fundadores de dicho barrio.

La ejecución de este monumento fue sufragada por una decena de miembros de la Cámara Regional de la Joyería y Platería del Estado de Jalisco, liderada por su presidente Álvaro Azpeitia Covarrubias, así como habitantes de esta barriada y ex feligreses .

Uno de los organizadores, el periodista Jesús Parada  Tovar hizo mención que desde mediados del siglo inmediato anterior, monseñor Rafael Meza Ledesma, párroco de esa comunidad del antiguo barrio de Oblatos, nombró a ese Santo Mártir como Patrono de los joyeros y orfebres, y bendijo e introdujo su imagen en cada uno de los numerosos talleres que entonces había en aquella populosa zona del oriente citadino, y que se convirtió en la cuna de la micro y pequeña industria del ramo, que llegaría a ser la más floreciente e importante de la región y del país.

A partir de ese hecho, directivos y socios de la Cámara Regional de la Industria de la Joyería y Platería del Estado de Jalisco, con sus trabajadores y familiares, acuden a venerar a San Felipe de Jesús, quien en su juventud fue enviado a Filipinas por su padre, el español Alonso de las Casas, comerciante en joyería, para ejercer ese oficio en Manila; pero pronto el muchacho fue llamado por Dios e ingresó al claustro franciscano. Iba a ser ordenado sacerdote en México, pero en su viaje de retorno el barco zozobró a causa de un tifón y encalló en playas japonesas. En la Colina de Nagasaki fue crucificado el 5 de Febrero de 1597.

Se destacó que, en su desempeño como párroco, Don Rafael Meza Ledesma sirvió a una población de 30 mil habitantes -en su mayoría provenientes de pueblos de Jalisco y de 17 Estados de la República-, el sacerdote, promovió y encauzó numerosas vocaciones sacerdotales y religiosas; fundó Centros de Catequesis y un minucioso Departamento de Estadística; asesoró, junto con sus Vicarios, 20 Asociaciones Piadosas y de Apostolado, incluyendo la Acción Católica; creó y sostuvo tres Escuelas Primarias y una Academia para Mujeres, con la impartición de 14 especialidades y oficios; habilitó, para el público en general, una Casa Social; un Teatro para ofrecer Conferencias y distintos eventos culturales y artísticos; dirigió un periodiquito semanal e hizo difundir 20 distintas publicaciones católicas; abrió una Biblioteca con dos mil volúmenes, un centro de despensas y Dispensario Médico, Mutual de Enfermos y Difuntos; Caja del Ahorro Popular; promovió Campañas de Reforestación; Coros de Niños y de Adultos, Grupos de Teatro, etcétera.

El Papa Juan XXIII lo elevó a la dignidad de monseñor en diciembre de 1960. El cardenal Arzobispo José Salazar López lo trasladó de San Felipe como párroco de El Sagrario Metropolitano, y desde ahí le tocó ver casi concluida su obra de construcción del templo parroquial de Nuestra Señora del Pueblito, en Zapopan. Ya jubilado, desde 1979 fue designado canónigo de la Catedral tapatía, habiendo antes ocupado diversos y altos cargos eclesiásticos a niveles diocesano y nacional.

Ya anteriormente hubo otra instalación de otro busto de monseñor Rafael Meza, en el cruce de Gigantes y Pérez Arce, pero fue desaparecido por el vandalismo. 

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