¿La fe ayuda a enfrentar los desafíos de la salud mental?

Nosce Te Ipsum por: Josman Espinosa Gómez

Estos días estamos pasando por otra Semana Santa, una semana que para muchas personas en el mundo las lleva de vacaciones a algún lugar, a otras a guardarse y reflexionar sobre su fe, y tal vez a otras solo sean días comunes donde los niños no van a la escuela, más allá de cómo viva cada quien estos días, una realidad es que el referente religioso está presente, creas o no en ello. La herencia sociocultural que profesamos día a día no nos deja escapar de estos espacios y celebraciones, situación que casi nos obliga a pensar en un tema que se relaciona con otro: ¿la fe en ocasiones a través de la religión ayuda o no a mejorar nuestra salud mental que tanto nos hace falta en estos momentos?

La religión y la salud han estado relacionadas a lo largo de la historia, especialmente en los países orientales; en occidente, con la separación de la iglesia y la ciencia, desde la Edad Media esta relación se ha visto afectada. Sin embargo, durante los últimos 30 años ha habido un creciente interés y se han realizado investigaciones sobre la relación entre la religión, la espiritualidad y la salud mental, donde los resultados han demostrado, en su mayor parte, que la fe tiene un efecto positivo en el bienestar y la salud mental.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental se define como «las capacidades y la adaptación positiva que permiten a las personas hacer frente a la adversidad y alcanzar su pleno potencial y humanidad». Desde esta perspectiva, la resiliencia espiritual es una herramienta poderosa para hacer frente a la adversidad y mantener una buena salud mental. Hoy no es un secreto que la salud mental se está convirtiendo en uno de los temas de relevancia médica más apremiantes en todo el mundo, la cual requiere toda la atención posible. En un mundo postpandemia con efectos devastadores e incapacitantes desde la ansiedad y el miedo que han ido en aumento, provocando conductas negativas, así como un aumento del abuso de opiáceos y otras drogas. Por otro lado, millones de personas están recurriendo a la oración y a la ayuda espiritual y/o religiosa a través de la fe, así como al asesoramiento psicológico.

salud mental fe

Abdu’l-Bahá, sugirió un enfoque doble para la curación que bien podría contribuir y ampliar los conceptos de curación en el futuro. Él escribió: “Existen dos maneras de curar las enfermedades: por medios materiales y por medios espirituales. La primera se efectúa por el tratamiento de los médicos; la segunda consiste en oraciones que los seres espirituales ofrecen a Dios y en volverse hacia Él. Deben utilizarse y practicarse ambos medios”. Él explicó que “una dolencia causada por la aflicción, el temor o impresiones nerviosas será curada más eficazmente por un tratamiento espiritual que por uno físico”.

Dicho lo anterior, podemos asumir que, si cualquier terapia toma en consideración la realidad espiritual de la naturaleza humana, tendrá un beneficio espiritual para el paciente, ya que es cierto que existen factores psicológicos, sociales y culturales involucrados en el reconocimiento y manejo de los problemas de salud mental.

La ciencia médica actual define la salud mental en términos de componentes emocionales, intelectuales, físicos y psicosociales; sin embargo, si percibimos a los seres humanos como seres nobles y espirituales, este concepto podría tener un efecto positivo y más significativo en nuestra actitud hacia los pacientes y la salud mental. Esto no significa que la fe a través de la religión y la espiritualidad puedan reemplazar los esfuerzos y tratamientos profesionales. Pero las enfermedades mentales y físicas no tienen ninguna relación con el progreso del alma o el espíritu humano, y el pensamiento de que los pacientes con enfermedades mentales son menos espirituales es falso e incorrecto. La fe una poderosa fuerza espiritual que da una visión profunda del verdadero propósito y significado de la vida. No es un secreto que la participación espiritual y el apoyo de la comunidad refuerzan la capacidad de afrontar mejor los desafíos de la salud mental, fortaleciendo la capacidad de recuperación y el compañerismo, y disminuyendo el aislamiento y la soledad.

Hoy sabemos que las enseñanzas de la mayoría de las religiones buscan el bienestar de las personas y tienen una influencia preventiva con respecto a los trastornos físicos y mentales. Entre estas enseñanzas se encuentran la promoción de virtudes como el amor y la unidad. Sin embargo, las enseñanzas religiosas también han sido mal utilizadas o interpretadas, lo que ha dado lugar a la promoción del odio, el fanatismo y la violencia, todo lo cual causa división y conflictos, que también pueden tener un impacto negativo en la salud mental.

En conclusión, la fe, muchas veces a través de la religión y/o la espiritualidad, se vuelve un factor favorable para el fomento y cuidado de la salud mental, aunque es importante no caer en fanatismos y mucho menos sustituir un proceso psicoterapéutico y/o médico por ello, por el contrario, al ser complementarios, se pueden lograr mejores resultados juntos. No dejes de cuidar tu salud mental, sin sacrificar tu parte espiritual, ni viceversa.

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