Cuando nuestro sobrepeso lo provoca la ansiedad

Ya son casi 8 meses desde que nos confinaron en nuestros hogares por causa del COVD 19, han pasado muchas cosas, muchas de ellas hemos sido conscientes y otras no las vimos hasta que se nos pusieron enfrente, una de ellas seguramente para muchos de nosotros fue la obesidad que nos sorprendió un día frente al espejo y cuando tratamos de volvernos a poner la ropa para salir ¿o no?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso son dos de los grandes problemas de salud que enfrenta la población mundial actualmente, estas se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar seriamente la salud, y esto es propicio para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos de aparato locomotor y hasta cáncer.

Hoy sabemos que hay estudios que han demostrado que uno de los factores de riesgo para ello, es la ansiedad. Ésta se caracteriza por una serie de experiencias psicológicas y fisiológicas como palpitaciones, taquicardia, sudoración, insomnio, sensación de falta de aire, movimientos constantes, falta de concentración, angustia. La ansiedad se acompaña de cambios importantes a nivel fisiológico, como la secreción de hormonas corticosteroideas en niveles muy altos y durante un tiempo prolongado, lo que a su vez hace que nuestro organismo y nuestro estado de ánimo no sean adaptativos, sino lo contrario.

No es un secreto que la principal causa del sobrepeso y la obesidad es el aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa. Ya sabemos que este aumento puede ocurrir por muchos factores, como la reducida actividad física, el procesamiento y distribución alimenticia, las dietas poco balanceadas o la falta de políticas que apoyen el sector salud. Los resultados de las investigaciones nos dicen que cuando nos sentimos ansiosos comemos más y mal.

Al encontrarnos en situaciones que nos provocan ansiedad, ocurre toda una serie de cambios químicos en nuestro cerebro. En estos momentos, algo que nos produce sensación de calma y satisfacción son los alimentos que tienen una mayor concentración calórica, que son asimismo menos saciantes, por lo que nos generan la necesidad de comer en grandes cantidades.

Además, el estrés constante y la ansiedad suelen provocar insomnio, lo que hace que en el día a día tengamos la necesidad de ingerir una mayor cantidad de alimentos, generalmente también con alto contenido calórico.

Específicamente, el consumo excesivo de azúcar activa el sistema cerebral encargado de metabolizar glucocorticoides, que son las hormonas que metabolizan los carbohidratos, y que además se activan en respuesta a la situación de estrés, provocando sensación de euforia. Esto último resulta adaptativo e importante para mantener la homeostasis en niveles de secreción moderados, pero en exceso puede ser problemático.

La ansiedad, además de relacionarse con la obesidad, se relaciona con el sedentarismo y el alto consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol o el tabaco, lo que, a su vez, provoca mayor sobrepeso y obesidad. Algunas investigaciones sugieren que una reducción estable de los estados de ansiedad favorece la disminución del índice de masa corporal. Por esa razón es importante conocer algunas formas de evitarlo. La clave está en la modificación de hábitos; entre los que se encuentran:

1. Detecta esos momentos de ansiedad: es importante tener claro sobre las situaciones que nos pueden estar provocando estrés constante.

2. Busca alternativas: los hábitos no se modifican de un día para otro, así como la ansiedad no desaparece de la noche a la mañana, con lo cual es importante aprender a encontrar relajación a través de cosas más funcionales que la ingesta excesiva de calorías., pero podemos empezar a hacer ejercicio físico, salir a pasear, visitar a alguien, leer un buen libro, tomar un té, ver una película.

3. Establece rutinas saludables: se trata de procurar que nuestro día a día este compuesto por algunas cosas básicas como tener una alimentación balanceada; hacer ejercicio moderado, tener momentos de descanso, compartir con nuestros pares, y procurar hacer actividades que nos produzcan motivación y satisfacción personal, lo que puede ser desde un hobbie hasta mantener aspiraciones profesionales a largo plazo.

En cualquier caso, es importante también pedir ayuda especializada si la necesitamos con un profesional de la salud, puede ser también muy útil para reducir nuestros niveles de ansiedad y mejorar nuestra respuesta a las situaciones estresantes.

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