Por: Josman Espinosa Gómez

El amor y las relaciones románticas son aspectos esenciales de la vida humana, capaces de inspirar pasión y alegría, pero también pueden desencadenar una intensa sensación de dolor cuando llega el momento de la separación. Cuando una relación amorosa llega a su fin, ya sea por elección propia o circunstancias ajenas a nuestra voluntad, experimentamos una serie de emociones y cambios físicos que son resultado de una intrincada danza neuroquímica en nuestro cerebro y cuerpo. En este ensayo de divulgación científica, exploraremos desde una perspectiva neuroquímica qué sucede en nuestro cerebro y cuerpo cuando nos separamos de una pareja, cómo estas reacciones pueden variar de persona a persona y ofreceremos sugerencias para afrontar esta situación de manera saludable.

El cerebro y la separación: Una montaña rusa de emociones

Cuando una relación romántica llega a su fin, el cerebro humano experimenta un cambio significativo en su actividad química y neuronal. En primer lugar, una de las principales sustancias químicas involucradas en el proceso de separación es la dopamina, conocida como el neurotransmisor del placer y la recompensa. Durante una relación, la dopamina se libera en respuesta a momentos felices y gratificantes con nuestra pareja. Sin embargo, cuando la relación se rompe, esta liberación de dopamina se desvanece, y esto puede llevar a una sensación de pérdida y anhedonia, una incapacidad para experimentar placer.

Por otro lado, la oxitocina, a menudo llamada la “hormona del amor” o “hormona del apego”, también juega un papel crucial en las relaciones románticas. Esta hormona se libera en grandes cantidades durante el contacto físico, como abrazos y besos, fortaleciendo los lazos emocionales. Cuando nos separamos de una pareja, la liberación de oxitocina disminuye, lo que puede llevar a una sensación de vacío y soledad.

Además de la dopamina y la oxitocina, el cortisol, una hormona asociada al estrés, también tiene un papel importante en la separación. Cuando nos enfrentamos a la pérdida de una relación, nuestros niveles de cortisol pueden aumentar considerablemente. Este aumento puede provocar síntomas físicos y emocionales, como insomnio, ansiedad y depresión.

Por último, pero no menos importante, la serotonina, otro neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo, puede experimentar fluctuaciones durante una separación. La disminución de los niveles de serotonina puede contribuir a la tristeza y la melancolía que a menudo acompañan a un rompimiento.

Variabilidad en las respuestas neuroquímicas

Es importante destacar que la respuesta neuroquímica a una separación no es uniforme y puede variar significativamente de persona a persona. Factores como la duración de la relación, la intensidad de los lazos emocionales, la personalidad y la historia de relaciones previas pueden influir en la magnitud y la duración de estas reacciones neuroquímicas.

Algunas personas pueden experimentar una sensación de alivio después de una separación, lo que puede estar relacionado con la liberación de dopamina asociada a la toma de decisiones y la sensación de autonomía. Sin embargo, otras pueden luchar con una intensa sensación de vacío y desesperanza debido a la pérdida de los vínculos emocionales y la disminución de la oxitocina.

La respuesta neuroquímica también puede evolucionar con el tiempo. A medida que pasa el tiempo desde la separación, los niveles de cortisol tienden a disminuir gradualmente, lo que puede contribuir a una recuperación emocional. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar una prolongada sensación de tristeza y anhedonia, lo que puede requerir intervención terapéutica.

Resiliencia emocional y recuperación

A pesar de la complejidad de las respuestas neuroquímicas a la separación, los seres humanos son notables por su capacidad de adaptación y resiliencia emocional. Aquí hay algunas sugerencias para afrontar una separación de manera saludable:

  • Permítete sentir: Es importante permitirse sentir todas las emociones que surgen después de una separación. Negar o reprimir estas emociones puede prolongar el proceso de recuperación. Hablar con amigos cercanos o un terapeuta puede ser útil para expresar y procesar estas emociones.
  • Mantén una rutina: Establecer una rutina diaria puede proporcionar una sensación de estabilidad y normalidad en un momento de cambio. Mantén hábitos saludables, como hacer ejercicio, comer bien y dormir lo suficiente.
  • Limita el contacto: En las primeras etapas de la separación, puede ser útil limitar el contacto con la ex pareja para evitar reavivar heridas emocionales. Esto puede permitirte centrarte en tu propio bienestar emocional.
  • Busca apoyo social: La interacción con amigos y familiares puede proporcionar un fuerte sistema de apoyo durante este período difícil. Compartir tus sentimientos y experiencias con personas de confianza puede ser terapéutico.
  • Considera la terapia: La terapia individual o de pareja puede ser una herramienta valiosa para abordar los desafíos emocionales que surgen después de una separación. Un terapeuta puede proporcionar orientación y estrategias para afrontar la situación de manera saludable.
  • Aprende y crece: Una separación puede ser una oportunidad para reflexionar sobre ti mismo, tus necesidades y tus metas personales. Aprovecha este tiempo para aprender y crecer como individuo.

En resumen, la separación de una pareja desencadena una compleja serie de respuestas neuroquímicas en nuestro cerebro y cuerpo. La disminución de la dopamina y la oxitocina, el aumento del cortisol y las fluctuaciones en la serotonina pueden contribuir a una montaña rusa emocional que incluye tristeza, ansiedad y estrés. Sin embargo, es importante recordar que estas respuestas pueden variar de persona a persona y evolucionar con el tiempo.

La resiliencia emocional y la recuperación después de una separación son posibles. Permitirnos sentir nuestras emociones, mantener una rutina, buscar apoyo social y, en algunos casos, recurrir a la terapia son estrategias eficaces para afrontar este desafío. A medida que trabajamos en nuestra salud emocional y nos enfocamos en el crecimiento personal, podemos superar el dolor de la separación y avanzar hacia un futuro más brillante. La vida continúa, y con el tiempo, es posible encontrar la felicidad y la plenitud nuevamente.

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