Trastorno Afectivo Estacional, una realidad normalizada.
NOSCE TE IPSUM por: Josman Espinosa Gómez
Árboles de navidad, luces, regalos, intercambios navideños, cenas y brindis navideños empiezan a llenar nuestros pensamientos y agendas a unos cuantos días de terminar el año, al parecer la alegría empieza a desbordarse al ver venir varias situaciones como las vacaciones, el aguinaldo y los reencuentros con seres queridos; pero siendo honestos, no todo es felicidad en estas fechas, ya que para mucha gente son épocas muy difíciles de sobrellevar por varias razones.
Son fechas que, a pocos días de hacer el recuento del año, aparecen los remordimientos, las culpas y las frustraciones por problemas financieros, lejanía de seres queridos y todas esas metas no cumplidas que nos hacen ver que tal vez el año que se va, no ha sido lo que esperábamos.
No es un secreto que son épocas donde las consultas psicológicas van en aumento en búsqueda de respuestas a esta mal llamada “depresión de fin de año o decembrina” también llamada “blues de fin de año”. Existen varias razones para que emanen estos sentimientos en estas épocas, tiene que ver con ser una temporada muy sensible, sobre todo para los que están alejados de su familia, en culturas como las nuestras donde nuestras tradiciones hacen eco de lo que fuimos, somos y seremos, sucesos como las posadas, cenas, intercambios, regalos, etc., son situaciones que se pueden extrañar si se está lejos.
Sin embargo, una de las razones más relevantes de esta situación generalmente es la frustración, esa frustración que nos abruma por no haber cumplido las metas que nos propusimos hace casi un año, además de los remordimientos y la ansiedad ante las nuevas resoluciones o falta de las mismas que tienen que ver con eso planteado. De una manera general todo esto se suma a las expectativas que no se lograron cumplir, ya que en muchas ocasiones nos ponemos metas muy altas que no alcanzamos a lograr para final de año, como comprar una casa, viajar, cambiar de trabajo o casarse, y cuando esas cosas no suceden vienen las grandes decepciones.
Existen algunos síntomas que evidencian este tipo de estado de ánimo en esta época, como lo son la falta de ánimo para las actividades laborales o sociales, los pensamientos fatalistas y, en casos más graves, pérdida de apetito y, por ende, de peso. Para evitar lo anterior en años siguientes es recomendable que las nuevas metas de inicio de año, sean planeadas en perspectivas reales y organizadas de manera que se puedan conseguir. Se tiene que aprender a organizar los propósitos, desde una evaluación, revisión y análisis basados en la vida real, de manera que cuando se planteen se puedan alcanzar. Es importante considerar las prioridades de cada individuo y reflexionar de forma positiva en lugar de culparse o hacerse la víctima por lo que no pasó.
Otra situación que se agrava con la llegada de estas épocas, es que las fiestas decembrinas se da un consumo excesivo de bebidas alcohólicas, que, aunque puede ser también un síntoma de depresión, puede camuflarse fácilmente en medio del alboroto de las reuniones familiares y sociales. Otro elemento que puede ser factor a considerar es el comer compulsivamente, así como el auto medicarse para sanar el dolor son señales de alerta. Por lo que estar pendientes de los familiares y amigos que presenten algunos de estos síntomas; también se debe pedir ayuda si este estado de ánimo continúa luego de la temporada decembrina. En personas con antecedentes de depresión, o en casos en los que haya síntomas más alarmantes, la decisión debe ser buscar ayuda inmediatamente.
Sumado a todo lo anterior, sabemos que no es un secreto que, en días más fríos y oscuros, uno se siente con menos ganas de hacer las cosas, menos productivos y desganados, provocando hasta enfermedades por lo regular de sentido emocional.
“Según Alonso Fernández Guastí y Rebeca Reyes Serrano, investigadores del Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, existe un tipo de depresión que se desencadena cíclicamente por las estaciones del año, llamada trastorno afectivo estacional (TAE), también conocida como SAD (seasonal affective disorder); las evidencias señalan como causa principal procesos fisiológicos relacionados con cantidad de luz solar, en este caso, la disminución de ésta” .
Esto es algo que a cualquiera de nosotros nos puede ocurrir, sin embargo, hay que tener cuidado con pacientes que sufren depresión o con trastorno bipolar ya que son más propensos a que se desarrolle.
Los investigadores , señalan que en los humanos, el reloj circadiano (cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario y que responden principalmente a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo) permite la organización y el óptimo funcionamiento del metabolismo de acuerdo con el momento del día, lo que resulta en reacciones que ocurren cuando son necesarias, por ejemplo, la producción de energía durante la fase de actividad (día) y los mecanismos de reparación durante la fase de descanso (noche).
Dicho lo anterior, se concluye que lo más importante para que esto pase es la sincronización de la luz, donde el sistema circadiano continuamente se adapta y se sincroniza con el medio ambiente, así pues, la disminución de las horas de luz durante los días invernales es la principal explicación al Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
Walfred Rueda, médico psiquiatra, agrega que si el desgano, la tristeza y el cansancio duran más de dos semanas, se trata muy probablemente de depresión. “La tristeza y el miedo son emociones humanas normales y pueden ser beneficiosas para nosotros, pero se vuelven peligrosas si son extremadamente intensas y prolongadas, lo que las convierte en depresión y ansiedad. Si la persona siente una tristeza abrumadora, se debe buscar ayuda profesional”.
Así que viendo que estas afectaciones son reales y son más comunes de lo que creemos, es importante señalar que una buena intervención psicológica o psiquiátrica puede ser una gran opción para sobreponerse. También ayuda exponerse a la luz del sol siempre que sea posible, hacer ejercicio o actividades al aire libre. Además, se recomienda propiciar la vida social y realizar actividades que sean satisfactorias, llevar una alimentación sana y variada, dormir lo suficiente y evitar el alcohol.
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